Una desagradable situación fue la que vivió parte de la comunidad del Colegio Alicante del Rosal, específicamente los estudiantes de los cinco cursos de cuartos medios y sus apoderados, cuando recibieron la noticia de que la dirección del establecimiento decidió no realizar la esperada ceremonia de licenciatura.
La instancia había estado planificada por el colegio con el adecuado formato en contexto de pandemia, con los alumnos divididos en grupos, personal de apoyo, control de accesos, entre otras medidas, quedando la fecha agendada para el 17 de diciembre.
Sin embargo, el día 11 de diciembre, el director Jorge Gutiérrez envió un comunicado en donde señaló que «la Dirección del Colegio, junto al equipo de profesores, ha determinado cancelar cualquier posibilidad de efectuar una ceremonia de licenciatura, sea esta presencial o virtual», el que de todas maneras llegó a los correos de los apoderados recién el 14.
El motivo que entregó no solo fue por un tema epidemiológico, ya que durante esa semana se anunció el inicio de Fase 2 para toda la capital, sino también porque el personal administrativo debía abocarse al trabajo de matrícula del Sistema de Admisión Escolar que supuestamente iniciaba la semana siguiente, pero que en realidad ya estaba en plena ejecución.
En respuesta, los apoderados enviaron una misiva intentando flexibilizar la disposición de parte de la autoridad escolar, indicando, principalmente, que se entendía de cierta forma los motivos expuestos, pero que en ningún momento se tomó en cuenta una consulta o mesa de trabajo con ellos.
«[…]No creemos que el colegio lamente el cambio de planes que impuso, porque si fuera así, se hubiera buscado la forma de comunicarse con los interesados, los alumnos y nosotros los apoderados, para buscar alternativas», se lee en la carta, agregando ejemplos de otros establecimientos que así lo hicieron.
«Se entiende y no creemos sea el caso repetirlo, estamos en una situación crítica, pero ¿Por qué unos pueden y nosotros no?, ¿y en las mismas circunstancias?, la respuesta es una sola, voluntad y empatía», reclamaron.
Asimismo, los afectados cuestionaron que no se tuviese la disposición para realizar la ceremonia con las medidas sanitarias correspondientes, pero sí para recibir a una numerosa cantidad de padres, madres y apoderados para llevar a cabo el proceso de matrículas.
Licenciatura en plaza pública
Con los días contados, ya habiendo realizado diversas consultas al Ministerio de Educación sobre lo ocurrido, un grupo de padres y madres decidió proponer organizar ellos mismos la ceremonia en un lugar público, lo cual obtuvo un amplio apoyo entre sus pares.
Eligieron una plaza aledaña al mismo colegio, realizaron consultas al Ministerio de Salud, solicitaron autorización de las cuatro Juntas de Vecinos de la Villa Santa María e incluso de Carabineros, y aunque no tuvieron respuesta de parte de las autoridades sanitarias sobre un conjunto de medidas específicas para la ocasión, de todas maneras se guiaron por el estándar.
«Al escenario no podían subir más de tres personas, los asientos de los alumnos mantenían el metro de distancia, después estaban las sillas de los papás, lo mismo, y un poco más atrás nosotros acordonamos cosa que si había alguien más que quisiera estar presente se acomodara detrás del cordón», contó un apoderado que prefirió mantener reserva de su nombre.
Entre eso, el día jueves 17, apoderados del cuarto medio B y E se dirigieron una vez más al colegio para pedir que se les hiciera entrega de las licencias y así poder otorgarlas a los alumnos durante la nueva e improvisada ceremonia, sin embargo, la dirección se negó, indicando que aquello se realizaría el 29 de diciembre y no antes.
Inmediatamente se llamó al Mineduc para ver la posibilidad de recibir copias de las licencias, pero grande fue la sorpresa cuando les respondieron que el establecimiento no había ingresado aún las notas de los alumnos, por lo que era imposible cursar la solicitud.
«Ellos mismos habían propuesto la primera fecha y no sé cómo lo pensaban hacer si ni siquiera habían ingresado las notas. Los chicos salieron de clases el 11 de diciembre con un montón de pruebas hasta ese mismo día y el Mineduc nos dijo que, una vez que el colegio subía las notas, se demoraban siete días hábiles en revisarlas y entregar las licencias», contó otra apoderada.
Finalmente, en honor al tiempo y a la nula voluntad de parte de las autoridades escolares para cambiar de opinión, se imprimieron unas «licencias simbólicas» para poder tomarse la fotografía y la ceremonia se llevó a cabo el día viernes 18 por la mañana según lo planificado con la gran mayoría de los estudiantes.
Cabe mencionar que, por temor a represalias, la actividad no contó con la presencia de ningún profesor o profesora ni otro tipo de personal del establecimiento.