Voy conduciendo por Segunda Transversal en dirección a 4 Álamos y las sirenas de bomberos me alertan que algo malo pasó. Por lo general suelo arrancar de los accidentes, pues nunca me ha gustado reportear ese tipo de temas. Sin embargo, esta vez opté por detener mi vehículo y caminar a ver lo que pasaba. Lo hice, pues hace algunos meses fui testigo de un accidente exactamente en el mismo lugar, cuando una camioneta atropelló a una mujer del sector, la cual quedó herida, pero con vida.
No alcancé a dar 10 pasos y me enteré del titular de la noticia. Cinco jóvenes tiraban piedras a un bus de Transantiago. Gritaban asesino y buscaban quebrar los vidrios. El conductor era un hombre mayor, que se llevó el bus del lugar. Carabineros lo custodiaba.
Caminé en dirección a las sirenas y varias personas lloraban en silencio. Eran vecinos que pasaban por el lugar y que veían, en medio de la calzada, el cuerpo de un menor de 4 años, ya sin vida. Cubierto por una frazada. A escasos metros una mujer era contenida por familiares. Daba gritos, alaridos de dolor que rasgaban el alma de quienes la escuchamos. Pensé era la madre, pero tras conversar con testigos, me aseguraron que era una tía.
La madre, me aseguraron testigos, quedó inconsciente y fue trasladada por una ambulancia al Hospital El Carmen de Maipú, sin saber el destino de su hijo.
Y ahí me quedé en silencio. Como uno de los tantos curiosos, dando bocanadas a un cigarrillo encendido a modo de tranquilizante. Mirando al cielo como si desde allá pudieran llegar explicaciones. Me quedé con los ojos cerrados, escuchando los gritos. Y de pronto ese niño era Ema, era Facundo (ambos hijos míos). De pronto ese cuerpo inerte era un ser querido, era el hijo de un amigo, el nieto o sobrino de alguien. De pronto era uno de tus hijos. Uno de los tantos niños que hay en nuestra comuna. Y me sentí tan triste, que no encuentro las palabras para explicarlo.
Llegué a mi domicilio y me abracé con fuerzas a Ema. Le di besos y lloré como un niño. Nadie a esa edad debería morir.
CAMBIOS URGENTES
Lo que queda claro, es que en la intersección de 4 álamos con segunda transversal es urgente que vaya algún ingeniero en tránsito a ver lo que sucede. Tanto 4 álamos, como segunda transversal son calles de un ancho importante, y el problema está dado pues cuando vienes por 4 álamos, el verde te permite girar con velocidad hacía segunda transversal. El tema es que el verde peatonal de segunda transversal, también está activo. Entonces giran autos o buses con luz verde, y atropellan a peatones que cruzan también con luz verde.
Tal vez desde el Municipio de Maipú se podría enviar a alguien. Y no lo digo con el ánimo de culpar al ente edilicio por el accidente, sino desde un ánimo de evitar que vecinos inocentes, sean atropellados con resultado de muerte, por conductores que, hay que decirlo, no se subieron a sus vehículos pensando en asesinar a alguien.