No fue fácil su construcción. Desde que O’Higgins pusiera la primera piedra en 1818, pasó mucho tiempo hasta crear el Monumento Histórico que se puede apreciar ahora.
En primera instancia, se levantó la Capilla de la Victoria o también llamada Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, la cual fue inaugurada un 2 de junio de 1895 y duró hasta que los movimientos telúricos terminaron por convencer de que se debería hacer un nuevo y más sólido templo, esto ya en 1942.
De hecho, en el mismo terreno, se puede apreciar dos paredes de ladrillo de esa capilla, lo cuales fueron reconocidos con un alto valor histórico, debido a que allí se encuentran ladrillos que habría puesto el mismo O’Higgins.
Para el arquitecto UC Federico Sánchez, conocido por su programa junto a Marcelo Comparini «City Tour» estas paredes son realmente una conmemoración: “Las ruinas se han despojado de sus aspectos funcionales, y está solamente ahí en términos simbólicos”.
Más allá de lo religioso: La arquitectura del templo
El Templo Votivo de Maipú, llamado así por los votos que realizó Bernardo O’Higgins a la Virgen e inaugurado en 1974, fue creado para fines conmemorativos y religiosos, pero hoy ya no es su función más preponderante. En un país donde la Iglesia Católica está tan desprestigiada, y con tasas cada vez más reducidas de creyentes, este santuario toma una apreciación visual, más que cualquier otro sentido.
A los costados de la imponente construcción, se pueden apreciar pilares con una curvatura bastante sutil. Es una columnata que simulan dos brazos. “Es el abrazo de esta virgen para cobijar a su pueblo”, lo denomina Federico Sánchez.
La Cruz del Templo simboliza a la corona de la Virgen. Desde la posición terrenal, se ve bastante pequeña, pero su altura oscila en los nueve metros. Pesando casi dos mil kilos.
Se intentó colocar esta cruz mediante un helicóptero, sin embargo, el viento jugó en contra, lo que provocó que se subiera por parte, afirmó un agente pastoral.
El arquitecto creador de este templo, Juan Martínez, diseñó un mirador que se encuentra a 60 metros de altura, en el interior del santuario. En el cual, se encuentra una rosa de los vientos, que indica dónde están diferentes templos del mundo, tales como: el de Luján en Argentina, Calcuta en India, Guadalupe en México, entre otros.
El Monumento que se conoce actualmente, y que es el más grande del país, se puede observar desde un principio —por dentro y por fuera—, vitrales de diferentes tonalidades, logrando una luminosidad en el interior del santuario.
Los vidrios son montados en un armazón de cemento, lo que a la vista de las personas se va creando en conjunto líneas que terminan en un dibujo. Como por ejemplo, La Virgen.
Dominan los colores rojos, violetas y azules, logrando entrar iluminación en poca abundancia. Los vitrales se empezaron a ocupar en los templos en la época Románica, sin embargo, su apogeo se dio en la arquitectura gótica.
Sin duda, este Templo simboliza muchas historias, bastante importantes para los y las maipucinas, pero también para todo Chile. Hoy son muy pocas las personas que van a rezar a este lugar, sin embargo, seguirá siendo parte del paisaje maipucino, que hermosea la comuna.