Crónica: Los últimos días del reinado de Cathy Barriga (o así fue el día que perdió)

Un exfuncionario municipal que estuvo en un puesto de confianza me lo resume de la siguiente manera: “aunque te cueste creerlo, Cathy Barriga nunca se dio siquiera cuenta que su gestión municipal era malísima”. Me lo dice por teléfono, con la soltura que muchos, una vez consumada la derrota en las urnas, se refieren a quien fuera su exjefa.

Otros, prefieren no hablar. Reconocen -eso sí- bajo la promesa de jamás revelar sus identidades que, antes de trabajar cerca de la alcaldesa, “tuve que firmar un contrato de confidencialidad por 50 millones de pesos, en favor de ella. Si yo hablo en público de la gestión, tendría que pagarle eso a ella”.

Lo cierto, conjeturas más, conjeturas menos, es que hay cosas que -en política- pocos discuten. Por ejemplo, se sabe que cuando un alcalde va a la reelección, ese proceso se parece más a un plebiscito, donde la ciudadanía debe aprobar o rechazar la gestión. Y es que en 4 años la persona que está de alcalde en la comuna, maneja y decide los destinos de poco más de 480 mil millones de pesos. 

En ese sentido la señal que Barriga recibió el pasado 16 de mayo no acepta matices. Con el 100% de los votos escrutados, es decir con 194.831 preferencias, apenas 43.108 fueron por ella. El total de candidaturas, algunas más o algunas menos de izquierda, obtuvieron en su conjunto 149.617. 

Las maipucinas y maipucinos castigaron, en las urnas, una gestión que hizo noticia por niñeras contratadas con fondos municipales, o por una alcaldesa que, cuando tuvo que aplicar una subida de sueldos a sus trabajadores, decidió comenzar por ella misma

Para no hacer eterna la crónica, no listaremos acá el total de bailes, desafíos a la contraloría o demandas que realizó en contra de medios de comunicación (La Voz incluída). En vez de eso, ofreceremos la compilación de una seguidilla de hechos, que muestran el nivel de desconexión de Barriga con la realidad política de la comuna.

Acto 1: Cathy Barriga comunica que va a la reelección

barriga balacera

Es 20 de noviembre de 2019 y Barriga está contenta. En el Cerro Primo de Rivera se está llevando a cabo una zumbatón. Centenares de personas bailan y la alcaldesa conversa por teléfono. Ese día Barriga debía anunciar si renunciaba al cargo de alcaldesa, para poder postular a las elecciones parlamentarias del 21 de noviembre de 2021. 

Pero ese 20 de noviembre, Barriga habla con su esposo, el diputado Joaquín Lavín. La pareja, que en política actúa como dupla, debe decidir qué se hace. Faltan 15 segundos para que la alcaldesa suba al escenario. La decisión está tomada. Sus asistentes transmiten en vivo en su cuenta de Instagram: Barriga anuncia que no renunciará. Asegura que irá a la reelección.

La decisión era una apuesta firme. Hace poco tiempo, la alcaldesa habría pedido un préstamo de poco más de 35 millones de pesos, para pagar su defensa ante la acusación de notable abandono de deberes, realizada por la oposición en su contra, contratando a su abogado defensor Ramiro Mendoza, exContralor General de la República. 

Hasta última hora, Barriga se debatía entre ir por una diputación o un cupo en el senado. Sabía bien, que en el gobierno no tendría cabida. Un exAsesor hoy nos señala que “Ella sabe que en el gobierno no tiene cabida. Todos los amigos de Lavín Jr se fueron. Ya no está Monckeberg o Ward. Desbordes, cuando estuvo de diputado acá le levantó una muralla”.

En la UDI la gestión de Barriga generaba anticuerpos. Muchos de los asesores que llegaron de la Fundación Jaime Guzmán, terminaron yéndose a otros municipios.

Ese día Barriga sellaba su suerte y lo hacía convencida que la apuesta era segura. De hecho, el Diputado Lavín repitió en varios círculos que “la alcaldesa sacará sobre el 60% de las preferencias según las encuestas”.

El cálculo estaba absolutamente errado: no pasó el 23%.

Acto 2: No puede hacer campaña

Si el círculo que acompañó a Barriga en las elecciones del 2021 hubiese tenido mínimos conocimientos políticos, podrían haber anticipado el descalabro que se dibujaba en el horizonte. Sin embargo Barriga, fiel a su idea de que no podía haber otro jefe, aparte de ella (por eso nunca nombró un jefe de gabinete), decidió actuar -en la práctica- como su propia jefa de campaña.

Maritza Velásquez, quien es encargada social de alcaldía  y Consuelo Alcoholado, quien ejerció como encargada del BEAS y call center Aló Covid,, fueron las personas que la acompañaron en su campaña. Una fuente de la UDI indica que “Francisco Parra (DIDECO) y Victor Caro (exConcejal de Ñuñoa y encargado de eventos) tenían claro que iban a perder, pero no fueron escuchados.

La decisión, en todo caso, de no hacer campaña en terreno, pasó por Barriga, quien incluso señalaba los lugares donde se harían los banderazos. Ante una oposición que presentó cuatro candidatos, las posibilidades de triunfo ante la dispersión de votos, eran la carta que Barriga tenía bajo la manga. Eso, y su enorme popularidad en redes sociales.

Sin embargo, nunca se habló en la campaña, pero Parra y Caro intuían que el que la alcaldesa no pudiese caminar tranquila por la Plaza Maipú, era señal que la derrota era posible.

Acto 3: El día de la derrota

Al igual que el exAlcalde Roberto Sepúlveda (UDI) el año 2004, el día de la derrota Barriga estaba optimista. Más allá de que en el ambiente se veía mucho elector votando, lo que claramente atentaba contra sus opciones, la alcaldesa -ese día- transmitió seguridad y triunfalismo.

Dos fuentes declaran a este redactor que la UDI hizo una encuesta, la que le daba un 35% a Tomás Vodanovic y un 30% a Barriga. De hecho, Francisco Parra la habría recibido y compartido con algunos cercanos.

La misma Barriga habría visto la encuesta. Pero decidió no creer. Prueba del ánimo del día es que a los funcionarios municipales que andaban de apoderados en los colegios, se les dijo que la celebración sería en el mismo municipio.

Pero esa noche, claro está, no hubo globos, ni Instagram, ni Tik Tok ni chayas. Esa noche hubo enojo, frustración y una pelea a los gritos entre el equipo de Barriga.

En la calle Luis Gandarillas, Barriga está con Maritza Velásquez y la jefa de comunicaciones: Camila Cornejo. También está Francisco Parra. El ausente es el Diputado Lavín.

Son pasadas las 19 hrs y al comando comienzan a llegar los primeros reportes de los apoderados de mesa. La tendencia es clara. Vodanovic le gana en casi todas las mesas y Barriga está disputando voto a voto el segundo lugar con la dirigenta social: Viviana Delgado.

El triunfalismo se esfuma en cuestión de minutos. Y las sonrisas se transforman en rostros serios y dientes apretados. La fiesta, esta vez, no se llevará a cabo. 

Como en una mala película, lo que sería un carnaval se transforma en una pelea. Consuelo Alcoholado y Camila Cornejo habrían recriminado a Francisco Parra. Lo culpan por las declaraciones que dio a Mega, donde normalizó el cobro de horas extras fraudulentas

Parra se va del comando y los apoderados de mesa de la DIDECO que Parra gestionó hacen lo mismo. Ya no hay votos que defender porque la derrota es contundente. 

Barriga se retira en silencio y su grupo de confianza -a los minutos- imita la acción de la jefa.

Tomás Vodanovic, el mismo que días antes se quejaba de la cobertura del matinal Bienvenidos a Barriga, hoy es esperado por todos los medios. La Batalla de Maipú la ganó el Frente Amplio.

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Nicolás Aravena

Fundé La Voz a los 21 años. Dicen que escribo bien, me apasiona la política, fotografía y entender el mundo que habitamos. Dejé de fumar hace poco, hago chistes malos y bailo pésimo

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