Con la llegada de lineas aéreas «low cost» los precios de los viajes en avión han tenido bajas sostenidas. Ello ha permitido que miles de chilenos que antes no volaban, ahora lo hagan de forma frecuente. La ecuación es simple: más pasajeros, más vuelos y más combustible.
Pero ¿cómo se lleva el combustible de avión al aeropuerto? Ahí es donde entra SONACOL o la Sociedad Nacional de Oleoductos. La empresa, que tiene 60 años de funcionamiento, construye oleoductos bajo tierra, donde en la actualidad existen 465 kilómetros de ductos que mueven combustible.
La empresa quiere ampliar la linea que va de Maipú al Aeropuerto donde se mueve kerosene para aviones. La idea de SONACOL es subir el movimiento de combustible de aviones de 160 m3 por hora a 350 m3.
¿El problema? es que el trazado propuesto por la empresa pasa por zonas residenciales. Es ahí donde los vecinos se indignan y se agrupan en la coordinadora no al oleoducto, ocupando las instancias de participación ciudadana para hacer oposición al proyecto.
Pero no es solo oposición. Los vecinos, tal como informó La Voz de Maipú, presentaron un trazado alternativo, que saca el movimiento de combustible de zonas residenciales. La empresa comprometió estudiar el trazado alternativo.
Al final todo es dinero: SONACOL cierra la puerta a trazado alternativo
Es 23 de abril y en el casino de la dirección de aseo y ornato, dirigentes sociales, representantes de la empresa, el diputado Pablo Vidal y el Concejal Gonzalo Ponce, ambos del Frente Amplio, escuchan lo que Sonacol tiene para decir. Y la respuesta es no.
El gran problema de lo que piden los vecinos, es que los costos se elevarían desde los 85 millones de dólares, a 270 millones de la divisa americana. Un alza de costos que sin duda encarece el proyecto, sin embargo otorgaría tranquilidad a miles de vecinos que no dormirán tranquilo a sabiendas que afuera de sus casas se transporta combustible que es altamente inflamable.