En conversación con Podría Ser Peor de Radio Biobío, la alcaldesa de Cerrillos, Lorena Facuse, se refirió a la toma «Nuevo Amanecer» que alberga al menos, a 10.000 habitantes.
La toma que existe desde principios del 2020, donde incluso existen casas de concreto, esta ubicada a un costado de la Ruta 68 en lo que fuera un basural, y es la más grande de la Región Metropolitana.
“Al principio era un grupo pequeño y no se hizo algo para contenerlo. Una autoridad intervino, pero hubo gente que vendió los terrenos sin ser los propietarios“, relató Facuse. Situación similar que se repite en la comuna de Maipú, donde en el trébol del «cruce» de Camino a Melipilla con Avenida Pajaritos existe un campamento en el que distintas bandas se dedican a la venta de terrenos ilegales y espacios públicos.
La máxima autoridad comunal de Cerrillos, además agregó que “gente inescrupulosa se toma el terreno y lo venden a extranjeros (…) Los sectores no están urbanizados porque eso era un basural“.
En ese sentido, Facuse esclareció que en sus inicios, el terreno debió haber estado cerrado y cercado, no obstante se encontraba básicamente abandonado.
Asimismo aseguró: “esto es algo que también tiene responsabilidad las empresas (…). Cuando llegamos al mandado dijimos que esto es una realidad que teníamos que asumir (…). El campamento tiene construcción sólida, y esto también se suma a la 0% política antinmigración que tiene el gobierno”.
La jefa comunal también comentó que “en menos de 15 años no se va a erradicar (…) Esta es una mini ciudad, hay almacenes. No tienen luz, ellos se cuelgan de la población Oreste Plath, sigue así y Enel puso una instalación provisoria para que las personas no tengas problemas de incendios”.
Inés, una de las dirigentas del lugar, explicó que debido al sueño de la tan anhelada casa propia no dudó en hacerse de un terreno: «estaba complicada con la plata del arriendo y vi la oportunidad de ver qué pasaba«.
A pesar de que se trataba de un terreno sin dueño -o desconocido-, para adquirir un suelo, había que comprarlo. Así relató Louna Farelus, inmigrante y dirigenta de la comunidad haitiana, quien conversó con Meganoticias y aseguró que habían sectores delimitados por un supuesto dueño: «tenías que comprar el terreno. Nos vendieron y compramos por necesidad”.
Pamela Santisteban también llegó a vivir al lugar: «me traspasaron el terreno y me cobraron 500 mil pesos», relató. Pamela comentó que la diferencia que se halló en la zona fue que muchas de las construcciones estaban hechas de concreto, en su mayoría edificadas por haitianos que llegaron a la toma. Incluso ellos mismos instalaron una ferretería.