Es 31 de marzo de 2017 y la alcaldesa Cathy Barriga sale de Maipú con destino a la Contraloría General de la República. Tras llegar a Teatinos #56 y subir hasta el octavo piso, se reúne con Jorge Bermudez, Contralor de la República.
La gestión municipal de la exConsejera Regional nació con una fuerte vocación de transparentar las cosas en un municipio sumido en una crisis de confianza, tras la derrota del exAlcalde Vittori, y el desarrollo del denominado «Caso Basura».
Por ello varios aplaudimos la idea de transmitir los concejos municipales a través del fanpage del municipio en facebook. Más transparencia, menos corrupción, parecía ser la clave, o el sello que Barriga quería imprimirle a su paso por Maipú.
Por ello esa mañana, desde las oficinas del Contralor, Barriga firmaba un convenio de colaboración que, según indica el sitio web del municipio de Maipú: «pondrá al municipio como pionero en transparencia y lucha contra la corrupción»
Es más. Barriga declaraba parada al lado de Bermúdez que “Este convenio tiene que ver con la protección de los recursos, para que ningún peso sea malgastado” e iba más allá y realizaba un llamado público a que otros municipios se sumasen a la iniciativa.
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Pero la Contraloría hizo su trabajo…
Del convenio con la Contraloría no se supo más y -al parecer- con el tiempo las cosas se fueron poniendo complejas. Y es que la Contraloría General de la República, así lo indica su sitio web: «es un órgano superior de fiscalización de la Administración del Estado, que está contemplado en la Constitución Política y es autónomo respecto del Poder Ejecutivo y de los demás órganos públicos. Controla la legalidad de los actos administrativos y resguarda el correcto uso de los fondos públicos. Su labor es eminentemente fiscalizadora de carácter jurídico, contable y financiero, y tiene el objetivo de cautelar el principio de legalidad, es decir, verificar que las instituciones públicas actúen dentro del ámbito de sus atribuciones, respetando los procedimientos legales y utilizando eficiente y eficazmente los recursos públicos».
Entonces más allá del convenio, las risas y las fotos de aquel 31 de marzo de 2017, el ente contralor comenzó a hacer su trabajo. Ante una gestión municipal que ha sido firmemente fiscalizada por diputadas, diputados y concejales de la comuna, han sido varias las ocasiones en que se han llevado presuntos casos de mal uso de fondos públicos, para que sean investigados.
Y lo cierto es que Contraloría hizo su trabajo. En relación al automóvil municipal que Barriga ordenó pintar dorado, y cuya pintura costó $1.428.000, el ente ordenó que la alcaldesa debía restituir los fondos.
Además, la Contraloría explicó que «de no acreditar beneficiarios, se deberán restituir $16.450.560 por compra de 480 collares con forma de sol, 486 cajas de terciopelo y, 1500 paraguas corporativos».
La misma Contraloría aclaró que «no se debieron comprar 15.000 peluches con dinero del FAEP. Por lo mismo, la Municipalidad ha imputado dicho costo a la cuenta de la Corporación Municipal (dinero no fiscal».
Asimismo, la Contraloría estipuló que «se realizaron compras fragmentadas por $99.314.949 a proveedor de audio para evento Maipeluza, no ajustándose a lo dispuesto por el Ministerio de Haciendo. Se realiza sumario por este hecho».
También el órgano fiscalizador acusó que «se realizaron compras vía trato directo, por $195.333.509 para evento Maipeluza. Además de otras 17 contrataciones vía trato directo, por un total de $285.029.739, todas sin entregar la justificación necesaria».
En un corto periodo de tiempo, Bermúdez pasó de firmante de convenio con Barriga, a enemigo de la administración municipal. ¿Qué hizo de malo el Contralor? A ojos de Barriga, lo malo estuvo en que hiciese su trabajo: fiscalizar.
El uso del auto municipal para grabar un reto viral denominado Kiki Challenge, también fue materia de investigación y sanción para Barriga por parte de la Contraloría.
Sin embargo, la gota que rebalsó el vaso fue que el ente contralor exige la devolución de cerca de 15 millones de pesos que el Municipio gastó en ir a Mendoza, para presentar una obra de teatro.
La explicación de Barriga por el viaje a Mendoza
Al igual que otros políticos de derecha en el mundo, Barriga acostumbra a usar sus redes sociales personales, para levantar temas y contestar a los escándalos que se levantan en torno a su gestión. Esta vez no fue la excepción.
A pesar que la prensa, según ella misma dijo en un video en directo transmitido por su cuenta de instagram, la aguardaba para sacar sus declaraciones, a la alcaldesa -así lo parece- la acomoda más un formato donde no se le puedan hacer preguntas.
«Ustedes saben que yo comparto, y de manera súper transparente, cada una de las iniciativas que tenemos como municipio. Esto fue el año pasado, fuimos con nuestra área de danza de nuestra escuela, que fue a realizar una presentación, no fuimos a ver ninguna obra», dijo Barriga.
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«Lo que es lamentable, y de verdad lo tengo que manifestar, es que la Contraloría de alguna manera está observando esta compra de pasajes, que fueron 10 millones en pasajes y la otra cantidad de dinero era para el viático y alojamiento de los funcionarios que fueron«, sostuvo.
La frase de Barriga induce a engaño, pues Contraloría lo que objetó no fue el viaje, sino que 2 personas que aparecen como pasajeros del avión, finalmente viajaron por tierra. En ese sentido, la pregunta que cabe realizarse es ¿quiénes ocuparon esos asientos?
Además, se objeta que haya pagado viáticos a funcionarios a honorarios, que por ley, no eran sujetos de recibirlos.
Las acusaciones contra la Contraloría y la ignorancia política de la máxima autoridad comunal
Sin embargo la alcaldesa, decidió pasar al ataque contra la Contraloría.
“La Contraloría tiene un rol fiscalizador de los recursos públicos y de los actos administrativos y hoy día, una vez más, está teniendo un rol político. Si hay algo que tenemos que cambiar en la Constitución es el rol que tiene la Contraloría hoy día. Esto está en el artículo 98, 99 y 100 de la Constitución. Lo dejo planteado.”, dijo en el video.
La frase de Barriga es demoledora y esconde -a mi juicio- una muestra enorme de desconocimiento. Acusa a la Contraloría de tener un rol político y, acto seguido, realiza una de las declaraciones más políticas que se le ha escuchado en todo su mandato. Llama a cambiar en la constitución el rol que tiene el ente contralor. Y está en lo cierto. Aunque sus razones son equivocadas.
Después de todas las sanciones que ha tenido Barriga (y que están detalladas varios párrafos más arriba), creo que es imprescindible que en la nueva constitución se cambie el rol de la contraloría. Porque hoy -desde mi vereda- siento que parece un león sin dientes.
Me explico. Si la contraloría tuviese -además de las facultades fiscalizadoras- competencias para elevar las sanciones, probablemente Barriga ya no sería alcaldesa de Maipú.
“A partir de esto y no quiero ser mal pensada tampoco con que se esté cumpliendo un rol político, pero bueno, el director jurídico del contralor es pariente cercano de un diputado del Frente Amplio. Las cosas por su nombre“, dijo la edil, intentando hacer creer que existiría una suerte de persecución en su contra por razones políticas.
Sin embargo, si ese era uno de los ejes centrales de su argumentación, es ella quien -en el mismo video- desarticula su discurso. Casi al final muestra -como buscando un empate- el caso del Municipio de Valparaíso, donde el Alcalde Jorge Sharp deberá enfrentar un juicio de cuentas, promovido por la misma Contraloría.
Lo cierto, es que la alcaldesa tal vez desconoce que Sharp es una de las figuras que fundó en Frente Amplio, y que el caso que le afecta, ha incomodado de sobremanera a ese bloque político.
Entonces, si el director jurídico del contralor es pariente cercano de un diputado del frente amplio ¿en qué mundo paralelo se puede acusar a Contraloría de perseguirla por razones políticas al tiempo que se exhibe una noticia donde Contraloría anuncia juicio contra uno de los fundadores del frente amplio?
La respuesta puede estar en un desconocimiento político mayúsculo de la edil. O tal vez se podría escribir un cuento al respecto. Yo lo titularía: Barriga en el país de la Contraloría.