Reconozco que para mí también fue chocante. Supe que había algo raro cuando le dije una amiga «las damas primero». En vez de un gracias, me llegó un palabrazo de vuelta, con una explicación de por qué ella no era «dama», o al menos no una «dama» como yo lo entendía.
Su actitud me pareció exagerada y me causó mucha molestia. Meses y años más tarde, reflexionando me di cuenta que fui criado en una familia donde se «le ayudaba» a la mamá en las cosas de la casa; un hogar donde «me servían» la comida y donde tenía mi camisa planchada cada mañana antes de salir. Es decir, un hogar bastante tradicional y derechamente machista.
Debo reconocer con honestidad que no abrazo la totalidad de las causas feministas y estoy lejos de ser un experto en el tema. Sin embargo, algunas de las cosas más bellas son las más difíciles de entender al comienzo.
Para quienes sientan curiosidad, compartimos esta sencilla guía escrita por un hombre para hombres (y algunas curiosas).
1. Patriarcado: Palabrita de moda y que se repite en carteles. Es una forma de entender la relación entre hombre y mujer, donde ANTIGUAMENTE la mujer era propiedad del hombre. Esto parece una exageración, pero era así. Si no me cree, abra la biblia y lea en Levítico 27:4. El precio de una mujer era de 30 siclos, es decir unos 400 mil pesos chilenos de hoy.
Por supuesto que hoy las mujeres no se pueden comprar en este lado del mundo (¿o sí?). Pero aunque formalmente no hay más esclavitud, parte de esa cultura sigue existiendo. Esta se vio reforzada por la dependencia económica de las mujeres antes de que pudieran votar o estudiar.
El siglo veinte fue un siglo de muchos cambios, tantos que a veces se nos olvida que hasta hace poco la mujer no podía votar.
Estos cambios permitieron que la mujer entrara a la fuerza laboral y ascendiera a puestos de poder. Pero siempre en desventaja, pues como en todo proceso humano, los últimos en llegar reciben las peores condiciones (pajarito nuevo).
La cara más dura de este antiguo sentimiento de «propiedad» son los femicidios. Cuando un hombre cree que puede acabar con la vida de una mujer solo porque «le pertenece». Lo extraño es que casi todos los asesinatos pasionales es un hombre el que mata a una mujer y no al revés. ¿Casualidad?
Algunos datos:
- Un 39% de mujeres dice haber sufrido algún tipo de abuso sexual en la Región Metropolitana. Esta cifra se repite en todos los niveles económicos según la encuesta de la Fundación para la Confianza el 2018. Es decir, de 10 mujeres que conoces casi 4 fueron abusadas sexualmente.
- El año pasado se registraron 42 femicidios en Chile. En la mayor parte de estos asesinatos, el hombre tenía una causa por violencia intrafamiliar previa. A la fecha, van 10 casos el 2019.
Mirando hacia el futuro, existen países como Islandia donde hay casi TOTAL paridad de sueldos entre hombres y mujeres. Mientras Islandia ocupa el lugar 1 en el ranking de brecha de equidad de género, Chile está en el número 54, apenas unos puestos sobre países como Botsuana, Camerún o Kazakhistan. Si no me cree, lo invito a mirar el informe.
2. Heteronormativo: Seguramente habrán oído esto por ahí. Simplificando: ¿es bueno o malo que una mujer sea «amachada» o que un hombre sea «afeminado? Dependiendo de cómo respondas esta pregunta se podría medir tu nivel de «heteronormatividad» o dicho más sencillo, de las reglas que imponemos a la gente para que se parezca a «cierto tipo» de hombre o mujer: rudo, peludo y musculoso versus fina, lampiña y delicada.
Nerd, virgen, carretera, lanzada, delicado, galán, son parte de los adjetivos que se usan para describir a un tipo de mujer u hombre.
Un excelente ejemplo es la expectativa que tenemos de un hombre o mujer HOMOSEXUAL. A veces, esperamos que una persona gay o lesbiana sea de determinada manera en base a estereotipos, como «la loca» o «amachada». Un gay inglés dijo alguna vez: «cuando se enteren que somos tan aburridos como ellos dejarán de molestarnos».
Se trata sobre todo de romper estereotipos y permitir que cada cual descubra su forma de ser «hombre» o «mujer» sin menoscabo a su autoestima o modelos impuestos a seguir.
Otro ejemplo es el programa Los Archivos Secretos X. Se descubrió que las mujeres que habían visto el programa tenían un 50% más de probabilidad de trabajar en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Esto se debe a que el personaje de la agente Scully representaba un perfil de una mujer competente, eficiente e inteligente, entre otros rasgos que rompían lo que se esperaba de un personaje femenino en televisión. A este fenómeno se le conoce como el efecto Scully.
3. Topless: Aquí hace falta sentarse con calma y leer usando la lógica, sin prejuicios. ¿Qué demonios hacen un grupo de mujeres paseando desnudas por las calles? ¿No es acaso justamente lo que tanto critican, que las miren? ¿Qué clase de ejemplo son para las chicas menores de edad? Bueno, aquí la palabra clave es «cosificación». Dicho en simple, querer algo solo porque me da placer o me presta alguna utilidad.
Biológicamente, es innegable que el cuerpo femenino está hecho para atraer al hombre y viceversa. La sabiduría de la naturaleza funciona para permitir que los seres humanos se reproduzcan. Sin embargo, nuestra sociedad ha utilizado esta energía para ponerlas al servicio del consumismo. Es lo que Los Prisioneros criticaban cuando hablaban del «mejor gancho comercial» o «tú tienes una cara de cliente fácil» en la canción Sexo, sexo.
Efectivamente, cuando utilizamos el cuerpo masculino o femenino netamente para sacarle un provecho sexual, estamos dejando de lado su inteligencia, carácter, emociones, convertimos al cuerpo en objeto. ¿Hay algo malo en eso? Bueno, solo si la consecuencia de esto permite que mentes fácilmente influenciables, misógenas o derechamente enfermas usen esto como excusa para abusar de otras personas.
¿Es un escote pronunciado una invitación para tocar sin consentimiento a una mujer? Este debate parte de la base que somos seres racionales capaces de controlar nuestros instintos.
¿Donde entran los desnudos entonces? Algunas feministas proponen separar al cuerpo de la «sexualización» a la que está sometido. De ahí todo el movimiento para que las mamás puedan amamantar en público sin ser molestadas, por ejemplo. Un caso más radical es el uso de capuchas y torsos desnudos en protestas. En estos casos, se busca mostrar cuerpos desnudos o semi desnudos sin una asociación sexual directa. Es decir, separar la mirada «porno» sobre un cuerpo de su «naturalidad» o un contexto incluso «combativo».
Se trata también de exhibir cuerpos «normales» lejos de los cánones de belleza comerciales. Algo parecido quizás a cuando vemos los cuerpos de tribus antiguas desnudas y sin connotación sexual. Al final, se trata de generar un cambio cultural en la manera cómo vemos el cuerpo.
Palabras al cierre
El tema es complejo de entender sin dudas, pero resulta lógico si se analiza con detención y con cifras en la mano. Sobre todo, desde un punto de vista humano. Esperamos haber aportado un grano de arena a entender el movimiento feminista.
No hemos abordado los temas con toda la precisión que algunas quisieran, ni tampoco pretendimos cubrir todos. Es posible incluso que hayamos cometido algún que otro error conceptual.
A pesar de todo, esperamos con un poco de suerte, sembrar «el bichito» por conocer más.
Buenas semana a todas y todos.