Las ventas de juguetes típicos como los trompos, las pelotas de plástico o los yoyos, han caído poco a poco. Tengo 25 años de edad y aún recuerdo que mi mamá me retaba muy seguido por entrar a casa con las rodillas del pantalón sucias, después de una larga jornada de jugar bolitas en la calle con los vecinos de infancia.
Llegar de la escuela, comer y salir a jugar a la calle, era ya rutina no sólo para mí, sino que para varios niños que posiblemente hoy tengan más de 20 años de edad. Las tareas siempre se hacían después de las seis o siete de la noche.
Hoy las calles, los barrios, los callejones y los parques están muy vacíos. No porque las empresas de juguetes clásicos hayan dejado de fabricar sus productos, sino porque nació una competencia a la cual, nadie le ha podido ganar; la tecnología.
Los niños hoy nacen y de forma impresionante descubren que al deslizar su dedo en una pantalla, logran un objetivo. ¿Esto está mal?, no. Los niños al nacer tienen un mundo por descubrir al momento de abrir los ojos y lo único que los bebés hacen al tocar una tableta o un teléfono inteligente, es descubrir.
Lo malo está, en que desde temprana edad dañan su visión, no por algo las ventas en clínicas oftalmológicas han aumentado. La niñez hoy ya no nace con el propósito de interactuar con niños de su edad a través de un juego donde utilicen la imaginación al 100%.
Los padres y los hermanos mayores tenemos la culpa de que los niños se acostumbren a tener tecnología desde los primeros meses de vida. Todos vivimos en tal cierto punto de estrés que lo único que deseamos a final del día es tener paz en nuestro hogar. Y para librarnos de llantos y berrinches de bebés, les entregamos en sus manos un teléfono celular con X juego para que se entretengan y nosotros ya no lidiar con ello.
Todos tenemos la responsabilidad de darle un buen uso a la tecnología y eso debemos dejárselo muy en claro a los pequeños que nos siguen. Aprovechar al máximo lo que tienen en sus manos, para poder crecer utilizando la tecnología de forma prudente. Tristemente ya no podremos ver a muchos niños llenos de barro o con sus caras y manos sucias por las tardes, sino que los veremos en un sofá viendo notificaciones, videos en youtube o en tik tok.
Quizás, al final, los niños, hoy sólo quieren disfrutar de la tecnología de la misma forma que lo hacemos los adultos. No podemos frenarlos, pero si regular su uso.