La Casona Valdés fue construida en Maipú a finales del siglo XIX, aportó con agricultura y trabajo en un pedazo de la historia maipucina que quedó enterrada junto a su compostura y patrimonio.
Casona Valdés, denominada así por su antiguo dueño, fue una hacienda que llegó a albergar a 30 familias que trabajaban cultivando cáñamo, cebollas, espárragos y trigo, así como también se confeccionaban prendas de vestir, siendo un lugar importante para el sector.
El fundo —originalmente denominado San Juan de Chena—, era de un político con trayectoria, llamado Antonio Valdés Cuevas. Fue alcalde de Iquique, que en su paso, realizó obras de progreso para esa ciudad. Siguió siendo diputado por Chillán, fue senador de la República, y terminó como ministro del Interior en el gobierno de Federico Errázuriz Echaurren.
Le interesaba el comercio en el área minera y llegó a ser presidente de la minera de Tocopilla, sin embargo, dedicó gran parte de su vida a trabajar en la agricultura en su casona, La Casona Valdés.
Este fundo tenía avances tecnológicos destacables en la época, tales como servicio de agua potable y una turbina que generaba luz eléctrica. Además de su arquitectura representaba mucho a la época europea del siglo XX.
Entre los bienes que existían en su interior, había pinturas del destacado pintor chileno, Pedro Lira, como también, esculturas de mármol.
Incluso, llegó a ser parte del rodaje del film «Julio Comienza en Julio», en los años 70’s del director chileno Julio Caiozzi, cinta catalogada como «la mejor película chilena del siglo XX» por votación popular.
No obstante, a mediados de 2013 el lugar pasó a manos de GrupoVilla, quienes construyeron en ese lugar el Midmall Maipú, un Outlet que tiene estacionamientos, un cine, patio de comidas, gimnasio, entre otras cosas.
La casona no fue intervenida y quedó intacta, pero bastante maltratada, y los nuevos dueños afirmaron que no tenían el dinero para repararla, por lo tanto se iba a quedar así.
Ese mismo año, algunos vecinos del sector quisieron juntar firmas y hablar con la Municipalidad para poder ocupar esa casona y convertirla en un centro cultural, sin embargo, no hubo frutos.
Existen avisos del 2017 que invitaban a “visitar la casona más tenebrosa”, realizando un recorrido nocturno por esta, queriendo convertir un patrimonio en una “casita del terror”.
Hoy solo quedan vestigios de lo que fue una parte importante para la agricultura y producción en Maipú, hoy rodeado de un centro comercial.