El Centro de Apoyo a Víctimas (CAVD) nace como un proyecto piloto en 2007 con solo 2 centros, uno en la comuna de La Cisterna y otro en Providencia, y al día de hoy cuentan con 51 centros y puntos de atención cuya especialidad es acoger a víctimas de delitos violentos.
En el caso de Maipú, el CAVD existe desde en 2010, siendo uno de los más antiguos del programa y busca ir en ayuda de gente de la comuna, pero también de Cerrillos y parte de Estación Central.
Conversamos con Dante Barnao, abogado y director del centro hace tres años, junto con parte del equipo, Alejandro Romero, trabajador social desde hace casi 10 años en el CAVD y Mirta Bustos, secretaria, para conocer más de su trabajo en la comuna.
¿Cuál es el rango de edad de las personas que atienden?
Por lo general atendemos usuarios desde los 18 años en adelante. El trabajo con menores de edad no nos corresponde a nosotros porque existen entidades como Mejor Niñez. Sin embargo, nosotros podemos trabajar con la familia de las víctimas. Por lo general, nuestro foco son adultos, víctimas de delitos violentos.
La población no nos conoce mucho porque nuestros usuarios llegan principalmente tras ser derivados desde Fiscalía, pero hay un acceso universal.
¿En lo que va del año cuántas personas han acudido a CAVD?
Hasta agosto de este año se habían atendido 40.228 personas a nivel nacional en los centros de Chile.
En Maipú, como casos activos tenemos alrededor de 180 a 200 personas atendiéndose con nosotros de manera mensual. Son personas que vienen por distintas cosas y también tenemos casos super antiguos.
Me imagino que esos procesos son desgastantes y las víctimas pueden vivir revictimización…
Exactamente y la victimización secundaria es lo que siempre tratamos de evitar, tenemos mucho cuidado por un tema de visión de género. Tenemos muchos delitos sexuales, el 50% de los casos del programa son delitos sexuales, lo que es un dato muy duro.
A veces hay personas que llegan aquí cuando no pueden más y no tienen a nadie para contarle lo que viven, esos casos también pueden ser acogidos aquí en el centro.
Aparte no son delitos visibles como un choque o un disparo…
Efectivamente, hay mucho más y a nosotros nos llegan muchas develaciones de víctimas que tienen 50, 60, hasta 70 años, que han sido víctima en su infancia de delitos sexuales. Situaciones que a veces afectan años después.
Eso igual es importante porque para nosotros no importa la temporalidad en la ocurrencia del delito ni que haya una denuncia. La idea es que la persona que entra aquí salga con las herramientas para enfrentar el día a día y que puedan resignificar lo ocurrido.
Actualmente, Maipú es considerada una de las comunas con más encerronas en la capital. En ese contexto, ¿cuál es el principal apoyo que se le presta a las víctimas tras estos delitos?
Tenemos distintas formas de ingreso de casos, las personas pueden venir al centro de forma directa a esta dirección, pajaritos 4695, presentarse acá, hablar con Mirta y siempre alguien la va a atender o se les va a dar una hora en el momento.
Lo primero que se hace es una entrevista de ingreso para saber obviamente qué pasó, indagar un poquito aunque funcionamos con agenda, generalmente los tiempos de espera no son más de una semana o dos semanas para recibir atención psicológica o jurídica.
Me imagino que los procesos penales también deben traer muchas consecuencias psicológicas…
Por eso buscamos entregarle certeza a las personas respecto, a cómo enfrentar esta situación en todas sus aristas, porque la gente no solamente se ve enfrentada a la pérdida de sus bienes y el impacto emocional, sino que se va a enfrentar también a todo lo que es el ámbito penal. Al ser mucho contenido, es importante que la gente tenga certezas de lo que va a pasar.
También hemos conocido hechos de violencia más colectivos como lo que pasó hace poco en Don Oscar, ¿las personas que se hayan visto afectadas indirectamente también pueden acudir al CAVD?
Vemos víctimas directas y víctimas indirectas. No discriminamos, la idea es llegar a la mayor cantidad de gente, si una persona siente que hay una afectación, por ejemplo, lo que pasó en Don Oscar, se puede atender con nosotros.
¿Por cuánto se puede prolongar la atención con ustedes?
No tenemos plazo. Sí tenemos un rango formal de intervención, sin embargo, son super flexibles, porque tenemos que entender que la afectación de las personas varía.
Los duelos y los delitos sexuales son los que requieren más atención, las intervenciones pueden durar años.
Contamos con atención semipresencial, lo que ha funcionado bien. Además, no es necesario tener domicilio en la comuna para atenderte aquí, hay gente que trabaja en Maipú y prefiere atenderse acá, por ejemplo.
¿Cómo miden la eficacia del programa?
Mira, tenemos objetivos por cumplir con cada usuario y generalmente son ellos los que manifiestan que ya están bien, sobre todo porque este programa es voluntario y cuando se van les decimos “ojala no volvamos a vernos jajaja”, pero la verdad es que siempre que lo necesiten pueden volver.
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