Celebración de los 200 años de La Batalla de Maipú: Con pena y sin gloria

La conmemoración de los doscientos años de La Batalla de Maipú eran una excelente oportunidad para incentivar políticas comunales, en torno al acto simbólico que significó el abrazo de Maipú.

Chilenos y Argentinos hermanados por el deseo de ser libres, lucharon hombro a hombro contra un ejército bien entrenado, con alta preparación y que estaba lleno de laureles: y le ganaron. El 5 de abril en el Maipú de antaño era un evento trascendente. Así me lo contaba mi abuelo, nacido el 1934 en este pedazo de tierra. En un artículo que escribí el 2011 me decía que: “El 5 de Abril en Maipú se celebraba con fondas y un desfile cívico en el Monumento. Si el día 5 caía un miércoles, se acomodaban las fondas para el jueves o viernes, para que la fiesta fuera más larga. Recuerdo que las primeras fondas estaban ubicadas frente al Monumento, donde está hoy la piscina, cargado para la calle Maipú”.

El 5 de abril es una fecha importante para aquellos que tienen historia en la comuna. No es una fecha cualquiera, pues siempre nos creímos la historia que esa batalla, no fue una más en el proceso de independencia. Esa batalla fue la madre de todas y la que selló para siempre la salida de los realistas de este pedazo de la américa morena.

Sin embargo, hay que reconocer que Maipú ha crecido de forma exponencial en los últimos 20 años. Cientos de miles de nuevos vecinos han llegado acá, seducidos por los precios de las casas y la esperanza de una vida más tranquila. Para ellos, el 5 de abril no significa absolutamente nada.

Y es que en Maipú ha fallado el gobierno local: el municipio. No sólo esta gestión, sino todas las anteriores.

Caos Vial: Felices 200 años

Caos Vial en Maip´La idea de cerrar las avenidas principales en la comuna, un día miércoles y jueves, no solo fue mala, sino que también torpe. La gente no entendía nada, y los 200 años de La Batalla quedaron reducidos a miles de vecinos tirando puteadas en las redes sociales. La figura de Cathy Barriga, no salió bien parada, recibiendo epítetos de grueso calibre.

¿No era mejor conmemorar un fin de semana? ¿O cerrar las calles desde las 10 de la mañana una vez salido el grueso de la gente de la comuna?

Y es que el acto en el Monumento a los Vencedores de los Vencedores de Bailén fue a puerta cerrada. Con vallas papales por todos lados, el Presidente Piñera celebró con quienes quiso en un ambiente controlado. Con la ciudadanía fuera, no convocada.

Para aquellos que tienen raíces en Maipú la conmemoración de La Batalla fue un insulto. Vinieron a celebrarla desde el Gobierno Central, y no nos invitaron. Nos cerraron las calles y las llenaron de carabineros y no nos permitieron movernos libremente por la comuna.

Luego el Te Deum en el templo mostró lo mal que se hizo el trabajo. Con errores grotescos en el protocolo, que terminaron con dos concejales: Garrido y Saavedra, sin asientos en el acto. Un templo votivo al que se accedía de forma controlada y un cóctel donde con arpa se interpretaba un reguetón. Una oda a cómo hacer mal las cosas y cómo las hacen aquellos que no conocen Maipú.

Un mundo ideal

En una situación ideal promoveríamos haber embanderado toda la comuna, como antes. Y habríamos realizado una invitación abierta a conmemorar. El Abrazo podría haber sido puesto en el centro de la atención y haber sido utilizado en campañas comunicacionales tendientes a mostrarle a las nuevas generaciones que, el abrazo, antaño de chilenos y argentinos, hoy puede ser dado entre chilenos y migrantes. 

Y es que si las celebraciones estuvieran en manos de personas que conocen la comuna, jamás habríamos dejado de hacer el homenaje a Santiago Bueras, caído en batalla y que fue un ejemplo de valentía y coraje.

No era una mala idea haber entregado un libro en la plaza, donde la gente pudiera conocer por qué el 5 de abril es tan importante y en los colegios se incluiría la materia como un imprescindible a la hora del estudio.

Pero no fue así. Las autoridades locales prefirieron llenar de ruido donde corresponde hacer silencio y se farrearon la oportunidad de conmemorar los 200 años de la batalla como la comuna se lo merecía.

Para los cientos de miles de vecinos que llegaron tarde a sus trabajos o estudios, los 200 años serán recordados como el día en que, lo que era una celebración, terminó siendo una fiesta pequeña, privada, donde ellos no estaban invitados.

La actividad se hace todos los 5 de abril y su decaimiento ha sido constante. Ningún alcalde le ha dado la relevancia que se merece. Lo de ayer fue la suma del desdén, el triunfo de la pérdida de identidad y un balde de agua fría para aquellos que queremos este pedazo de tierra.

El cóctel en el Templo Votivo estaba en todo su esplendor. Nosotros estábamos fuera, pues desde Relaciones Públicas (qué paradójico) del Municipio nos habían echado del lugar. Pero afuera no estábamos solos. En una silla de ruedas, un vecino miraba a lo lejos como un montón de afuerinos comía y bebía a costa de los contribuyentes. Él no podía entrar. No estaba invitado.

Foto Portada: Por Fernando Arrepol – Fotos Noticia por Nicole Sepúlveda

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Nicolás Aravena

Fundé La Voz a los 21 años. Dicen que escribo bien, me apasiona la política, fotografía y entender el mundo que habitamos. Dejé de fumar hace poco, hago chistes malos y bailo pésimo

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