El primero de noviembre es una fecha especial para la mayoría de las personas, principalmente para los católicos, quienes honran la memoria de sus difuntos, los van visitar a los campos santos, dejan flores y hermosean su descanso eterno.
El epicentro de este ritual, en nuestra comuna, se da en el Cementerio Católico de Maipú, el cual en la jornada de ayer recibió una masiva asistencia.
La fundación de este campo santo fue posible gracias al donativo de un terreno hecho por don Agustín Santiago Llona, en 1895. Sin embargo, no es la misma ubicación actual, sino que estaba «como a ocho cuadras de la iglesia parroquial, a orillas del camino que conduce a la Rinconada de Espejo”, como dice el documento de la donación.
Pero fueron las frecuentes salidas del río Mapocho y de los canales del sector, que inundaban el cementerio, el motivo por el cual se tuvo que buscar otro terreno. El nuevo lugar fue concedido por la familia Pérez Canto, el mismo donde se encuentra actualmente, Camino Rinconada con Avenida Victoria.
Originalmente, la entrada estaba en esa esquina, ubicada en el sector bajo del cerro, pero la subida era muy pronunciada para llegar a las sepulturas. Por ello se optó por abrir la entrada que hoy se conoce en Maipú con Avenida Victoria.
El Cementerio Católico de Maipú es un recinto que es parte de la identidad de nuestra comuna, que como todo campo santo revela la idiosincrasia de la comunidad a la que pertenece y la evolución de la misma.
Fuente «Antiguo Cementerio Parroquial de Maipú» por Claudio Jorquera. Más información sobre el Cementerio Católico de Maipú en www.maipupatrimonial.cl