Hoy, 30 de noviembre de 2021, se cumplen 20 años desde que Eduardo Miño, un maipucino de 50 años, padre de tres hijos y militante del Partido Comunista, tomó la drástica decisión de herirse con un cuchillo en el abdomen, rociarse líquido inflamable y prenderse fuego frente a La Moneda en una contundente señal de protesta.
Era cerca del medio día, poco antes de su inmolación, el trabajador que había pasado parte de su vida luchando contra la empresa Pizarreño, responsable de la muerte de su padre y otras decenas de amigos y trabajadores por el uso de asbesto, comenzó a repartir unas hojas entre los transeúntes, las cuales contenían una carta que explicaba su historia y el acto que estaba apunto de cometer.
Coopertativa publicaba a las 12:33 horas de aquel viernes el texto íntegro de la misiva:
A la opinión pública: Mi nombre es Eduardo Miño Pérez, carné de identidad 6.449.449-K de Santiago. Militante del Partido Comunista.
Soy miembro de la Asociación Chilena de Víctimas del Asbesto. Esta agrupación reúne a más de quinientas personas que están enfermas y muriéndose de asbestosis, participan las viudas de los obreros de la industria Pizarreño, las esposas y los hijos que también están enfermos, solamente por vivir en la población aledaña a la industria. Ya han muerto más de 300 personas de mesotelioma pleural, que es el cáncer producido por aspirar asbesto.
Hago esta suprema protesta denunciando:
1.- A la industria Pizarreño y su holding internacional, por no haber protegido a sus trabajadores y sus familias del veneno del asbesto.
2.- A la Mutual de Seguridad por maltratar a los trabajadores, enfermos y engañarlos en contra de su salud.
3.- A los médicos de la Mutual por ponerse de parte de la empresa Pizarreño y mentirle a los trabajadores no declarándoles su enfermedad.
4.- A los organismos de Gobierno por no ejercer su responsabilidad fiscalizadora y no ayudar a las víctimas.
Esta forma de protesta, última y terrible, la hago en plena condición física y mental como una forma de dejar en la conciencia de los culpables el peso de sus culpas criminales.
Esta inmolación digna y consecuente la hago extensiva también contra:
Los grandes empresarios que son culpables del drama de la cesantía, que se traduce en impotencia, hambre y desesperación para miles de chilenos.
Contra la guerra imperialista que masacra a miles de civiles pobres e inocentes para incrementar las ganancias de la industria armamentista y crear la dictadura global.
Contra la globalización imperialista hegemonizada por Estados Unidos. Contra el ataque prepotente, artero y cobarde contra la sede del Partido Comunista (PC) de Chile.
Mi alma que desborda humanidad ya no soporta tanta injusticia.