El abuso y la desprotección: el costo de la clase media

En gran medida hablar de clase media en estos tiempos, es  reflejar la carencia de protección y un excesivo abuso del mercado de las empresas de productos y servicios, en esta clase socioeconómica no hay ningún subsidio, todo se paga, educación, salud y pensión, entre tantos ¿pero qué es ser de clase media? en gran medida es ser de una clase profesional o técnica  trabajadora donde la educación es la única solución posible para vencer la barrera de la pobreza, ser hijos e hijas del rigor, los caracteriza por ser padres complacientes y muchas veces aspiracionales, siempre tratando de proyectar el valor de la familia en los bienes de consumo, una visión quizás equivocada pero entendible ,  ya que mientras más acceso se tiene a ellos y se goza del placer de vivir de una manera cómoda, los hace confundir la realidad de que esto los realiza como personas y padres de familia.

Nos encontramos insertos un mundo individualista y consumista, con una gran gama de servicios y productos, como  acceso al crédito hipotecario, a la telefonía móvil  a los créditos de consumo, los servicios de seguridad domiciliaria (Sistema de Alarmas), los servicios de cable e internet entre otros. Hasta el momento no digo nada de lo que ustedes no conozcan.  La paradoja es que al tener acceso a un mayor bienestar económico con el fin de vivir más felices, nos terminamos sintiendo peor porque ahora hay que cuidar lo que se tiene, contratando un servicio de alarmas,  enrejando las viviendas, alzando los muros; porque día a día surgen nuevos bienes por alcanzar, por ejemplo tenemos cable pero ahora necesitamos canales HD o porque para lograr tener esas cosas adquirimos nuevas deudas.

Pero saben, nunca imagine que aunque me enseñaron en la universidad “que el cliente siempre tiene la razón”, en mi realidad de chileno de clase media, este principio se encuentra profundamente vulnerado, ¿por qué lo planteo?, lo planteo, ya que hay situaciones  de un abuso tremendo de las empresas, y cuando solo imagino pensar y ordenar mi presupuesto y quiero renunciar a un servicio o producto, se me presentan una serie de barreras de salida, muchas veces complicando mi decisión con una serie de condiciones que obstruyen poner término a mi relación comercial con ellos.

Los invito a realizar el siguiente ejercicio, el de renunciar a un servicio de alarmas domiciliaras. A diferencia de lo que pasa cuando uno contrata el servicio, para terminarlo ya no sirve el teléfono o el internet, hay que ir personalmente, luego tienen una oficina para atender, lejana y repleta de gente y donde, cuando por fin le atiendan, primero le preguntarán el porqué de su decisión, a tal punto de establecer una defensa sustentada en convencerlos sobre revocar su idea de renunciar, segundo le indicarán que los contratos son autorrenovables por un año y si usted no tiene la claridad de cuando expira el servicio, tendrá que esperar un año más para hacer el intento de renunciar, ni si quiera renunciar, tercero le ofrecerán una rebaja de su cuenta por un periodo de meses como una manera de que desista de la renuncia del servicio, si pese a todo,  si logra renunciar, le dirán que esta se hace efectiva al mes subsiguiente y seguirá pagando dos cuotas adicionales y pobre que usted deje de pagar, inmediatamente comienza un acoso de llamados reiterados y mensaje de texto de aviso y advertencia, ah! Y otra cosa le dirán que tendrá que pagar un costo por la desinstalación de los equipos…. Y uno solo quiere renunciar, entonces concluyo que el cliente tiene la obligación de permanecer y no la razón y el derecho de renunciar al servicio.

Esta situación de abuso y desprotección, se refleja nuevamente en lo ocurrido en La Polar, la colusión de las farmacias, los altos costos de los planes de las isapres, los excesivos aranceles de las universidades para nuestros hijos/as, las bajas pensiones que genera las AFP’s, todos hechos que han creado una realidad de abuso  y desprotección de la clase media, lo que ha sido instalado por estos servicios privados que lucran a expensas nuestras.

Nos sentimos profundamente expuestos, como que todo es permitido y tengo la sensación de que la protección la tienen las empresas más que nosotros como clientes. Las superintendencias y el Servicio Nacional del Consumidor se encuentran llenos de reclamos, en el abuso financiero, el mal servicio, el producto engañoso, los aumentos unilaterales de los planes de salud, las jubilaciones miserables en fin, la salud, la educación y una pensión digna, es un derecho y nosotros no tenemos derecho si no lo pagamos, pero no solo eso, financiamos un negocio entorno a estos derechos, con el dinero de nuestro esfuerzo ¿y que recibimos?, solo desconsideración y aprovechamiento. Nos acosan con la venta de productos sobre productos y las instituciones fiscalizadoras son funcionales  o autocomplacientes, ya que el dominio económico del dinero invadió las instituciones públicas y la única instancia para proteger y fortalecer el derecho de nuestros intereses se encuentra profundamente desprestigiada, la política, no confiamos en ella, nos sentimos amenazados por las empresas los servicios privados y los grupos económicos y las instituciones públicas se encuentran  en ocasiones dirigidas por personas que privilegian el bien individual por sobre el colectivo, no quiero generalizar, no lo encuentro justo, ya que lo más triste es que las instituciones públicas tienen funcionarios que en su mayoría son de clase media… serán de clase media quienes los dirigen???  o serán una nueva clase trepadora oportunista que enloda la honra del servidor público y destruye el prestigio de las instituciones.

La clase media está decepcionada de los actuales liderazgos políticos y busca actores y movimientos que sintonicen con sus angustias y problemas, que les permita instalar su problemática en el escenario público y es esta audiencia la que tiene el mayor peso electoral en las contiendas democráticas, pero nos encontramos apáticos, reticentes, con el único instrumento que tenemos para construir una sociedad más justa a través del ejercicio democrático de la participación.

A mi entender el descontento y el desinterés se encuentra masificado por la pérdida de representación y la absoluta falta de empatía con los problemas e intereses reales de la clase media, en situaciones como por ejemplo, cuando se produce el descalabro familiar cuando hay una contingencia como pérdida de empleo, enfermedad grave, etc.  ya que solo se dan soluciones al más pobre a través de subsidios y el más rico las tiene solucionadas por herencia, capital acumulado o por sus influencias. Por último, como complemento de esta falta de interés e incluso fe, es la falta o carencia de una educación cívica que haga tomar conciencia de la verdadera importancia de participar y representar los interese de esta clase.

Podremos algún día depositar nuestra confianza en el voto, y tener legisladores con honestidad y servicio público, centrado en los valores de la honradez, mérito y esfuerzo, podrán lograr sintonizar representantes que formen parte de los intereses de la desprotegida y abusada,  clase media, será capaz de la clase media elegir y optar por candidatos de clase media, serán estos últimos capaces de no renegar de su origen y pretender ser lo que no son?

Se lo dejo a su reflexión

Foto del avatar
Editor LVDM

El equipo editorial de La Voz, atento al acontecer local y nacional. Contamos lo que pasa como lo vemos desde la otra esquina de la ciudad. El EDITOR LVDM está siempre atento.

Artículos: 2268

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *