Las Naciones Unidas definen al cambio climático como las modificaciones a largo plazo en las temperaturas y en los patrones del clima. Si bien las variaciones climáticas son naturales, la ONU señala que las mismas son de origen “antropogénico”, es decir, ocasionadas por el ser humano. Dicha teoría apunta al aumento de las emisiones de combustibles fósiles a la atmósfera a partir de la I Revolución Industrial.
En contraparte, los científicos que refutan la tesis antropogénica aluden a los períodos de mareas solares y a la teoría de Milankovitch. Esta última sostiene que los cambios cíclicos en la órbita de la tierra ocasionan grandes fluctuaciones climáticas en un rango de 10.000 a 100.000 años. En cualquier caso, el aumento de la temperatura global registrado desde finales del siglo XIX parece ser el génesis de eventos meteorológicos extremos.
Implicaciones socioculturales del cambio climático y los eventos meteorológicos extremos
Las catástrofes humanitarias ocasionadas por el clima extremo han puesto el calentamiento global en la palestra de los medios de comunicación y las redes sociales. Gran parte de la notoriedad recibida se debe a activistas climáticos como Greta Thumberg y a la polémica agrupación Just Stop Oil, entre otras. El fenómeno social es tal, que muchos videojuegos y juegos de mesa casino incluyen títulos con escenarios apocalípticos que hablan del tema.
Entretanto, aparte de la cuestión mediática, existen otras implicaciones culturales verdaderamente significativas. En este sentido, la UNESCO ha redactado una serie de principios y recomendaciones en la Asamblea General de los Países Participantes de la Convención de 2003. La conclusión principal insta a las naciones a pasar a la acción en lo siguiente:
“Destacar el doble papel que desempeña el patrimonio cultural inmaterial en situaciones de emergencia, tanto por estar amenazado como por ser un recurso valioso al que recurren las comunidades para ayudarles a prepararse, responder y recuperarse de diversos tipos de situaciones de emergencia, incluidas las relacionadas con el cambio climático”.
Relación entre el cambio climático y el clima extremo
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático —IPCC, por sus siglas en inglés—, la respuesta es sí. En una investigación publicada en 2023, la institución científica explica que la causa es el aumento en 1,1°C de la temperatura de la superficie global. El marco temporal utilizado abarca desde 2011 a 2020 en comparación con los registros climatológicos entre 1850 y 1900.
Además, los datos recopilados por el IPCC muestran una correlación entre el calentamiento global y el número, la frecuencia y la duración de los eventos climáticos extremos. Entre ellos, los más conocidos son los huracanes, las inundaciones y las sequías prolongadas. No obstante, el cambio climático también parece desencadenar descensos drásticos de temperatura y tormentas heladas durante los inviernos en las zonas templadas.
El cambio climático origina tormentas peligrosas
Existe un consenso unánime entre los científicos con visiones contrapuestas sobre el cambio climático antropogénico. Porque, indudablemente, el incremento de la temperatura en la superficie de los mares y océanos aumenta la cantidad de vapor en la atmósfera. En consecuencia, un porcentaje creciente de agua en estado gaseoso y de humedad tiene el potencial de transformar una tormenta común en una realmente intensa.
La secuela lógica es la formación de más huracanes, tifones y aguadas desencadenantes de inundaciones severas. A su vez, una mayor frecuencia de precipitaciones fuertes junto al derretimiento de los cascos polares causaría la elevación del nivel del mar entre 0,6 y 1,1 metros para el año 2.100. En paralelo, el deshielo alteraría la corriente del Atlántico Norte, lo cual, podría generar más modificaciones impredecibles en los patrones del clima mundial.
¿Crisis climática?
En adelante algunos puntos pertinentes al respecto:
La postura del Grupo Global de Inteligencia Climática (CLINTEL)
Año a año, los informes del IPCC reafirman la posición de este organismo sobre la existencia innegable de una crisis climática. Sin embargo, para el Grupo Global de Inteligencia Climática (con más de 1.600 científicos reconocidos) este término es una “corriente alarmista”. Al respecto, los premios Nobel Ivan Giaver y John F. Clauser —líderes de la agrupación— expresaron para el diario ABC de España (2023) lo siguiente:
“La ciencia del clima debería ser menos política, mientras que las políticas climáticas deberían ser más científicas. Los científicos deberían abordar abiertamente las incertidumbres y exageraciones en sus predicciones sobre el calentamiento global, mientras que los políticos deberían contar desapasionadamente los costes reales, así como los beneficios imaginarios de sus medidas políticas”.
La necesidad de una resiliencia climática
Sea cual sea la causa, no existen soluciones rápidas para afrontar el cambio climático. Incluso, si se respetan los Acuerdos de París 2015 y el calentamiento global se contiene en 2° C —con respecto al siglo XIX—, el mundo seguirá experimentando eventos meteorológicos extremos durante décadas. Por ello, la solución planteada por científicos reputados como Amar Rahman apunta hacia una acción en tres planos:
- Detección de amenazas;
- Exposición;
- Medidas.
Así, el cambio climático podría enfrentarse con estrategias duraderas y no mediante planes de reacción ante los síntomas (más lluvias, más vientos, más calor)… Esto implica el compromiso de todos los países, no solo los industrializados, en mitigar las emisiones de CO2. Pero, actualmente muchas comunidades dependen de los combustibles fósiles y, sin desarrollo sustentable, las medidas implementadas están condenadas al fracaso.
Conseguir el equilibrio necesario entre desarrollo y prevención del cambio climático es el mayor reto de la humanidad hoy en día.