Bolsas, bombillas, botellas y envases de alimentos son productos fabricados con plástico de un solo uso, el que ha aumentado con el paso de los años, debido al modelo de consumo de la población. Este tipo de plásticos está contaminando el planeta, impactando fuertemente en la crisis climática.
En Chile se generan 51 kilos de residuos plásticos de un solo uso al año, según el Plastic Waste Makers index (Índice de fabricantes de residuos plásticos), estudio elaborado por Fundación Minderoo, que encabeza Singapur, Australia y Omán, en los primeros tres lugares, y en el que nuestro país quedó en el 11 lugar, después de Emiratos Árabes Unidos.
Para Carmen Gloria Ide, directora ejecutiva de Círculo REP -alianza corporativa que busca colaborar en la construcción de acciones que aporten al desarrollo sostenible- lo más complejo de las cifras reveladas por este estudio es que “no somos conscientes de lo que estamos generando”.
Además, agrega la ejecutiva, “esto se ha exacerbado por la pandemia, porque tenemos guantes, mascarillas y otros insumos médicos que aumentan este número, así como los delivery con bolsas y cubiertos que vienen con mucho embalaje”.
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Justamente, se aprobó recientemente en Chile una ley que prohíbe los plásticos de un solo uso y otros desechables en locales de comida y de envío a domicilio. A esta normativa se suma la Ley REP, que entró en vigencia en marzo de 2021, y que obliga a los fabricantes a organizar y financiar la gestión de los residuos de sus productos.
Ecodiseño, una solución
Carmen Gloria Ide estima que todo esto es un avance, pero también debe haber mayor conciencia desde la ciudadanía. Es decir, “que cuando elijamos algo, lo hagamos seleccionando ciertas características medioambientales positivas. Recién ahí va haber un cambio, porque traccionaremos el mercado para tener una oferta mucho más responsable medioambientalmente”.
De lo contrario, difícilmente las empresas cambiarán el tipo de envase y embalaje que están utilizando. Por lo mismo, las compañías deben repensar la elaboración de sus productos, considerando el ecodiseño durante el proceso, incorporando criterios para que estos no generen residuos o tengan la menor cantidad posible de externalidades negativas para el entorno.
“El ecodiseño invita a revisar todo el flujo productivo de un producto, para que sea mucho más sustentable. Pudiendo encontrar soluciones como productos biodegradables o compostables”, indica Ide, quien agrega que en el caso de la Ley REP, las empresas tienen dos caminos: seguir generando residuos y pagar por lo que significará su gestión o evitar la generación de residuos, repensando el diseño del producto y mejorando sus impactos en el corto y largo plazo.
Esto último es a lo que se debería apuntar, dando espacio también para que por ejemplo los distintos centros de investigación del país, desarrollen soluciones de la mano de las empresas. Pero para que esto ocurra, concluye Ide, “debe desarrollarse una industria más consciente y responsable respecto de la generación de residuos, acelerando la innovación y acercando dichas soluciones ambientales a las empresas, porque si no las tenemos a mano, sobre todo para las pequeñas empresas, será muy complicado lograrlo”.
A raíz de esto es necesario fortalecer el ecosistema, donde se trabajará colaborativamente para que este tipo de innovaciones puedan ver la luz.