El Alzheimer es una enfermedad que afecta a más de 200 mil personas en Chile, con una alarmante proyección hacia 2050. Es el tipo de demencia más frecuente y se caracteriza inicialmente por la pérdida de la memoria, para luego sumarse trastornos de la conducta, del lenguaje y habilidades motoras, entre otros síntomas.
Dada su prevalencia, debemos visibilizar, educar y generar conciencia sobre ella, enfatizando en derribar mitos y utilizar la terminología adecuada. Por ejemplo, el concepto de “demencia senil”, es erróneo, ya que la demencia –o actualmente llamada deterioro neurocognitivo mayor– no es propio ni exclusivo de las personas mayores.
Esta enfermedad genera, tanto en el paciente como en su entorno familiar, una situación de angustia y miedo, al enfrentarse a una enfermedad desconocida, siendo esencial el apoyo de los profesionales sociosanitarios, ya que requiere de un abordaje integral y de una atención humanizada, centrada en mirar, escuchar, explicar, mostrar empatía, y comprensión con la situación, algo que lamentablemente, muchas veces se omite, influenciado por la creciente tecnificación de la salud, la búsqueda de la eficiencia, la presión asistencial o la falta de tiempo, todo lo que deja como resultado un trato inadecuado e impersonal a la persona y su familia, quienes como cuidadores, sufren de igual manera las consecuencias del Alzheimer.