El pasado sábado 21 de octubre, se llevó a cabo el lanzamiento oficial del libro «Los niños juegan en la calle Santa Fe», del maipucino Hugo Farías Moya, el cual relata la historia del asesinato de Miguel Enríquez Espinosa, fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), en manos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) durante la tarde del 5 de octubre de 1974.
El acontecimiento histórico fue plasmado en primera persona, desde el punto de vista de quien fuera por esos años tan solo un preadolescente que había salido a jugar fútbol en el barrio sanmiguelino, sin imaginar el acto del cual sería testigo. «Uno de los actos de mayor heroísmo y de mayor brutalidad en tiempos de la dictadura criminal de Pinochet», según califica el autor.
Tal como se puede profundizar a través de las páginas, una de las aristas centrales en la historia fue el hecho de haber sido apuntado junto a sus compañeros de cancha como los niños que le señalaron a la policía cuál era la casa de Enríquez y su esposa embarazada, según indicó Miguel Krassnoff en televisión.
Así, después de 49 años y rodeado de familia, amigos, políticos, diplomáticos y otros personeros más afines a la idea del rescate de la Memoria, Farías promocionó este, su segundo libro, el cual nace principalmente desde la inquietud que había por contar esta historia.
«Fue una instancia muy emotiva, llena de recuerdos amargos y tristes, pero a su vez fue reconfortante ver a muchos jóvenes que siguen el legado de la izquierda. Ellos son la bandera que recoge todas las luchas que tuvimos nosotros en dictadura […] Nosotros como niños quedamos profundamente afectados por las muestras de brutalidad en esos años. Había un ejército completo tratando de eliminar a un hombre digno y luminoso, y nuestros padres siempre nos culparon señalando que nosotros habíamos sido los delatores. Este es un libro de absolución hacia nosotros».
«Creo que me demoré mucho, ahí fallé. Siempre cuando estudiaba iba recordando episodios. Trataba de llenarme de lectura política a medida que fui creciendo, investigando, averiguando, hasta que llegó el momento y después de un proceso complejo y doloroso de dos años nace finalmente el texto», complementó el vecino quien, por lo demás, se suma a la lista de personas detenidas y torturadas en dictadura.
Carmen Castillo Echeverría, cineasta y compañera de Miguel Enríquez, envió un mensaje que fue leído durante el evento, en donde señaló:
«Gracias por leer estas pobres palabras que buscan expresar en esta ocasión la emoción que me embarga desde que tuve la oportunidad de leer tu testimonio. Más allá de la versión o las versiones aquí relatadas sobre los hechos acontecidos aquel sábado 5 de octubre de 1974, sobre los cuales la investigación emprendida por la Justicia ha corregido de manera contundente testimonios surgidos de nuestras frágiles memorias, y que es indispensable incorporar como fuente rigurosa al trabajo de historiadores y a la transmisión que debemos permanentemente realizar en esta ruda batalla para convertir la Memoria de los vencidos en futuro consciente, quisiera agradecerte el importante aporte que tu libro contiene.
El relato de los niños, sus vivencias, de la calle Santa Fe y sus barrios colindantes irradian un resplandor alegre que ilumina aquel tiempo de una poética vital capaz de enfrentar el horror y destruir el terror.
A través de recuerdos surgidos desde el dolor y la rabia de haber sido señalados como responsables últimos del señalamiento de la casa donde vivíamos, cuestión ya determinada en el juicio conducido por el ministro Carroza como falsa, tu composición de un relato íntimo y sincero de vivencias infantiles da cuenta de la manera de vivir, en detalles y colores, que han enriquecido mi propia memoria sobre aquellos meses de vida intensa y verdadera en esa casa de la calle Santa Fe, lugar del combate para vivir y por la vida de Miguel Enríquez.
Tal vez si hubiéramos prestado atención desde un inicio a la mirada de los niños, víctimas directas del golpe, no colaterales, no además, por el contrario, golpeados, al igual que nosotros, los militantes de la resistencia, tal vez si hubiéramos estado atentos a ese murmullo, hubiéramos podido despertar la conciencia del conjunto de la sociedad sobre la brutalidad acontecida en nuestro país, originada en el odio a la igualdad de los opresores.
El golpe de estado contra una realidad haciéndose, creándose, cada día, desde la imaginación popular, conducida por el compañero presidente Salvador Allende devendría un fulgor, un rayo capaz de hacernos comprender que la masacre y sus consecuencias perduran en este presente de una sociedad cruel, injusta, sin valores humanistas ni sueños de una vida en común amable y justa. Al escuchar las voces de los niños la dignidad heredada de los mil días de Salvador Allende despierta el deseo de luchar en este presente oscuro e incierto.
No me detengo, Hugo, en cada detalle, en tan variadas y bellas secuencias, que tu libro entrega, pero invito a todos los presentes y mas allá a futuros lectores a impregnarse de esa vida cotidiana del barrio, de juegos y pensamiento, todo un pasado palpitante de presente. Un gran abrazo agradecido, Carmen».
Otra cosa que sin duda fue destacable durante la jornada, fue la presencia de varios embajadores de países tales como Honduras, Argelia, Irán, y diplomáticos de Cuba y Venezuela . «Creo que un maipucino sea tan valorado a nivel internacional, es meritorio. A Maipú se le recuerda, en general, por cosas malas, y esta es una noticia que debe transcender. Me lleno de orgullo», señaló el propio Farías al respecto, algo que fue compartido por varios de los asistentes.
En detalle, se trata de Linda Redondo, embajadora de Honduras y el secretario de turismo, Walterio Cruz; Faiza Latrous Rahim embajadora de Argelia; Mahmoud Babael, embajador de Irán; Rosario Rodríguez, diplomática de la embajada de Cuba y los diplomáticos de Venezuela, Gradiska Puglisi Cabrera, jefa de delegación y Silvino Scioli.
Entre los demás invitados estuvo Nicola Hadwa, analista internacional e invitado frecuente a los noticieros árabes en defensa de Palestina y también entrenador de la selección Palestina de futbol durante tres años; Luis Atenas, vocero del Observatorio internacional Radomiro Tomic y actual militante de la DC; Mónica Quilodrán, secretaria general y dirigente del MIR; Julián Alcayaga, economista; Jorge Donoso, firmante de la carta de los 13 que fueron 16; Hector Herrera, «el hombre que salvó a Víctor Jara de ser un desaparecido»; Roberto Rivera Vicencio, escritor y autor del reciente lanzamiento «La Mano», ex presidente de la SECH; Wilda Díaz, de DDHH Maipú; Katia Wood, hermana de Ronald Wood, entre otros.