El 5 de diciembre del año pasado hubo una explosión en la fábrica de la empresa química Clariant, ubicada en la comuna de Maipú. En las horas siguientes una nube tóxica sobrevoló la ciudad. Mareos, dificultades para respirar e incluso hospitalizaciones fueron el resultado inmediato. A 7 meses del accidente, un lapidario informe de la SEREMI de Salud detectó graves faltas en las instalaciones y medidas de seguridad junto con la liberación de material asbesto durante el accidente.
En la noche del 5 de diciembre de 2019 un estruendo entrecortó la tranquila noche cerca de Camino a Melipilla en la comuna de Maipú. Luego de algunas horas casi la totalidad de la población del sector poniente de la capital pudo sentir un olor a plástico quemado, dificultades para respirar y un fuerte dolor de cabeza. 13 personas tuvieron que ser llevadas a centros asistenciales. ¿Qué había pasado?
En la planta de la empresa Clariant se había ocasionado una explosión. Clariant fabrica químicos para la elaboración de pegamentos, shampoos y para procesos de producción minera. Detrás de sus rejas y árboles la empresa había pasado desapercibida de las miradas de vecinas, quienes denuncian desde hace años que Maipú se está convirtiendo en una Zona de Sacrificio.
Los relatos de una noche
Según informes de la ONEMI y del Ministerio de Salud la noche al 5 de diciembre alrededor de la medianoche, una persona que estaba en el lugar había informado a Bomberos de un siniestro al interior de la empresa Clariant.
Bomberos acudió de inmediato al lugar. Sin embargo, se encontraron frente a un portón cerrado. Clariant les impidió por varios minutos entrar al lugar. Para las 00:50 de la madrugada el informe de ONEMI aún anotaba: “Bomberos no ha podido hacer el ingreso al interior de dicha empresa”. Recién la llegada de Carabineros permitió forzar el ingreso y controlar el accidente.
La empresa declaró después en redes sociales que esto se debía a que primero tuvo que “investigar las causas de la explosión […] para así proteger los involucrados”. Al consultarla nuevamente cambia su versión y atribuye el tardío ingreso a que bomberos haya tenido que devolverse para buscar equipamiento especial para accidentes químicos. Un primer indicio de una política de información poco clara y no transparente.
En la misma noche del 5 de diciembre, pasando la línea del tren y un pequeño parque, se encontraba Patricia Flores, presidenta de la Junta de Vecinos “Cerrito de los Héroes”. Ella estaba alarmada por lo que sucedía al otro lado de la línea del tren, su teléfono no paraba de sonar. Las y los vecinos querían saber qué era lo que estaba sucediendo y qué podían hacer. “Les pedimos cerrar las ventanas, luego vino la ONEMI y quiso evacuar toda la villa. ¿Pero adónde debíamos ir en medio de la noche?”. Luego de varias horas el olor dejó de ser tan fuerte y la ONEMI desistió del plan de evacuación.
Muchas dudas e inseguridades
Al pasar la noche aumentaron las dudas frente a la empresa. ¿Por qué no había dado acceso a Bomberos? ¿Por qué no había informado a nadie sobre el incidente?
Al parecer, la empresa primero quiso que el accidente pasara desapercibido. Según las partes involucradas, no llamó a Bomberos, ni alertó a la vecindad. Ni la planta de Gasco, ni Patricia Flores, como dirigenta vecinal fueron informados de manera directa por la empresa. De hecho, la SEREMI de Salud anotó después que la empresa no aplicó, ni acreditó la existencia de un plan de emergencia, obligatorio por ley. Acusaciones que son negadas por parte de Clariant. Pero, ¿qué tenía que esconder la empresa?
La tarea de averiguarlo fue asumida por la Unidad de Emergencias Químicas del Ministerio de Salud. Ésta llegó la misma noche y encontró la planta en pésimas condiciones. Elaboró un informe, que fue base para una sentencia de la SEREMI de Salud al cual tuvo acceso Das Lamm.
Según la sentencia que incluye varios informes de la Unidad de Emergencias Químicas el accidente ocurrió al momento que un reactor químico para la elaboración de adherentes fue llenado por el personal. Para esto se utilizaron productos altamente inflamables que prendieron fuego. La explosión ocurrida derrumbó el techo que cubría el reactor. Los funcionarios temieron en este momento que la techumbre siniestrada contenía asbesto, lo que fue confirmado posteriormente. Sin embargo, el hecho no fue advertido en ninguna parte de la empresa. Por ley la existencia de asbesto debe estar señalada en el recinto.
La sentencia suma más denuncias. Al lado del reactor que explotó encontraron grandes cantidades de productos inflamables almacenados junto con productos comburentes y corrosivos. El personal no contaba con los cursos necesarios para realizar los procedimientos en cuestión, el patio no contaba con la suficiente cantidad de luz, no se podían acreditar los protocolos para el uso y producción de productos peligrosos, ni tampoco existía alguna información acerca del comportamiento y las acciones a tomar en áreas contaminadas por asbesto.
En resumen: El accidente fue producto de un accionar negligente de la empresa, la cual podía estar tranquila, puesto que la explosión no afectó mayormente al reactor en sí mismo. De ser ese el caso, podría haber afectado mucho más gravemente la población aledaña.
En una declaración pública la empresa confirma el accidente y culpa a un “error humano” por lo ocurrido. Así, se sostiene sobre los hombros de los y las trabajadores quienes no habían obtenido los cursos suficientes para los procesos químicos que estaban manejando. Con esto se suma a una larga lista de denuncias contra la empresa.
En 2012 fue puesto por la Dirección del Trabajo junto con Starbucks en el puesto número uno de las empresas con más denuncias laborales. Hasta la fecha, la empresa suma cada año más denuncias, esto a pesar de su reducido tamaño y de tener a muchos trabajadores subcontratados. El último reclamo registrado en la Dirección del Trabajo fue el 2019 justamente debido a un accidente de trabajo.
Das Lamm quiso tomar contacto reiteradamente con trabajadores de la empresa. Sin embargo, al hablarles en la salida de la empresa éstos se negaron de dar declaraciones por miedo a ser despedidos. Es así que el único relato desde adentro de la fábrica viene de una entrevista que hizo La Voz de Maipú a pocos días del accidente. Ahí se reafirman las acusaciones de la SEREMI de Salud. Además se denuncia el poco compromiso con la seguridad de los trabajadores: “Entre accidentes o historial de accidentes ha muerto gente en aquel lugar a causa del H2S, y en reiteradas ocasiones los operadores de los reactores se han desmayado hasta perder la conciencia.”, cita el medio de comunicación local.
Partir de nuevo
En la misma sentencia del Ministerio de Salud a la cual tuvo acceso Das Lamm, la empresa demuestra haber hecho, luego del accidente, los cursos necesarios para sus trabajadores. Respecto al mismo incidente hablan ahora de un “caso fortuito o de fuerza mayor”. La SEREMI de Salud mantiene las acusaciones y ordena el no funcionamiento del reactor donde fue el accidente y obliga a la empresa a pagar una multa de 250 UTM (12 millones de pesos aproximadamente). La empresa interpuso un Recurso de Reposición.
“Esta multa es ilusoriamente pequeña y fomenta la praxis actual que las empresas prefieren pagar multas en vez de cumplir con las normas existentes», indica el Asesor Ambiental Javier Salinas. Él trabajó durante varios años en el sector industrial y conoce las prácticas que aplican muchas empresas. «Se incumple con estándares de seguridad para bajar el costo de producción», afirma. Si ocurre un accidente o hay alguna fiscalización se paga la multa y se hacen las remodelaciones necesarias. Esto, perjudicando a los trabajadores y la vecindad aledaña.
Justamente esto parece haber ocurrido en Clariant. En respuesta a una consulta por Das Lamm la empresa afirma haber hecho mejoras. En el lugar mismo varios trabajadores confirmaron dicho hecho. De hecho, a través de la embajada suiza, país donde la empresa tiene su sede principal, se confirmó que Clariant hizo gestiones para obtener visas para entrar a Chile durante el cierre de fronteras que mantiene el gobierno chileno desde hace varios meses de este año.
Maipú ¿Una Zona de Sacrificio?
Quien conoce Maipú lo considera un lugar tranquilo para vivir, amplios jardines, alejado del ruido de la ciudad, quizás hasta con la sensación de poder evadir los problemas de la gran urbe. Sin embargo, en el sector sur-poniente, cerca del camino a Melipilla se suman los problemas ambientales. A veces es un leve olor a galletas por la fábrica de McKay, otras veces fecas u olor a gas. Viviana Soledad Delgado explica: “Estamos rodeados por industrias que nos contaminan día a día”.
Delgado es una activista ambiental que lucha desde hace años para mejores estándares ambientales y para que las existentes se cumplan. Ella forma parte de una agrupación que lucha contra la instalación de un oleoducto al lado de sus casas y es segunda vicepresidenta del consejo de la sociedad civil del Hospital El Carmen de Maipú. En este cargo realiza diversas visitas a fábricas en su alrededor. Delgado quiso visitar también las dependencias de Clariant luego del accidente, no obstante le fue negado debido a la situación actual de la pandemia.
Delgado nos lleva por su barrio. Pasamos por un parque y nos metemos por una pasada para llegar a la Autopista del Sol. Desde acá nos muestra las distintas amenazas que ve en la comuna: La planta de aguas servidas, que junta casi la totalidad de las aguas de Santiago y emite gases que además de molestos son inflamables, la planta de Gasco, la refinería de ENAP y el oleoducto que quieren construir justo donde nos encontramos. Ella está preocupada: “Estamos rodeadas por industrias altamente peligrosas, cualquier fuego o explosión puede tener consecuencias fatales” dice la activista.
Esto también le preocupa a la presidenta de la Junta de Vecinos, Patricia Flores. Ella mira hacia el cerro que separa la planta de Gasco con sus casas. ¿Qué habría pasado si la explosión hubiese sido de mayor tamaño y afectado a estas dependencias? Asimismo, le causa molestia que la empresa nunca se haya dirigido hacia ellos. Ninguna palabra de disculpa por los inconvenientes.
Clariant, dejando secuelas en la ciudad
Hasta el momento de la explosión la empresa Clariant había pasado desapercibida. Sin embargo, desde diciembre esto cambió. Delgado cuenta que cualquier olor en el aire es asociado a la empresa, aunque no sea cierto. “La empresa quedó en el imaginario de la población como alguien que envenena sin escrúpulos”, afirma.
No obstante, hasta el momento nadie sabe de la contaminación producto del asbesto. Al informar a Delgado del contenido de la sentencia se muestra enrabiada “¿Por qué en sus declaraciones nos habla de que la nube no fue tóxica para la población?. Me siento defraudada”, comenta.
Clariant afirma que solamente un pequeño sector dentro de la empresa fue contaminado por asbesto. Este sector fue cerrado por la SEREMI de Salud para su posterior limpieza. Sin embargo, según estudios científicos, reproducidos por las autoridades ambientales alemanas una sola fibra de asbesto puede causar enfermedades letales como asbestosis y cáncer al pulmón.
Frente a la duda, la empresa GSAS especializada en la remoción de materiales contaminantes, declara que lo más probable que para sectores más bien alejados de Clariant no hay mayor riesgo de contaminación. El riesgo está en la más inmediata cercanía. Sin embargo, afirma la necesidad de haber realizado pruebas de la calidad del aire para estar seguros que no exista mayor peligro para la población aledaña. Es así que sobre todo las y los trabajadores de la empresa pueden haber llevado secuelas mayores por el accidente.
Para las y los vecinos del lugar queda claro. Clariant puso en peligro la salud de las y los trabajadores y la población aledaña a la empresa. Con todos estos antecedentes, Delgado, la activista ambiental, evalúa realizar acciones legales en contra de la empresa. “Este acto no puede quedar impune”.
Das Lamm trató reiteradas veces poder obtener una entrevista de una persona encargada en la empresa. Sin embargo, solamente accedió a responder preguntas por correo electrónico. En sus respuestas la empresa niega todas las acusaciones de la Seremi de Salud: “El plan de emergencia y los protocolos de seguridad fueron implementados de manera correcta, todos los protocolos son accesibles de manera digital”. Al consultar una tercera vez por dudas pendientes la empresa se negó a responder más preguntas. La empresa se disculpa por el accidente y sigue hablando de un “sabor molesto que no causó ningún riesgo en la salud para la población”.
*Este reportaje fue realizado por el periodista Malte Seiwerth, coproducido con el medio suizo Das Lamm y cofinanciado y apoyado por Netzwerk Recherche y la Fundación Olin.