Entre las instrucciones de San Martín, estuvo darle un poco de vino o aguardiente a los soldados, sin la posibilidad de sobrepasarse para que no sea una desventaja.
La Voz de Maipú conversó con un profesor de Teoría de la Guerra, que analizó algunas de las instrucciones de José de San Martín en la destacada Batalla de Maipú.
La Batalla de Maipú que aconteció el célebre 5 de abril de 1818, tuvo distintos sucesos emblemáticos para la historia de Chile y Latinoamérica. El abrazo entre Bernardo O’Higgins y José de San Martín, la Independencia de nuestro país o las acertadas tácticas que se dieron en un marco estratégico en Maipú, son parte de la valiosa historia nacional.
Sin embargo, la batalla que terminó exitosamente y que se conmemora todos los años, solo es una consecuencia y efectos de una planificación encabezada por el Capitán general en jefe José de San Martín.
Por otro lado, varios hombres conocidos hasta ahora, estuvieron en dicha contienda en contra del Ejército Real de Chile que defendía la Monarquía Española. Bernardo O’Higgins estuvo en la cabeza de la División de Reserva, que provenía de Santiago. Manuel Blanco Encalada participó en la Primera División Derecha con 152 hombres en su poder. Ramón Freire, Juan Gregorio de las Heras, entre otros.
Asimismo, no dejan de ser llamativas las instrucciones de San Martín utilizó para ganar el combate más importante en Chile. Jorge Vigo, argentino y profesor de Teoría de la Guerra, comentó el texto “Los Leones Invencibles de las Heras” de Andrés Rebechi. Allí aparecen las normas del Capitán que no solo ayudó a liberar Chile, sino Argentina y Perú.
Instrucciones de José de San Martín para la Batalla de Maipú:
1.- Antes de entrar en acción procurarán los jefes dar una ración de vino o aguardiente (prefiriéndose siempre el primer licor) a su tropa, pero con tal método que el soldado no pueda propasarse.
Jorge Vigo comentó que esta práctica se ha utilizado a lo largo de la historia de las guerras. Y que el motivo inicial es calmar un poco los nervios de los soldados. Podría ser una ayuda un poco arriesgada debido a los efectos del alcohol, sin embargo, Vigo afirmó “Son los jefes quienes administran la ración de vino debido a que ellos deben conocer a cada combatiente”.
2.- Es absolutamente prohibido que ningún herido puede retirarse en la acción, excepto los que puedan ejecutarlo por sus pies, pues cada uno de ellos necesita cuatro para su conducción y de este modo la línea quedaría debilitada en pocos momentos.
Esta instrucción es bastante acertada en un contexto de guerra, debido a que por cruel que pueda ser, en acción ocuparse de un soldado herido puede ser una debilidad.
“Las tropas aproximadamente son de 400 soldados, lo que significa que no son muy grandes para ocuparse en ese momento de ellos. En aquellos tiempos no existían médicos que estuviesen en la zona de combate, por lo tanto, no se podía realizar”, enfatizó Vigo.
En ese sentido, Jorge comentó que una de las estrategias realizadas en guerra es herir y no matar, para así puedan ocuparse de los lesionados. “Un francotirador no tira a matar al enemigo, sino que lo hiere, para que vayan otros soldados a auxiliar y pueda seguir en ventaja; es una táctica bastante psicológica”.
3.- Se encarga a los jefes de artillería que sus primeros tiros sean bajos para poder comparar sus efectos.
Según Jorge, esta frase hace referencia a que en esos tiempos las balas que se ocupaban podían rebotar. Lo cual era una buena oportunidad para herir al enemigo, debido a que podían llegar hasta 100 metros. Sin embargo, el rebote dependía del terreno, así que se debía probar el suelo. Si estuviera muy suelta la tierra o con barro por lluvia, la munición probablemente quedaría enterrada, por lo tanto, tantear el terreno era lo más óptimo.
(Jorge Vigo precisó que la artillería sabía de memoria qué tenía que hacer. Por lo tanto, intuye la preocupación de San Martín por ganar la Batalla de Maipú, que lo llevó al papel y lo dejó establecido para reafirmar que todo estuviese claro).
4.- El silencio es el que mantiene más el orden y aterra más al enemigo.
Siguiendo la misma línea del juego psicológico que se vive en las batallas, en este caso San Martín optó por el silencio, por sobre la bulla. “Primero tiene que ver con algo práctico, para que se pueda escuchar las instrucciones del jefe, pero también tiene que ver con el juego mental que se hace al enemigo. Por ejemplo, no alarmarse por bajas en hombres y mantener un solemne silencio podría entenderse como una fuerza superior”, agregó Vigo.
También se describe las tenidas de los soldados enemigos, considerando el Regimiento Burgos, Escuadrón de Dragones de Arequipa y Batallón de Infantes Don Carlos. Casacas azules, solapas blancas, chupines blancos, botones blancos, entre otros, son parte de la inteligencia para identificar a los oponentes ante cualquier imprevisto.
La Batalla de Maipú fue un ejemplo de planes y estrategias triunfadoras tras elegir en primer lugar, un campo de batalla favorable, un exitoso uso de las armas y métodos que debilitan al enemigo (Corona Española).
De hecho, han comentado que esta batalla causó un daño irreparable en la moral del Ejército Realista de la América Española, y que impulsó las campañas independentistas de José de San Martín y Simón Bolívar en el Virreinato del Perú, donde habían cerca de 30 mil hombres realistas dispuestos a la batalla.