Proceso constituyente: Santiago no es Chile

Ha existido un largo debate por lo que se espera en este nuevo proceso constituyente en Chile, lo que no queda ajeno es el proceso de descentralización. ¿Será este proceso el encargado de guiarnos a un Estado Federal?

Es muy sabido que, en nuestro país, la capital de Santiago es el factor centralista y que acompleja 100% a nuestro territorio a nivel de urbanismo, empleo y desarrollo social. La sobre población es más latente que nunca, esto llega a afectar también al entorno con casos de polución; la segregación social y desigualdad; transporte público deficiente; un entorno poco amable debido a los apuros que debe tener la gente por la mala distribución de trabajo, entre otros factores; la mala conectividad para transitar, debido a que está todo colapsado; y finalmente, la poca capacidad de respuesta frente a desastres naturales.

Bajo lo mencionado, en este proceso constituyente, se debería tener en cuenta todos los problemas que fueron mencionados de Santiago y considerar que la descentralización es una buena alternativa para evitar los problemas sociales ya que ayuda a distribuir o dispersar funciones, poderes fuera de una autoridad central. Con el propósito de mejorar la calidad de vida, surgen dos interesantes alternativas para cambiar el tipo de Estado en Chile: primero, el surgimiento de un nuevo Estado Regional moderno y descentralizado desde las funciones institucionales; y segundo, volver a tener en consideración la vuelta de un Estado Federal.

Partiendo con una de las alternativas del Estado Regional, desde una mirada descentralizada institucionalmente, se puede promover el fortalecimiento de la regionalización como idea innovadora. En el desarrollo de este plan y para tener una mejor distribución de poder, es necesario, y por lo tanto, es importante consagrar constitucionalmente la distribución de potestades y toma de decisiones desde una perspectiva locataria, donde las regiones puedan ocupar su autonomía y puedan tomar sus demandas sociales únicas, para lograr así cubrir las necesidades requeridas por los ciudadanos. Esta medida puede que sea necesaria, pero no suficiente por un pequeño problema, por la polarización política que vive actualmente nuestro país.

El desarrollo del Estado Federal es una de las alternativas más cautivadoras que se forma con el surgimiento de este proceso constituyente. En conformidad con los antecedentes históricos, en 1826 y 1827 tuvo un intento de desarrollo federalista. Además, en 1890 el expresidente Balmaceda tuvo la idea de descentralización teniendo el Estado cuatro poderes, el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Municipal, dividiendo el país por ocho provincias con autonomía parcial lo que daba paso al primer intento de descentralización, pero producto de la guerra civil vivida en ese periodo no se pudo realizar.

La idea del expresidente Balmaceda tiende a ser tentadora en este proceso constituyente, es importante decir que el factor fundamental del proceso constituyente será la desconcentración del poder político y entregarle autonomía a las Municipalidades en una serie de dimensiones de la vida social e institucional, enfocándose netamente en el desarrollo político local de cada comuna entregando personalidad única. El proyecto dará paso a que los derechos y deberes sean establecidos por el territorio local.

El Federalismo, como forma de organización política, debe ser considerado por las demandas que pide la sociedad, si se llega a establecer implicará mayor competencia fuera de la capital, lo que potencia aún más el desarrollo económico, el desarrollo social y ante todo, se empieza a desarrollar la participación política institucional que tanto necesitan los ciudadanos.

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Juan Francisco Tirapegui

Alumno de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Chile

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