Fabian Caballero es Vicepresidente de Formación Sindical de la CUT, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Municipales de Chile (Fentramuch) y militante del MIR. Funcionario municipal con 25 años trabajando en este rubro, es de profesión cientista político. Tiene 46 años, casado y con cuatro hijos, dos de ellos en la universidad y los otros en el colegio. Es hijo de padres campesinos del sur de nuestro país.
Actualmente Fabian va como candidato a la Convención Constitucional en el Distrito 8, por la Lista Unión Patriótica (UPA), que converge una serie de organizaciones políticas o movimientos sociales de carácter popular, revolucionario y de izquierda.
Has dedicado parte de tu vida al trabajo sindical, tanto en la CUT como ahora en la Fentramuch, cuéntame sobre las luchas en las que has participado en este espacio y qué han significado para ti
En estos tiempos neoliberales, desde los años ‘90 a la fecha, el ejercicio sindical se ha convertido en una actividad muy difícil de implementar, dado la descomposición ideológica del mundo de los trabajadores, la dispersión organizativa de los sindicatos y la desafección política de gran parte de quienes viven de un salario. Ha sido un trabajo cuesta arriba, para todos los dirigentes y dirigentas sindicales.
En general, hacer sindicalismo en las actuales circunstancias, tiene para nosotros 3 grandes tareas: la primera es impedir un mayor retroceso ideológico en el mundo de los trabajadores, esa es nuestra definición principal. Que los trabajadores y el movimiento sindical abracen una guía ideológica, una matriz de análisis para tratar sus conflictos, ese es nuestro mayor objetivo y propósito en la lucha sindical.
El segundo de ellos es frenar la desafección política, esta separación brutal existente entre la gran masa de trabajadores en Chile y los procesos políticos y sociales. Alrededor de 10 millones de trabajadores no se involucra y no participa de las grandes discusiones nacionales sobre el desarrollo de su propia sociedad.
Y lo tercero que hemos trabajado en el mundo sindical, son los aspectos organizativos, tratar de frenar y resistir tanta dispersión sindical, pues de la poca tasa de sindicalización que tiene nuestro país, además hay mucha dispersión. Esas son nuestras 3 tareas, la ideológica, la política y la organizativa.
Lo que ocurrió el 18 de octubre fue clave para el inicio de un proceso constituyente en Chile ¿cómo viviste la organización de los mismos trabajadores en la revuelta y cómo fue tu participación?
Las banderas que levantó la sociedad chilena el 18 de octubre, particularmente la juventud chilena, son banderas que los sectores sindicales y quienes hemos trabajado en política y en la izquierda chilena hemos levantado durante décadas, la democratización de la sociedad ha sido nuestra gran definición para los actuales tiempos de neoliberalismo.
Yo participo en política desde mi juventud, desde fines de los años 80, y tener una nueva constitución son planteamientos que se vienen dando desde ese tiempo, desde la dictadura y más atrás aún. Que el Estado tenga un rol preponderante en el desarrollo de la vida social y política del país son anhelos y aspiraciones que vienen planteándose desde hace mucho tiempo, y con más fuerza, desde el rico proceso de lucha de clases que se expresó durante el gobierno de Salvador Allende.
Gran parte de nuestras intervenciones sindicales a contar del 18 de octubre, como lo ha sido nuestro trabajo organizativo y nuestra gestión sindical, ha estado centrado principalmente en el desarrollo de lo que ha significado el estallido social.
Nosotros estamos trabajando fuertemente para convertir ese estallido social en un movimiento popular organizado, con programa, con plataforma de lucha y con proyección de futuro. Queremos hacer de este estallido social el gran objetivo de los pueblos de Chile y de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país, convertirlo en el despertar de nuestra sociedad.
Para nosotros el 18 de octubre es una fecha enormemente legitimada, que entrega un gran valor y sentido de continuidad histórica a la lucha política y social de nuestro país.
Tú estás postulando para llegar a la convención constitucional por la lista Unión Patriótica, ¿Cómo nació esta aspiración para ser constituyente?
Para nosotros ésta candidatura no es un desafío personal, como lamentablemente lo hemos escuchado de muchos candidatos/as. Para nosotros esta candidatura es síntesis política y colectiva para el actual tiempo, nos es una definición individual. Pero la mayoría de los candidatos/as ven sus respectivas postulaciones como una meta personal o un desafío profesional, dicen estar disponibles para ésta tarea, pero la mayoría de ellos y ellas, sobre todo los representantes de la burguesía, la derecha y lo que fue la concertación, han levantado candidaturas sin representación popular y social.
Quienes participamos en política, lo hacemos con pleno conocimiento que estamos incorporados a un largo proceso histórico de lucha, lo entendemos y lo asumimos de esa manera. El debate constitucional es una discusión que nunca ha tenido el país, y aunque tenga restricciones y limitaciones establecidas por los sectores que controlan el funcionamiento del país, debemos participar de él. El poder debe disputar todos los días y en todos los escenarios.
Nosotros como partido (MIR) buscamos la democratización de la sociedad chilena desde el primer día del golpe de Estado a Salvador Allende, y con ello buscamos también, la democratización de Latinoamérica en general. Esa proyección tiene por supuesto como objetivo la segunda independencia continental, es parte de nuestro referente en la acción política, entonces estos no son desafíos ni personales, ni profesionales, ni familiares, esto es una tarea que es parte de una coyuntura muy importante, y que está integrada además a una histórica lucha de todo un pueblo.
Pero en concreto, ¿Cómo fue el proceso colectivo que llevó a ti como Fabián Caballero y el resto de los candidatos de la lista de la Unión Patriótica lleguen a participar en este proceso constituyente?
Nosotros lo teníamos decidido como partido desde el año 98. El MIR en su VI Congreso el año 98 definió que la centralidad táctica de nuestra acción política para el actual tiempo era la democratización del país, es decir, que los intereses populares alcancen rango constitucional, y eso implicaba cambiar una constitución pinochetista.
Esta es una definición que la tenemos adoptada hace muchos años como síntesis política, no es un objetivo que irrumpe o nazca en una discusión de última hora, ni mucho menos consecuencia del estallido social, ha sido para nosotros una necesidad política de nuestro país y por supuesto una proyección futura de nuestro partido también.
Nuestra manifestación partidaria ha sido participar del debate constitucional desde el comienzo, aún con todas las limitaciones que éste ha impuesto para el campo popular. A pesar de que no hemos sido invitados con plenos derechos a esa mesa, tenemos que participar de ella. Porque somos de la idea de que el poder político se disputa todos los días y en todos los escenarios, y no podemos mirar desde la vereda del frente como se reconstruye una constitución, nuevamente a espaldas y en contra de los intereses de los trabajadores.
Nómbrame los 3 principales principios por lo que tú vas a luchar en la Convención Constitucional.
- Convertir los intereses de los trabajadores en derechos constitucionales garantizados.
- Transferir poder político a las grandes mayorías a través de democracia directa y participativa.
- Establecer control social y popular de la política en general, participando de las decisiones nacionales.
Cuando todo el mundo dice queremos participar, nosotros decimos “queremos participar de las decisiones”, no queremos que nos inviten a conversar, queremos participar de las decisiones de manera vinculante y resolutiva, que el pueblo participe y que delibere democráticamente sus necesidades todos los días y en todos los ámbitos.
¿Cuáles crees tú que serán los mayores obstáculos que vas a enfrentar en el proceso constituyente si sales electo?
Va a haber mucha resistencia de la derecha por no cambiar nada, va a haber mucha resistencia de algunos sectores denominados de “oposición”, que su lógica de funcionamiento social, política y económica, también es no cambiar nada, porque el modelo les queda muy cómodo. Todos esos sectores han acumulado muchos privilegios y mucha riqueza en función del actual ordenamiento que les otorga la constitución pinochetista.
Principalmente vamos a ver resistencia política de estos 2 sectores: de la derecha en general, la que se posiciona en el centro y en el extremo; y también de sectores de la oposición, que fueron concertación primero y nueva mayoría después, DC, PR, PPD y sectores del PS.
Y también vamos a enfrentar problemas ideológicos y políticos de nuestro pueblo, pues gran parte de él, ha estado, muy ajeno o muy distante de discusiones de esta envergadura, de hecho, ninguno de nosotros hemos participado jamás de un debate constitucional, vamos a enfrentar también problemas de ese tipo.
Primero enfrentaremos un muro de contención de la derecha y de los sectores dominantes del país por no querer cambiar nada, y lo segundo probablemente un pueblo que esté participando desde muy lejos de estos debates, se requiere entonces, hacer un esfuerzo organizativo superior, para que el pueblo se involucre con opinión, con debate, con intervenciones y por supuesto con movilización.
¿Crees que debe existir un mecanismo de parte de la institución que promueva la participación ciudadana sea vinculante o tiene que ser más activa a través de otras formas?
Mira, los mismos que generaron nuestros grandes problemas estos 30 años, son los mismos que nos siguen recomendando manuales de salida y solución de conflictos, y son los mismos que dirigen el proceso constitucional.
Va a ser muy difícil lograr contrapeso político al interior de esa Convención Constitucional pero haremos todos los esfuerzos. Cuando decimos que son los mismos que controlan, entonces no podemos dar por cerrado el debate constitucional en las fechas que el Congreso nos ha impuesto, pues la constitución que se acuerde el año 2022 probablemente no será la Constitución que agrupe y cobije las necesidades de todos los chilenos y chilenas.
Por supuesto que nosotros no vamos a quedar conformes si la nueva Constitución no expresa las necesidades de las grandes mayorías, además no estamos pensando en una Constitución para los próximos 50 años como lo plantean permanente y majaderamente la DC, la UDI, RN, inclusive, sectores del PS, nosotros haremos de la vida política del país una discusión permanente por hacer reformas estructurales a los cuerpos legales y normativos, desde dentro del debate constitucional o fuera de él.
Nosotros no queremos constituciones para 5, 6 o 7 décadas, nosotros queremos la deliberación democrática de manera permanente y diaria en nuestra sociedad, con nuestro pueblo participando de las decisiones prácticamente todos los días.
Si esa constitución no expresa los anhelos y las necesidades de las grandes mayorías del país, por supuesto que las vamos a cuestionar desde el primer día que se instale como carta magna de nuestra sociedad, y vamos a impulsar nuevamente reformas con el pueblo movilizado para corregir lo que haya que corregir, de manera inmediata.
¿Cuáles son las propuestas que tú haces con respecto a cómo la ciudadanía va a participar? cómo evalúas que se materializa esa participación ciudadana de forma vinculante en el debate constituyente, y principalmente en la CC?
Mira, no nos cerramos a ninguna fórmula, pero hay cosas que ya no están dando el ancho, como lo son los famosos cabildos, ¿los cabildos terminan en qué? Uno se pregunta ¿Los capitaliza quién? Al final son plataformas electorales para quien los organiza; si los organiza el Partido Socialista, ese cabildo lo capitaliza el Partido Socialista y así sucesivamente. Entonces, el concepto de cabildo, aunque suene muy democrático, es un instrumento que está bastante manoseado y agotado.
Entonces cuando plantean que el pueblo debe autoconvocarse para participar de la discusión, habría que plantearse cuál sería el instrumento más democrático, más legítimo, más autónomo y más independiente, porque los cabildos, la mayoría de ellos, son todos tendenciosos y dirigidos y principalmente por quienes ya tienen el poder político.
Debiéramos participar del debate constitucional desde los sectores sociales organizados, los trabajadores debieran tener opinión permanente y vinculante, los pescadores, los trabajadores agrícolas, los temporeros, los profesionales, los intelectuales, la participación debe ser sectorial, no podemos inventar a última hora cosas que no existen, con representaciones sociales que no existen, y que al final son instrumentos de canalización de descontento social de los mismos sectores políticos que controlan el país.
La participación tiene que ser con representaciones sectoriales de verdad, si los trabajadores portuarios tienen organizaciones en todo Chile, esa representación tiene que tener una voz constitucional, validada y vinculada al debate.
La representación en el debate constitucional debe provenir de los sectores sociales con amplia representación social y territorial, porque si nos ponemos muy creativos, habrá que sospechar quién está detrás de esos inventos de última hora y a quien beneficiará, y no estoy elucubrando nada nuevo, estoy hablando de la experiencia que hemos tenido en estas décadas, donde han existido operaciones políticas “disfrazadas de movimiento social”, que le han restado dirección política a las legítimas demandas, han vaciado de contenidos la organización y son usadas finalmente las propuestas como plataforma electoral de quienes quieren han llegado al gobierno o al Congreso.
El distrito 8 abarca diferentes comunas, igual cada una con sus temas y necesidades, ¿Cuáles evalúas tú que son las principales problemáticas que tiene el Distrito 8 y que deben ser tratadas sí o sí dentro de la nueva constitución?
Son varias y no son distintas a las de otros distritos. Principalmente el tema del hacinamiento, el tema de la vivienda. Es un problema mayor que requiere soluciones urgentes, no cualquier solución, digo soluciones rápidas, pero no baratas. Tenemos un nivel de hacinamiento importante, están creciendo las poblaciones en segundo y un tercer piso, porque los hijos en segunda y casi tercera generación, ya no tienen posibilidad de comprar casas.
Un segundo problema tiene que ver con el tema de la conectividad vial y el transporte, tenemos un desorden del transporte público, donde nuestro distrito no está interconectado. La ley establece un ordenamiento político y electoral para el distrito, pero el distrito no está definido ni ordenado en términos económicos, culturales y sociales entre sí, es difícil pensar por ejemplo, qué hay en común entre Maipú y Colina, o Til Til con Estación Central, si no ha existido jamás un esfuerzo de quienes gobiernan por unificar criterios comunitarios e identidad territorial para identificar socialmente los distritos.
El tema de la educación, son temas nacionales, pero nuestro distrito tiene problemas serios de deserción escolar, secundaria principalmente, y problemas de matrículas, por la agrupación o condensación de población en un sector, y dispersión en otro.
En el marco patrimonio-cultura. Maipú es la comuna más grande de Chile, y podría ser el ejemplo del inicio de un gran proceso de reconstrucción de un nuevo sistema de valores humanos, de desarrollo económico, de un gran polo de empleabilidad y de la distribución de la economía en los bolsillos de sus vecinos.
Hay serios problemas sectoriales como el caso de Til Til, problemas de agua potable, en donde su municipalidad con el paupérrimo presupuesto municipal de apenas $10 mil millones de pesos, tiene que comprar agua potable para sus vecinos, versus la Municipalidad de Las Condes o de Santiago, que tienen un presupuesto municipal de $280 mil millones de pesos.
O sea, las inequidades son enormes entre un municipio y otro, y si vamos a trabajar electoral y políticamente en un distrito tenemos que buscar mitigar las asimetrías existentes entre una comuna y otra, porque finalmente son asimetrías sociales que terminan categorizando a vecinos de un tipo y de otro.
Una parte importante al momento de elegir representantes, ¿Cuáles son las formas que tú ves que es necesaria transparentar que se está haciendo en la toma de decisiones? También, me hablaste de separación de la gente de la política, para que se vuelva a ligar también se necesita un proceso de educación de que la ciudadanía debería participar de forma activa en distintos espacios, ¿Cómo evalúas ese el proceso educativo que está realmente pasando en el contexto constituyente?
El tema de la transparencia es importante en varios ámbitos públicos, del Estado, de quienes ejercen los cargos de elección popular y de la toma de decisiones en política. Pero cuando se habla de transparencia no se está hablando necesariamente de ideas, de programa o de una estrategia de desarrollo, no se está hablando de confrontación o discrepancia de consignas políticas, ni de contradicciones sociales. La transparencia es un término híbrido que sirve para transparentar “algo”, pero cuando ese “algo” se transparenta nadie lo cuestiona después, pues el objetivo era sólo eso,”transparentar”. Esta idea de transparencia es una definición muy mínima, muy básica, no busca reemplazar una fuerza política por otra en el poder, ni plantea la transferencia de poder a la población, es casi un aspecto administrativo, y no político.
Aquí tiene que abrirse sin hipocresía y sin cinismos la discrepancia ideológica y política de los distintos sectores políticos respectos de sus lineamientos para el futuro de la sociedad chilena en una nueva constitución. Yo creo que eso es lo principal, no me interesa saber si la Derecha, el PPD o el PS plantean más o menos transparencia en sus reflexiones a la hora de pensar una nueva Constitución, lo que interesa identificar rápidamente, es que sectores políticos están disponibles, a través de sus propuestas, de iniciar un nuevo camino de democratización de todas las relaciones económicas, políticas y sociales en Chile.
A nosotros nos interesa que el pueblo de Chile y los trabajadores/as vean donde están las grandes distorsiones, inequidades e injusticias con nuestro pueblo. Yo quisiera pensar que la propia convención por ejemplo, pueda estar afecta a reformas y regulaciones al calor de su propio funcionamiento, yo quisiera pensar que los sectores más democráticos puedan hacer de esa convención una instancia de cambios permanentes, y hacer del debate constitucional una discusión justa y democrática.
Esta constitución es para la mayoría del país, y en Chile hay una sola mayoría y se llaman trabajadores y trabajadoras. Somos 10 millones de trabajadores y trabajadoras, y esta constitución debe tener esa referencia en su discusión. Soy de la idea que todo puede ser desregulado y vuelto a regular al interior de esa convención, pues los ejes y criterios que se aprobaron en el Congreso para su funcionamiento son antidemocráticos.
Finalizando el proceso constituyente, ¿Cómo te imaginas que quedará la nueva constitución? ¿Cuáles serán los elementos que más destaquen?
A pesar de todos los problemas que ya sabemos, nosotros tenemos un espíritu de voluntad política unitaria cuya centralidad son las necesidades de las mayorías de nuestro país. Debemos erradicar de esa constitución todos los criterios pinochetistas, guzmanistas y binominalistas que han regido al país. Para nosotros eso sería un avance importante en el largo proceso de democratización de nuestra sociedad, porque estos procesos no se materializan con decretos ni con convenciones, son largas luchas.
Vamos a cumplir 50 años desde el golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende, y el pueblo chileno todavía no puede levantar representaciones políticas en el gobierno, en el parlamento, ni siquiera en las alcaldías. Entonces hablamos de procesos de larga data, y nosotros quisiéramos pensar que habría disposición al menos para erradicar todos aquellos elementos más extremos, que generan mayor injusticia en nuestra sociedad.
Tener una constitución socialista que declare a Chile un Estado pleno de derechos y los asegure por vía económica, obligando al mundo privado a hacer una contribución superior al desarrollo de nuestra sociedad, es nuestro objetivo constitucional.
En una frase, ¿Cómo definirías tu candidatura, o el proyecto político que quieres llevar a cabo en la convención constitucional?
Somos la izquierda, esa es nuestra consigna. En los grandes debates nacionales no ha estado presente la izquierda hace mucho tiempo, décadas, por cobardía de algunos, por sentir otros que han sido derrotados, porque han sido vencidos, etc., creemos que nuestro país ya tiene harto de derecha y mucho de centro, y lo que le falta es una izquierda que logre posicionarse en esos debates, que vaya colocando sobre las discusiones nacionales las necesidades de las mayorías.
Lo que nos va a definir es nuestra militancia, vamos a ir al debate constitucional con nuestra propia definición de constitución, sin inhibiciones. Nosotros somos la izquierda de Chile, somos reserva moral en nuestro pueblo, y no vamos a ir convertidos ni disfrazados de nada, vamos a ir a ese debate constitucional como militantes de izquierda con una propuesta, no llegaremos con una hoja en blanco.
Para finalizar, ¿Cuál es el llamado que haces a la ciudadanía que aún no sabe por quién votar el 11 de abril?
Lo primero es que no vuelva a ocurrir lo que pasó a fines de los años 80′, donde con los votos del No se construyó el país del Sí, y la denominada transición política dejó fuera al pueblo del poder y le arrebató todo su protagonismo político y social, que tuvo en la lucha antidictatorial. No queremos la repetición de eso.
Lo segundo, es que la población chilena no vuelva a votar por quienes ya han gobernado, es patético escuchar la propaganda electoral de los que han gobernado estos 30 años, diciendo que ahora sí harán lo que nunca hicieron antes.
Nosotros si asumimos como un compromiso ético y político llevar toda la carga de necesidades de nuestro pueblo a la constitución, asumir toda la representación política que nadie levantó en todos estos años y que los que gobernaron se encargaron de ocultar. No engañaremos a nuestro pueblo, nunca lo hemos hecho, como si lo hicieron quienes han gobernado. Nosotros no hacemos campaña electoral desde fuera del pueblo como lo hace la burguesía con el falso espíritu de servicio público, nosotros somos parte del pueblo, vivimos a diario las injusticias sociales.
Nosotros somos dirigentes sindicales y sociales, somos militantes del MIR, partido que ha sufrido probablemente la mayor persecución física de sus miembros que se haya conocido en la historia de nuestro país. Mi partido, el MIR, tiene casi 600 compañeros/as desaparecido/as, y la propuesta es que voten por nosotros, pues no renunciaremos jamás a la idea que los trabajadores y trabajadoras sean gobierno alguna vez.
Nosotros vivimos de nuestro trabajo, no vivimos de la política, hacemos un esfuerzo de 8 horas diarias y más, para obtener un salario como lo hace la gran mayoría de los chilenos y chilenas.
Invitamos a todos quienes se referencian en el ejemplo y en legado de Salvador Allende y de Miguel Henríquez, toda esa izquierda que ha estado decepcionada y desilusionada durante estos 30 años, que vote por nuestra propuesta política y electoral.
Voten por los candidatos y candidatas del MIR, voten por UPA.