Tal como en el clásico libro de Gabriel García Márquez, esa tarde todos sabían que algo iba a pasar menos la víctima.
El día viernes 2 de agosto, terminada la jornada de clases el ambiente estaba enrarecido en el Liceo Santiago Bueras de Maipú. Quienes trabajan por años con estudiantes saben cuando se respira algo en el ambiente, y esa tarde había el rumor de que algo iba a pasar.
El Liceo Santiago Bueras de Maipú está ubicado a una cuadra de Uno Sur con Primera Transversal, la misma esquina donde fue apuñalado uno de sus estudiantes el viernes tras un confuso incidente.
El lugar de encuentra a menos de 3 cuadras de la 25 Comisaría de Carabineros de Maipú y la oficina de Seguridad Ciudadana de la municipalidad.
Un vecino del sector nos muestra el lugar donde aún se puede ver la sangre sobre el piso.
El vecino, quien pidió mantenerse en reserva por miedo a represalias, nos indica que repentinamente un grupo de jóvenes se puso a pelear en la esquina. Al comienzo, nadie se percató de la aglomeración porque el lugar es tránsito habitual de estudiantes, pero la situación rápidamente se fue de las manos.
También nos cuenta que justo al momento de formarse la trifulca, en medio de los combos, las patadas, los gritos y finalmente la puñalada, una patrulla de Carabineros se acercaba sigilosa a la esquina.
Protocolos en la mira
La presencia de Carabineros no fue una casualidad. Responde al protocolo que maneja la comunidad escolar ante las alertas de posibles riñas.
Después de publicar la noticia, a La Voz llegaron varios mensajes de vecinos agregando más información y entregando versiones.
Por esta razón, salimos a reportear y recogimos distintos testimonios. Uno de ellos corresponde a una funcionaria del Liceo, quien prefirió también guardar su identidad por las complicaciones del caso.
La funcionaria fue testigo de las horas previas al ataque, y cuenta la tensión que se vivió al interior del colegio al final de la jornada laboral. Tras indagar información, y “leer” los códigos de la situación, se percataron que se estaba armando una pelea, sin embargo no sabían quiénes participarían ni cuándo sería.
Todo indicaba que la riña sucedería a la salida del colegio, por lo cual activaron las alarmas internas, y avisaron a Carabineros.
Luego de escoltar a los estudiantes a la puerta del recinto para prevenir cualquier agresión, se quedaron vigilando en las afueras con la preocupación de saber que algo pasaría.
No alcanzó a pasar una hora, cuando unos de los estudiantes volvía con un reguero de sangre tras de sí. El joven apuñalado, volvió para refugiarse en el colegio tras ser atacado cobardemente por los cinco agresores.
Su mala fortuna fue acompañar a su amigo, quien era el verdadero blanco de la banda enemiga.
La noticia se supo rápidamente, y fue la madre del estudiante quien llamó al colegio, desesperada pidiendo explicaciones mientras los funcionarios intentaban hacerse cargo de la emergencia.
“Se hace lo que se puede” y el factor CODEDUC
Consultada por la reacción del colegio y los pasos que siguieron, la funcionaria explica: “Se hace lo que se puede con lo que tenemos, el colegio tiene 800 alumnos y cuatro inspectores. Si bien tenemos una psicóloga encargada de mediación que hace un muy buen trabajo, es difícil anticipar este tipo de hechos”.
Otra fuente señala que efectivamente desde el Colegio activaron los protocolos y habrían sido ellos quienes alertaron a Carabineros. Sin embargo, reconocen no es mucho lo que se puede hacer y fuera del colegio no tienen autoridad para intervenir mayormente.
Un locatario del sector agrega datos. Eran 5 los agresores, que se habrían abalanzado contra dos estudiantes que caminaban en la esquina de Uno Sur con Segunda Transversal. El objetivo era uno de ellos, y fue su amigo quien terminó apuñalado al salir en su defensa.
Según el relato del testigo, cuatro de los agresores fueron capturados por Carabineros y uno de ellos logró escapar. Todos serían menores de edad, y al cierre de la edición del viernes estaban a la espera de ser interrogados por Fiscalía.
Existe preocupación en la comunidad escolar. El joven escolar fue dado de alta el mismo día y se encuentra en su casa. El lunes habría una reunión para analizar la situación, y establecer si se pudo haber hecho algo más para evitar el sangriento incidente.
El caso vuelve a poner en el centro del debate la educación en la comuna, en especial la Corporación Municipal, cuya plana directiva ha estado envuelta en graves situaciones, como es el caso de Sergio Barrera, ex Director de Control Interno de la institución, en relación con el caso de de los audios, donde quedó al descubierto un plan para “apedrear jardines infantiles” para beneficio de una empresa de seguridad.
El bullado caso de la CODEDUC caso dio paso a denuncias ante Fiscalía que buscan establecer las responsabilidades penales. Esto llevó también a la precipitada renuncia “con elástico” de Sergio Barrera, quien a pesar de que la municipalidad publicó como desvinculado se encontraría con licencia médica.
La escalada del caso fue tal que incluso llevó a la renuncia de la mano derecha de la alcaldesa Cathy Barriga, el odontólogo Luis Japaz, debido a diferencias irreconciliables en la conducción del municipio, pero especialmente debido a su relación en la trama del denominado “grupo de Renca” ligado a la UDI y que ha llegado a ocupar diversos cargos en la municipalidad.
Cada año desde las arcas del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Maipú (Smapa) se trasladan miles de millones de pesos a la Corporación de Educación Educacional de la comuna, razón por la cual muchos apoderados y vecinos esperan que haya un mayor apoyo para prevenir este tipo de situaciones.
Estos millonarios montos, sumados a las malas praćticas hacen al menos dudar en el buen destino y uso de estos dineros para lo más importante: la educación de los niños.
Polémica por el actuar del colegio
El caso pone al colegio en la mira del debate. ¿Se hizo lo posible? ¿Qué protocolos existen? ¿Quiénes son los encargados de mantener la seguridad?
Sin duda la función de un centro educativo supera ampliamente la tarea de “vigilar” a los alumnos, existen funcionarios paradocentes a cargo de esta labor.
Se trata de la conocida figura del conocido “inspector de patio”, un concepto de la ilustración francesa al igual que el liceo.
El cargo de “inspector de colegio” es una atribución que por ley el Inspector General delega en funcionarios de su confianza. Su labor es mantener control disciplinario de las alumnas y/o alumnos de estas instituciones escolares”.
El cargo, mirado con ojo crítico en pleno siglo XXI, parece al menos anacrónico. Es decir, se trata de una especie de vigilante pero sin las atribuciones ni tampoco muchas veces el perfil, la capacitación o una remuneración acorde a esta delicada función.
Para distintos especialistas, el problema más de fondo dice relación con el modelo educativo, donde existen funcionarios dedicados a “contener la violencia” más que atacarla desde sus orígenes.
El reglamento del liceo municipal indica que “una sana convivencia escolar involucra asistir diariamente a clases, con una correcta presentación personal; el respeto por la individualidad del otro y el cumplir con las normas del Liceo”
A simple vista, llama la atención el énfasis en los aspectos normativos que debieran sustentar esta convivencia.
El reglamento del liceo también define normativamente el concepto de maltrato como “cualquier acción u omisión intencional, ya sea física o psicológica realizada en forma escrita, verbal o a través de medios tecnológicos cibernéticos, en contra de cualquier integrante de la comunidad educativa, con independencia del lugar en que se cometa”.
Debido a la gravedad de las faltas de este caso, es decir agresión a otros alumnos y porte de arma blanca, el caso caería dentro de la “faltas muy graves” cuyas sanciones van desde la amonestación verbal a la aplicación de la aplicación de Ley penal Juvenil.
El colegio también plantea una serie de procedimientos luego de haber identificado estas faltas como orientación, entrevistas con alumnos, apoderados, proceso de reflexión, acciones reparatorias y, por supuesto, una larga lista de sanciones.
Sobre los protocolos de agresión entre alumnos, tras la agresión el “encargado de Convivencia Escolar junto al equipo psico-social realizaran investigación interna para corroborar los hechos. Se realizan entrevistas con involucrados: agredido, agresor, adulto responsable del menor (apoderado), testigos”. Entre otras tareas, será parte de todo lo que pasará este lunes.
Es necesario transparentar, que el dueño de nuestro medio, Nicolás Aravena, es exalumno y ex apoderado el Liceo Santiago Bueras, manteniendo pública, privada y editorialmente una posición crítica sobre el actuar del establecimiento.
Aravena comenta desde Canadá su mirada sobre su experiencia en el sistema municipal de Maipú:
“Mi hija fue discriminada por tener el pelo teñido, causando un montón de problemas para ella, sin tomar en cuenta otros factores, como que hablaba dos idiomas, inglés y francés y tenía un excelente desempeño. Aquí en Quebec no hemos tenido ningún problema. La sistemática caída de la matrícula me parece directa responsabilidad del enfoque que tiene el liceo”, sostiene el periodista.
Desde la otra vereda, una funcionaria del colegio réplica esta versión a raíz de un debate en redes sociales por esta noticia.
“Nosotros arriesgamos nuestra integridad física por afecto y preocupación por nuestros estudiantes sin tener la obligación de salir a la calle. Siempre lo hacemos y ellos son testigos. Aclaro esta situación ya que el titular no deja bien parado a nuestro liceo. También que aclarar que los paradocentes y la inspectora general estuvimos en la esquina del colegio ya que había sospecha de pelea. Dispersados los alumnos ingresamos al establecimiento y en la esquina de primera transversal con uno sur el joven fue agredido. Los atacantes fueron acorralados por ex-alumnos que visitaban a sus amigos lo que ayudó a Carabineros en la detención. Cuando todo esto ocurrió, volvimos a la calle luego de haber dejado en el Liceo a otro de los jóvenes que fue amenazado”
Desde La Voz dejamos las puertas abiertas para otros actores, como directivos, apoderados o profesores también puedan aportar con su visión de la convivencia escolar al interior de este y otros liceos de la CODEDUC.
Mañana lunes vuelve alumnos, profesores, directivos y paradocentes a una nueva jornada de clases.
Estaremos informando sobre el desarrollo de esta noticia.
LVDM