Un día, en la universidad, estaba estudiando para la asignatura «Historia Medieval» y leía el libro «Historia del Cristianismo» de Manuel Sotomayor y José Fernández Ubiña (2005). Ellos en el capítulo VII, cuando habla Constantino y el triunfo del cristianismo en el imperio romano en la página 330, señalan que «para los protestantes, el reinado de Constantino marca el principio del fin de la espiritualidad evangélica y la transformación de la iglesia en un poder terrenal cada vez más desinteresado en la salvación de las personas».
Estas palabras me dieron mucho sentido en el proceso actual que vivimos en Chile sobre el plebiscito de salida, sobre aprobar o rechazar la nueva Constitución política y, en esa línea, el pueblo evangélico no esta ajeno a este debate.
Por un lado, están aquellos que rechazan la propuesta de nueva constitución porque la encuentran «anti-bíblica» por tocar puntos que históricamente han sido de conflicto para los más conservadores, además de ideas que se han difundido como que el pueblo evangélico no será reconocido y se perderán la libertad religiosa, entre otras cosas.
Y por el otro, están los hermanos que llaman a aprobar por el hecho de que se asegura más justicia social y, en consecuencia, aumenta la dignidad de las personas.
Este debate me causa varias preguntas: ¿Por qué nos debería preocupar el proyecto de la nueva constitución sobre la libertad religiosa?, ¿por qué a un cristiano le debe preocupar el debate político?, ¿por qué los evangélicos buscan el reconocimiento en la nueva constitución política? La respuesta a estas preguntas debería ser solo una, que es buscar el reino de Dios y su justicia, mientras lo demás viene por añadidura (Mateo 6:33), y lo argumentaremos respondiendo, de todas formar, las tres preguntas en esta columna de opinión.
En primer lugar, se mencionó el tema de la libertad religiosa. Vamos a ver que nos dice la actual constitución y la propuesta de la nueva carta magna:
La actual constitución de Chile en el capítulo III en el artículo 6 nos dice lo siguiente:
“La libertad de conciencia, la manifestación de todas las creencias y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público. Las confesiones religiosas podrán erigir y conservar templos y sus dependencias bajo las condiciones de seguridad e higiene fijadas por las leyes y ordenanzas.
Las iglesias, las confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto tendrán los derechos que otorgan y reconocen, con respecto a los bienes, las leyes actualmente en vigor. Los templos y sus dependencias, destinados exclusivamente al servicio de un culto, estarán exentos de toda clase de contribuciones” (1980).
Es decir, la actual constitución política asegura la libertad religiosa. Y ¿Qué dice la nueva propuesta de la nueva constitución? En el artículo 67 dice lo siguiente:
“1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de cosmovisión. Este derecho incluye la libertad de profesar y cambiar de religión o creencias y su libre ejercicio en el espacio público o en el privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas espirituales y la enseñanza.
2. Además comprende la facultad de erigir templos, dependencias y lugares para el culto; mantener, proteger y acceder a los lugares sagrados y de relevancia espiritual; y rescatar y preservar los objetos de culto o que tengan un significado sagrado.
3. El Estado reconoce la espiritualidad como elemento esencial del ser humano.
4. Las agrupaciones religiosas y espirituales pueden organizarse como personas jurídicas, tienen prohibida toda forma de lucro y sus bienes deben gestionarse de forma transparente de conformidad con la ley, respetando los derechos, deberes y principios que esta Constitución establece.” (2022)
Es decir, en la nueva propuesta de la constitución política también esta asegurado la libertad de conciencia y religiosa. Y volviendo a la pregunta original: ¿Por qué nos debería preocupar el proyecto de la nueva constitución sobre la libertad religiosa? La respuesta sería que en realidad no perderemos ninguna libertad religiosa. Es más, tanto la actual como la nueva propuesta constitucional lo mantienen, y en el caso hipotético de que si alguna constitución política no la reconoce, ¿hay que temer? Jesús nos dice:
“ Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.” (Mateo 5:11-12)
Es decir, ¿Nos debe preocupar si en la constitución política nos prohíbe nuestra Fe? No, porque nuestra libertad nos la da Cristo y nuestra recompensa de que nos insulten por la causa de Cristo es sinónimo de gozo. ¡Y es por eso por lo que hay que buscar primeramente el Reino de Dios para creer y confiar que Cristo nos da libertad!
En segundo lugar, ¿Por qué a un cristiano le debe preocupar el debate político? A un cristiano no le debería importar el debate político como prioridad, porque, como decía anteriormente, el objetivo del seguidor de Jesús es buscar «primeramente el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás será añadido (Mateo 6:33)», y en esa búsqueda nuestra importancia son la salvación de las almas porque «Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16)».
Es decir, si al cristiano le interesa la política y estar informado, muy bien por él, pero nuestro objetivo es buscar a Dios y buscar la salvación de las personas para que conozcan el amor de Jesús, ¡ese es nuestro objetivo!
Por último, ¿por qué los evangélicos buscan el reconocimiento en la nueva constitución política? Algunos evangélicos creen que nuestro país será bendecido porque si la constitución política adquiere “principios bíblicos” nuestro país recibirá la bendición de Dios, pero, ¿por qué el cristiano debe buscar el reconocimiento de la constitución política si el único reconocimiento que vale es la de Cristo?
Es decir, la respuesta es que el único reconocimiento que interesa es la de Cristo. Esa es la que importa. Y, además, los principios bíblicos son para los cristianos, ¿por qué debo imponer mis principios bíblicos a los no creyentes?, ¿por qué cometo el mismo error que los cristianos primitivos en forzar la santidad con fuerza humana a los no creyentes?, ¿no estaré violando el libre albedrío de ellos? Acaso, ¿Por qué no creerle a Dios que por medio de su Espíritu Santo puede convertir a los no creyentes, reconociendo su Soberanía?, Entonces, ¿cómo podemos influenciar en nuestra sociedad? Nuevamente, buscando el Reino de Dios y su justicia y todas las cosas serán añadidas (Mateo 6:33).
En conclusión, para nosotros los creyentes Dios es lo que importa y nada más. Independiente de lo que ocurra el próximo 4 de septiembre en el plebiscito de salida, si aprueban o rechazan la propuesta de la nueva constitución, el objetivo del cristiano es buscar más a Dios y su justicia.
No cometamos el error de la iglesia primitiva, como dice el historiador, que es buscar el poder político-terrenal y olvidarnos de las almas y del poder del Espíritu Santo, porque será el final y la perdición. Ese no es el camino. El camino es buscar a Dios.
Bibliografía:
- Constitución Política de Chile [Const]. Artículo 6. 21 de octubre de 1980.
- Nueva propuesta de Constitución Política de Chile [Const.] Artículo 67 de 4 de julio de 2022.
- Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. Used by permission. All rights reserved worldwide.
- Sotomayor, M., & Ubiña, J. F. (2005). El mundo antiguo. Madrid: Trotta.
- Traducción en lenguaje actual(TLA) Copyright © 2000 by United Bible Societies.