Según un estudio realizado por la OMS en América Latina y el Caribe, Chile encabeza el ranking de más consumo de alcohol per cápita anual, alcanzado la cifra de 9, 6 litros por persona, seguido por argentina con 9,3 litros y Venezuela con 8,2.
Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, dice que el abuso de alcohol mata a más personas en el mundo que el sida, la violencia y la tuberculosis, además, es la quinta causa de muerte y discapacidad en todo el planeta.
Según el mismo estudio de la OMS, uno de cada cinco bebedores, es decir el 22%, practica episodios de consumo alcohólico excesivo.
Las cifras descritas son abismantes, es por ello que La Voz de Maipú se reunió con dos alcohólicos: Nelson y Vero, los cuales participan del programa, internacionalmente conocido, Alcohólicos Anónimos (AA). El objetivo fue reflexionar acerca de este programa y saber de qué manera ha ayudado a rehabilitar a miles de alcohólicos en el mundo.
Nelson lleva 22 años en el programa de AA, y desde el primer día que ingresó a una reunión nunca más ha vuelto a beber. Vero, al igual que su compañero, encontró un refugio en AA, que la ayudó en su proceso de rehabilitación. Ambos encontraron identidad dentro de este programa, se toparon con personas que pasaron por lo mismo que ellos.
¿Cómo se define a un alcohólico?
Está reconocido mundialmente como una enfermedad, es lo mismo que un drogadicto. Estamos hablando de una persona que ha perdido la capacidad de decir que no, de decir cuándo y cuánto.
Entonces, nosotros hablamos de una condición física que mi cuerpo reacciona distinto frente a la sustancia, llámese droga o alcohol. Yo tengo contacto con esto y mi cuerpo por alguna razón quiere más, independiente de que tenga una condición al hígado o de que me estoy muriendo.
Por ejemplo, tú te acercas a un lugar caliente y tu cuerpo lo rechaza, de forma natural, yo no, yo quiero más. Y eso es algo que se va desarrollando progresivamente en el tiempo, no siempre es un ataque a la botella, pero puede llegar a eso.
Lo otro es una condición mental, que por muy mal que lo haya pasado anoche, al día siguiente, digo “¿me irá a pasar lo mismo?”, “yo creo que no, esta vez sí que lo voy a controlar” y en eso pasa el tiempo. Porque yo sigo pensando, yo digo “no tomo tequila, me hace mal”, esa es la mente del alcohólico que se engaña.
El alcohólico está definido por la persona que perdió la capacidad de controlar las cosas, esa es la diferencia entre un beber social y un alcohólico. Porque el social se bebe una o dos copas y paró, el alcohólico no pude. Entró en contacto con el alcohol y tiene que pasar ese límite.
Además, es una enfermedad incurable, pero que tú la puedes detener. Esta se detiene cuando tu dejas de beber esa primera copa, hoy está comprobado por la ciencia médica que no hay una pastilla milagrosa que te vuelva a hacer un bebedor normal. El que cruzó el límite no puede volver a atrás. La gran mayoría que vuelve a beber después de un tiempo, vuelve a lo mismo, por eso decimos que es incurable.
¿Qué pasa con la persona que se emborracha todos los fines de semana, pero durante la semana es una persona normal, que tiene trabajo, estudia y responde a sus responsabilidades?
Dentro de la enfermedad hay varias etapas, nosotros las tenemos definida con nombres, hasta de animales, incluso.
Hay una primera etapa donde bebes y te emborrachas, pasa un tiempo y no pasa nada, no pierdes el trabajo, sigues siendo el mismo, pero en el momento de tomar el contacto con el alcohol tienes que curarte. No puedes parar, porque no es normal perder la conciencia, o sea es porque hay problema mayor.
Aquí cuando decimos que es alcohólico no significa que todos los días ni a cada rato, alcohólico es aquel que perdió la capacidad de controlar las copas.
¿Qué tipo de personas son las que llegan a AA?
A la comunidad llega de todo. El alcoholismo es una enfermedad transversal, que no respeta sexo, ni condición social, ni religión, nada. Desde jóvenes hasta a adultos. Y todos tienen algo en común que es el problema con el alcohol.
No pasa por condición social, no pasa por educación, pero sí pasa por una edad. Desde un principio se dio esa tendencia: el joven va a tender a creer que es pasajero, que es parte de. Igual llegan jóvenes en caso más excepcionales, porque para llegar a AA o pedir ayuda, tú tienes que tocar fondo, y eso pasa después de hartos años de beber, no tocas en los primeros días. Es derrota tras derrota y eso se va acumulando en años, hasta que se van produciendo perdidas: muchos pierden la familia, muchos perdemos trabajo, miles de pérdidas y eso nos ayuda un poco a llegar.
¿En qué consiste el programa de AA?
Al principio tiene mucho que ver con la identificación. Yo pensaba que esto me estaba pasando a mí y a nadie más, entonces me identifico y me doy cuenta que hay otros.
El propósito de AA, es de ayudar a otros, es parte de estar dispuesto a ayudarme a cambiar mi manera de vivir y adoptar una nueva manera de vivir. Lo que nos ayuda a nosotros es el programa y compartir experiencias y fortalezas con los demás, eso es lo que ayuda al alcohólico.
El programa de los doce pasos, es un programa de vida. Si bien es cierto que en el primer paso nos hablan que somos impotentes antes el alcohol. Pero los once y medio pasos restantes nos ayudan a vivir sin alcohol, nos ayudan a cambiar nuestra vida.
Tenemos pasos en los cuales nos acercamos a un ser superior, que nos ayuda un poco a conocernos, por ejemplo, un paso en el cual nos hacemos un inventario de lo que somos, de lo que fuimos, de todos nuestros defectos y después los vamos trabajando, vamos reparando daños, porque este es un cambio de vida permanente, tus defectos son inherente al ser humano. Nuestra misión es tratar de vivir mejor y para vivir mejor tenemos que aplicar estos pasos que son permanentes.
Vero, ¿cómo fue tu primer día en AA?
Yo nunca he bebido como una persona normal, yo no era de esas personas que bebía y de repente no sé qué pasó.
Aprendo, después de haber llegado a AA, que la primera vez que yo tuve contacto con el alcohol, yo tenía seis años. Estábamos en el cumpleaños de mi hermana y fuimos a comer a un restaurant y allí sirvieron los tragos con fruta, que estaban empapadas en alcohol, y mis papás me dieron la fruta y yo me la comí. Recuerdo, que cuando el mozo llegó con más fruta, mi pensamiento fue “quiero más fruta”.
Ahora que conozco AA, me doy cuenta que eso no es normal, una niña de seis años debería haber dicho “mamá, me siento mal. Algo pasó”, yo no dije eso, yo dije “más, ¡genial!”. No seguí bebiendo inmediatamente, pero esa es mi experiencia con el alcohol y siempre lo ha sido.
Años y décadas después, yo ya no daba más, con eso de levantarme todos los días y decir «hoy no quiero beber», ya había pasado demasiado tiempo que yo podía decir eso y sabía muy bien que yo iba a beber. No entender porque yo iba camino a la botillería diciendo “no, si lo voy a comprar por si acaso. Me lo voy a comprar, pero por si acaso”. Llegaba a la casa ya abriendo la botella. Esa desesperación llegó a su límite, de eso de pensar, sentar y decir “para mí esto es todo. No queda más que seguir tomando” y en ese momento hubo algo. Nosotros hablamos de un ser superior, sin ser un programa religioso.
Pasé 4 meses sin tomar y no se hizo más fácil, las cosas iban emporando, era una pena y un dolor por dentro que iba creciendo, por mucho que yo físicamente, mi cuerpo estaba reaccionando, adelgazando, pero por dentro yo no veía y físicamente eso se manifestó en un síndrome de mareo.
Me contacté con un amigo de EEUU que yo sabía que había estado en el programa y busqué en internet más ayuda y todo el mundo me apuntaba a AA, donde yo no quería ir a escuchar la triste historia de nadie. Todo el mundo me dice anda, anda, anda, yo dije “no me queda otra. Yo voy de mal en peor. Yo sé que voy a volver a tomar”.
Entonces, llegué a AA y lo que no me imaginé es que me encontré con gente alegre, gente feliz, gente ansiosa por ayudarme y demostrarme que hay otra manera y dejar que yo descubra esa manera de vivir, que alguien me encaminara a hacer yo, autónoma, encontrarme y encontrar una manera de vivir sin el alcohol, para mí eso fue la solución.
Hay un cierto prejuicio frente a AA y por eso mismo a muchos alcohólicos les cuesta dar el primer paso ¿Qué piensan sobre ello?
Eso poco a poco se ha ido cambiando, por la labor del Comité de Información al Público que ha mostrado el programa a las personas. Entonces, la gente ya no ve a AA tan escondidos.
Pero normalmente la gente se está acostumbrando a escuchar sobre AA y ya no es tan prejuiciosa como antes. No se piensa que anda el compadre con el saquito, ni la nariz roja, pero todavía hay mucha población que le hace falta ese entendimiento y para eso estamos trabajando para que no piensen que van puros curados y borrachos. Somos gente como cualquier otra, que hemos tocado fondo y que estamos en un programa de recuperación, estamos tratando de ser útil a la sociedad. Nuestro único objetivo es llevar este mensaje a quien lo necesita.
¿Cómo creen que se debería enfrentar el problema del alcoholismo en Chile?
Nosotros no estamos en contra del alcohol, no estamos en contra del consumo alcohol. A mí me hace mal, yo soy la persona que tengo un problema. Es como si los diabéticos se transformaran en anti azúcar, con campañas.
Yo tengo el problema, el alcoholismo está definido por el control, yo pierdo el control de beber, yo no puedo controlar el cómo, cuándo y cuánto. Por lo tanto, que consuma todo el mundo regularmente y sin mayor problema, hace que el índice de consumo sea sumamente alto, pero, ¿cuántos de esos son alcohólicos?
Contacto
Si sientes que tienes un problema con el alcohol, y quieres dejarlo, puedes contactarte con Alcohólicos Anónimos en su línea telefónica de 24 horas 8-260 10 46, su página de contacto es alcoholicosanonimos.cl.
Hay dos grupos que se encuentran en nuestra comuna, el Grupo Amonía que se reune de lunes a viernes a la 20 horas, además, sábados y domingos a las 17 horas, en calle Irarrázaval, 0399. El otro, es Grupo Un Despertar Feliz, que se juntan de lunes a viernes a las 20 horas en la calle Maipú número 1000.
Fuente de cifras: La Tercera.