Para Cynthia Acevedo, funcionaria municipal de Maipú el “waffle” es un hijo más. No un perro: un hijo. Pequeño y juguetón el caniche de raza Puig llegó a la vida de Acevedo y su hijo León (10 años) en marzo de este año.
“Me lo regaló una amiga y yo se lo regalé a mi hijo”, nos comenta. Sin embargo, hace algunas semanas Acevedo pasó de la oficina de concejales a hacerse cargo de la oficina de discapacidad del Municipio de Maipú. “La nueva responsabilidad hizo que de salir a las 17:30 comenzara a salir a las 21:00 hrs”.
La nueva responsabilidad laboral repercutía -a juicio de Acevedo- directamente en la calidad de vida del Waffle, quien ya no era sacado a pasar a diario y comenzó a pasar muchas horas solo en el departamento. “Mi mamá estaba recién operada, así que no me lo podía cuidar. Por lo que hablé con mi hijo, respecto a lo importante de cuidar a las mascotas y decidí pedirle a Felipe, un amigo al que le gusta la naturaleza, que lo tuviera mientras me estabilizaba en los horarios laborales. La condición fue que con mi hijo podríamos verlo cuando quisiéramos e irlo a buscar los fines de semana”.
Acevedo continúa con la historia: “Felipe me dice que no tiene ningún problema. Que andaba en el norte, pero que lo pasaba a buscar. Así que se lo dejé donde su mamá con su camita, el antiparasitario y hasta sus juguetes”.
Waffle fue recogido y los primeros días Acevedo miraba las fotos que su amigo Felipe le enviaba del perro. Todo parecía ir bien. Salvo un detalle: no lo volvió a ver nunca más.
Cuando Acevedo y su hijo le pidieron ver al perro, éste les decía que andaba en el norte o en el sur. Acevedo le pedía fotos, necesitaba -en el fondo- ver que el Waffle estaba bien. Pero Felipe no enviaba fotos, ni videos. Lo que enviaba eran excusas y las semanas corrían y seguían sin ver al can.
Ante la insistencia de Acevedo, su amigo la trataba de “intensa” pero no le decía donde estaba el perro. Después de mucho insistir, Felipe le contó que el “Waffle” había roto algunas cosas y se había portado mal, por lo que lo había enviado a la casa de la polola. A juicio de Felipe, el perro se siguió portando mal por lo que lo habría enviado a la casa de la hermana de su polola en Linares.
Acevedo no lo podía creer. ¿A Linares? “¿Por qué no me dijo eso y yo lo hubiera ido a buscar? nos comenta. Desesperada, le pidió a Felipe la dirección de la hermana en Linares, para irlo a buscar personalmente. Pero no recibió dirección.
Acevedo recibió -para calmarla- un video donde se aprecia al perro en compañía otros canes. “tiene hasta polola”, le habría dicho Felipe. Sin embargo el video, que se supone era de Linares, no es tal.
“El sábado estaba desesperada y le dije si no me dices donde está el Waffle te voy a funar y no me importa nada. Así que subí la historia a Instagram. Recién ahí me escribió. Su polola me dijo que ella no tiene nada que ver, que no sabe lo que hizo Felipe con el perro”, nos cuenta visiblemente angustiada.
Cinthya Acevedo cree que el perro fue vendido para cruza y que el video que recibió es del nuevo hogar del Waffle. Ella pretende encontrarlo y no escatimará recursos. “Es un hijo perdido y la sensación de impotencia es enorme”.
Felipe fue intentado contactar a través de redes sociales, pero no tuvimos respuesta.
La ahora ex amiga de Felipe lo acusa de haber inventado pantallazos “donde se lo vendo. Después otro donde se lo regalo. Lo cierto es que no vendí ni regalé a mi perro. Confié en alguien que pensé que era mi amigo y lo hice pensando en que el Waffle estuviera bien esas semanas en que logré adaptar mejor mi horario. Pero Felipe me traicionó, a mi y a mi hijo que está devastado”.
Hoy las esperanzas de Acevedo están en que con el video del hogar del Waffle alguien le pueda soplar la dirección. “Necesitamos encontrar a nuestro Waffle y olvidarnos de esta pesadilla”.
Video: Acá está el Waffle, el perro pug perdido
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