El virus fue un frenazo en seco para Chile. Nos llevó de los gritos al silencio, de las calles a la casa y de la rabia al miedo.

De un momento a otro pasamos de un país lleno de gente en las calles protestando  a otro con ciudades desiertas, y el  pánico a ser infectados.

Se acabaron las marchas, y  encerrados en nuestras casas  nos aferramos a las redes sociales para estar al tanto de lo que pasa. Especialmente frente a la desconfianza generalizada hacia la televisión, los diarios y el gobierno.

Pero la redes sociales son un mar de información que necesita filtros. De lo contrario nos desborda de datos, avisos, noticias, rumores, memes y mentiras. Sin a veces poder distinguir unos de otros.

Un buen ejemplo de esto fue la polémica por el arriendo del Espacio Riesco.  El gobierno arrendó uno de los centros de eventos más exclusivos de Chile para usarlo como hospital de campaña.

La crítica llegó fuerte, pues  mucha gente entendió que el gobierno de Sebastián Piñera prefería pagar un espacio privado antes que usar otros recintos disponibles.  Más todavía durante un estado de excepción cuando el gobierno podría haber dispuesto del espacio gratuitamente (ver columna en Ciper).

¿Qué pasó? Frente a esta ola de críticas, comenzó a circular información falsa para desviar la atención. Uno de estos avisos vinculaba falsamente al esposo de la diputada comunista Carmen Hertz, el economista José Manuel Riesco, con la propiedad del centro de eventos.

Según esta teoría conspirativa, el Partido Comunista de Chile se estaba haciendo rico gracias PIñera.

Rumores como estos fueron difundidos en muchos lugares de Chile. En Maipú el mensaje fue difundido a través de personas como el concejal de Renovación Nacional por Padre Hurtado,  el señor Alberto Haddad Valech.

No fueron pocas la personas que compartieron esta información a sus amigos y conocidos sin darse el trabajo de comprobar si era realmente cierto o no.

Pero todo era mentira. El mismo Espacio Riesco tuvo que salir a desmentir la información:

Se ha publicado que el economista José Manuel Riesco Larraín (primo hermano de María Gloria) es dueño o accionista de Espacio Riesco. Esta información, al igual que muchas otras que han circulado en redes sociales y medios de comunicación en los últimos días, es completamente inventada y falaz. José Manuel Riesco Larraín no tiene ni ha tenido vínculo alguno con el centro de eventos.

Pero a esta altura el daño ya estaba hecho. Y mientras usted lee este desmentido, probablemente hay diez personas que aún piensan que los comunistas se hicieron ricos gracias al arriendo del Espacio Riesco.

Debo confesar además que esta historia se basa en hechos verídicos, pues como director en La Voz de Maipú recibimos diariamente información y mensajes de distintos actores políticos.

En particular este mensaje falso fue enviado por un asesor de una reconocida autoridad de derecha en el distrito, cuyo nombre mantendremos anónimo, pues lo relevante de esta historia no es la persona sino la moraleja.

Tras hacerle ver su falta enviándole con datos que desmentían el rumor, esta persona respondió de vuelta con la siguiente imagen.

Según este asesor, aquí estaba la prueba irrefutable que los comunistas están aliados con el gobierno para hacerse millonarios a costa del coronavirus.

Las ganas de que fuera verdad fueron más grande que su sentido de la realidad.

Hasta Salfate se queda corto al lado de esta conspiración.

Conclusiones

El mundo está enfermo de desconfianza y rabia. Una enfermedad como el coronavirus es la justificación perfecta para que aparezcan charlatanes expertos en el arte de mentir para meter miedo.

En Chile hay una guerra desatada,  y aunque usted le parezca increíble  no es contra el coronavirus, es contra el conocimiento, pues un pueblo ignorante es fácil de gobernar.

Los invito a encender la tele por la mañana y mirar más allá de los rostros que ve.

Usted tiene la obligación de saber los intereses que cada panelista defiende. No es causalidad que se repitan siempre los mismos rostros ni que eviten hablar ciertos temas.

Esperamos que esta «anécdota» sirva para más atentos y atentas. A no caer en las bajezas como las del señor Haddad, ni menos en la ingenuidad de la persona que, al igual que un portador de un virus, contagia a otros con su ignorancia sin darse cuenta.

Usted sea mejor que eso. No se deje engañar tan fácilmente.