Desde que se anunció la demolición y posterior reconstrucción del Mercado Municipal de Maipú, el tiempo ha pasado. En medio de todo, se han gastado millonarios montos en estudios de análisis, diseño e incluso en la construcción de un mercado provisorio que -supuestamente- albergaría a los actuales locatarios, mientras se construía el mercado definitivo.
Sin embargo hay una frase proverbial que dice que «el infierno está empedrado de buenas intenciones»; y es precisamente esa frase la que cobra particular sentido en este caso.
Las cosas por su nombre: alguien está haciendo muy mal el trabajo. En teoría, si se habla de demoler el mercado municipal actual, para construir uno que responda a las demandas actuales de la ciudadanía, entonces los primeros que deberían estar celebrado la «buena nueva», son los actuales locatarios del mercado. Todo lo contrario: la noticia los ha dividido entre aquellos que están a favor, y los que están en contra.
Si el proyecto fuera tan seductor, como aquellos que lo impulsan dicen que es, entonces la ciudadanía estaría reclamando por los retrasos en el inicio de las obras: nada de ello.
El tiempo avanza y el mercado provisorio junta polvo. El mercado actual, sigue ahí, como siempre, con condiciones que, sin ser expertos, se notan a simple vista: precariedad, incomodidades y locales subutilizados, que muchas veces sirven simplemente como bodega.
Ha habido un mal manejo. No es casualidad que el tema, incluso, se haya judicializado.
Y volvamos al tiempo: sigue avanzando, continúan las discusiones y los avances no llegan. ¿No será tiempo de dar una vuelta al tablero? ¿No será mejor pasar a la etapa de reconstruir confianzas?
Tiempo de buscar soluciones
Cuando decidí escribir sobre este tema, tras ir a comprar el pasado sábado al lugar y conversar con varios locatarios, lo primero que se me vino a la mente, fue buscar responsables. Sin embargo, tras darle una vuelta al tema, creo que hoy es momento de avanzar en la búsqueda de soluciones. Donde todos sientan que ganaron algo.
Por ello me atrevo a esbozar una idea general, que los actores principales pueden -o no- profundizar.
Considerando la pelea que existe y que el diseño de lo que debería ser el nuevo mercado municipal de Maipú no parece convencer a muchos: ¿No será mejor rediseñarlo?
Algunos dirán: ¡Claro, y volver a gastar millones en estudios!. No obstante, creo se podrían buscar nuevos caminos.
Tal vez dentro del Municipio existan arquitectos con la experiencia suficiente, como para realizar un trabajo organizado, en mesas de conversación con los locatarios, donde se parta por realizar un conversatorio en torno a las cosas que se deben mejorar. En esas mesas se podrían incorporar, representando a la comunidad, a organizaciones sociales, que aporten el punto de vista de los clientes.
Y así, en un plazo acotado y acordado desde el inicio, realizar un diseño que responda a los desafíos que enfrenta el mercado, que aporte seguridad (recordemos que ha enfrentado varios incendios en los últimos años) y que esté validado desde las bases sociales.
Siendo optimistas, pienso que incluso se podría construir de forma de que los locatarios no deban moverse del sitio en el que están. Ya que hay tanto local que no abre en la semana ¿por qué no hacer un nuevo mercado con locales más grandes? que tenga pasillos para las frutas, las verduras, otro para los mariscos, con un patio de restaurantes que ofrezcan gastronomía típica. Incluso un pasillo de los oficios: con afiladores de cuchillos, arreglo de ollas, servicios técnicos de electrodomésticos.
Sería un tremendo triunfo, para todos los actores, lograr cambiar el clima de pelea, por uno de acuerdos. Y es que siendo francos, hoy en día la discusión por el tema del mercado, se está convirtiendo en una medición de fuerzas políticas, donde el tiempo avanza, y no hay ganadores; al contrario: los únicos que pierden son los vecinos y los locatarios.