Todo el mundo político se miraba extrañado a primera hora del día de ayer, cuando comenzaban a trascender los nombres que integrarían el quinto cambio de gabinete del Presidente Sebastián Piñera. Mario Desbordes y Andrés Allamand por Renovación Nacional, salían del congreso para integrarse a un gobierno que, las encuestas, dicen que se cae a pedazos.
La salida de Desbordes tiene todos los tintes de una «quema de naves». El término, dicen que viene de la decisión que tomó Hernán Cortés durante la invasión a México, en el sentido de destrozar los barcos, para darles la señal a sus hombres, que una vuelta atrás era imposible.
Y la decisión de Desbordes tiene todos los componentes de una quema de naves. Aunque no sabemos si lo hizo mirando bien el escenario (o la marea). Hasta ayer Mario Desbordes era Presidente de Renovación Nacional y Diputado de la República, electo por el distrito 8, que incluye a las comunas de Maipú, Cerrillos, Estación Central, Lampa, Colina, TilTil, Quilicura y Pudahuel
Además estaba en su primer periodo, por lo cual tenía posibilidades de optar a una reelección. Pero hoy todo eso es historia.
Piñera se llevó a dos pesos pesados de Renovación Nacional, los mismos que hace apenas unos días discutían con encono a través de un matinal. Allamand acusaba a Desbordes de haber sido el que abrió la puerta al proyecto del retiro del 10% y Desbordes devolvía el ataque, indicando que el siempre dijo que el 10% era la última de las medidas posibles.
Con las elecciones internas de RN fijadas para noviembre, el escenario estaba montado y los actores se preparaban: Desbordes buscaría la reelección y Allamand (o alguien que lo representase) buscarían volver a doblar el timón del partido hacia la derecha.
Desbordes, sus orígenes y la derecha socia
Nacido en Los Andes, en el curriculum de Desbordes se asoman elementos que son difíciles de encontrar en la derecha chilena: Porque Desbordes pasó su infancia en La Cisterna, y cursó sus estudios primarios y secundarios en colegios con letra y número. Luego ingresó a carabineros, institución a la que renunció para casarse. Después obtuvo un diplomado en administración de empresas y una licenciatura en ciencias jurídicas de la Universidad La República (ambos estudios vespertinos). Y toda esa historia son las credenciales que hacen de Desbordes un ave extraña para ciertos sectores de la derecha.
En el parlamento Desbordes llegó a hacer política, y son varios los sectores de la izquierda que le reconocen su capacidad de dialogar. De hecho, en la pelea por la TV, Allamand no estaba mintiendo, cuando lo señaló como la persona que abrió la puerta a su sector, para aprobar el retiro.
Y las razones de su decisión, probablemente se encuentren en los orígenes de Mario Desbordes. La razón para que en la última votación en la cámara de diputados, el Presidente del partido donde militaba Sebastián Piñera, cruzó la línea y entregó una señal clara: apruebo.
Y no era la primera vez. En el proceso de discusión de cambio de la constitución, declaró a su sector político: «No inventemos el cuco de la asamblea constituyente». Es decir, hace rato que Desbordes «desbordaba» a su sector, sumando enemigos por la derecha, y acercándose al centro, aunque con tintes de derecha.
Por ello, no es de extrañar que los más duros (¿Aló Allamand?) no vieran con buenos ojos a un diputado que declaraba que su hijo «marcha por la pensión de mi padre, que es de $180.000 pesos». Por eso, se entiende la rabia de la derecha más cavernaria (¿Alo Jacqueline?) cuando Desbordes le decía al país que si no fuera diputado «yo también estaría marchando».
En su discurso se aprecian influencias de algunas derechas de Europa, que apuestan por el crecimiento económico y promueven la competencia, a la vez que hacen crecer al Estado y llenan de derechos a sus ciudadanos. Son Estados de bienestar, que recaudan impuestos, con especial énfasis en quienes más tienen, y que reparten a la gente, para asegurar mínimos de dignidad.
Y el discurso de Desbordes iba calando profundo en algunas personas de derecha y centro, que no creen en el PC o el Frente Amplio. Desbordes crecía y se perfilaba, dicen algunos en RN, para haber competido con Lavín en una primaria presidencial.
El negocio de Piñera: Un Ministerio para silenciar a Desbordes y calmar a RN… y la UDI
Piñera antes que Presidente es un empresario. Y antes que empresario, un especulador y negociante. Y lo de ayer, fue un negocio con tintes de negociación con todas sus letras. La guerra que recorría a RN y que terminó con parlamentarios saliéndose de la bancada, el mandatario la solucionó ingresando a los dos rostros visibles de las almas que conviven en la tienda de Antonio Varas, a su gabinete.
Si antes el diputado y el senador peleaban por la TV, hoy ambos son ministros y colegas. Pero Piñera sabe por qué hace las cosas. Mientras Desbordes abrió la puerta al 10%, Allamand intentó -usando todas las artimañas- el que la iniciativa no fuera aprobada.
Y en política no existen las casualidades. Por ello, no es casual que mientras a Andrés Allamand lo dejan de Ministro de Relaciones Exteriores, es decir como uno de los que estará en el comité político, a Desbordes le den el Ministerio de Defensa, un cargo con alta responsabilidad, pero sin acceso al equipo político y con escasa intervención en los medios.
Es decir, Piñera, una vez más realiza una jugada donde premia a uno, y castiga al otro. En la UDI, hay que decirlo, están felices con la desaparición de Desbordes en el parlamento. Además, el que podría haber disputado con Joaquín Lavín la candidatura presidencial, estará atrapado en la maraña de actividades que involucran a un ministerio de bajo perfil.
Mario Desbordes quemó las naves
Al igual que Hernán Cortés, y de manera inexplicable (salvo que haya recibido presiones), el ascendente Mario Desbordes le prendió fuego a su propia nave. Se fue a un gobierno que se cae a pedazos, al que le queda un año y medio de transitar y quizás, el único triunfo, fue haber dejado a Camilo Morán (su exJefe de gabinete) instalado en el parlamento.
Sin embargo hoy queda a merced de las decisiones de Piñera, quién -no sería raro- podría querer pasarle la cuenta en unos meses. A merced de la voluntad presidencial, Desbordes tendría difícil un retorno. Ante un nuevo cambio de gabinete, Desbordes podría quedar a la deriva: no habría diputación a la que volver, y de presentarse a una nueva elección en el distrito la tendría difícil. No podría regresar tan fácil a RN, pues ya no es Presidente y quedará fuera de la próxima elección interna.
Desbordes quemó sus naves y quedó enmudecido. Lo que era una carrera que iba en ascenso, hoy quedará atrapada en un Ministerio, y su suerte anclada a la de un gobierno que cada día suma más rechazo.
Lo único que queda por ver, es si tras Desbordes se puede seguir sosteniendo en el parlamento la idea de una derecha social. O si, por el contrario, la derecha cavernaria de toda la vida, termina instalando su visión, sin nadie que los «Desborde».