Esta tarde a eso de las 19:00 un grupo de fieles se reunió en la Capilla Cristo Vivo para compartir un acto religioso.
Al ver la luz prendida de la capilla, vecinos del sector salieron para ver qué pasaba y notaron que había público en su interior.
De la extrañeza pasaron a la indignación cuando, tras consultar qué sucedía, se enteraron que varios adultos mayores del sector se dirigían a participar de la ceremonia.
Es el caso de la mamá de Loreto Apablaza Hinojosa, quien descubrió a su mamá saliendo camino a la misa. Al indagar más, se percató que más señoras iban a acudir y fue en ese momento cuando decidió encarar a los organizadores.
«Yo estaba esperando qué pasaba, cuando en eso salieron 3 o 4 personas con guitarras y canciones, y nos pusimos a sacarles fotos. En eso llamé a Seguridad Ciudadana para hacer la denuncia, mientras noté que iban saliendo en grupos de 4 a 5 personas. Colgué y salí para encararlos. Ahí vi salir a otro grupo de 6, donde estaba el párroco, una monja y Rebeca [la coordinadora de la capilla]», nos cuenta Loreto.
Según la información recopilada por La Voz, la actividad fue pensada para ser transmitida en línea, pero al avisar a la gente se produjo el mal entendido que llevó, principalmente a gente mayor de edad, a creer que se trataba de algo presencial.
Afortunadamente, las vecinas mayores que pensaban ir fueron disuadidas antes de que pudieran acercarse.
A pesar de que la actividad era «en línea», Loreto y otros testigos contaron al menos 10 asistentes al interior del recinto, incluido el párroco de la Capilla Nuestra Señora del Carmen, Jaime Tocornal.
En el video grabado por la vecina incluso se aprecia el lugar con las luces encendidas e incluso se pueden escuchar algunos de los cánticos de la ceremonia.
Misa en línea pero con asistentes
La ceremonia fue efectivamente transmitida por la cuenta de Youtube de la capilla Cristo Vivo de Cuatro Álamos, lo que confirma el sentido original.
Aún así, en el video se puede ver claras faltas de cuidado de parte del párroco y su asistente al no usar mascarillas, estar a menos de un metro de distancia, pasarse objetos y compartir un paño para secarse las manos.
Todos gestos que son parte de la liturgia católica, pero que dado los tiempos actuales de pandemia, se esperaría que pudieran ser adaptados para reducir el riesgo de contagio.
En el recinto además se escucha un coro, quienes junto a un grupo menor de asistentes, completan la cuota de 10 personas que fueron vistos salir de la capilla.
Uno de los problemas es que la capilla está en medio de la población Cuatro Álamos, por lo que cualquier llamado que ahí se realice concita la participación de personas que ven en actividades de este tipo una oportunidad para reavivar su fe.
«¿Por qué no hacen el llamado en una Parroquia donde no haya gente alrededor? Yo vivo justo al frente. ¿Qué se yo de los cuidados que tomaron dentro del lugar? Yo soy la que coordino la limpieza, yo soy la que junto el cloro, ¿por qué tienen que venir para acá e invitar a la gente? Justo al otro lado de la capilla vive una señora sola, si ella hubiera escuchado cantar y ve las luces prendidas, ¿qué hubiera hecho? Ir, porque la gente está sensible«, acota Loreto.
Guardando las proporciones, la falta de de consciencia de los organizadores remite a la reciente fiesta organizada por jóvenes en un galpón de Maipú.
El lugar ocurre también en uno de los sectores con una comunidad que ha tenido especial preocupación por la sanitización de su sector, incluso creando equipos voluntarios que han cubierto la mayoría de los pasajes y casas (ver nota aquí).
El llamado nuevamente es a tomar todas las medidas necesarias para evitar contagio y actividades que motiven a juntas en lugares cerrados.
Partiendo por la casa de dios.