Las altas temperaturas, sumadas al fin del año escolar y el mayor tiempo libre, hacen que las piscinas y playas sean el panorama ideal para disfrutar en familia y amigos, lo que no siempre está libre de riesgos.
En este contexto, es necesario adoptar precauciones y educar sobre cómo no exponerse a serios peligros como asfixia por inmersión y traumatismos de gravedad que pueden incluso causar la muerte o dejar secuelas neurológicas irreversibles.
En Chile, según cifras, la asfixia por inmersión es la primera causa de muerte en niños, entre uno y cuatro años, un alto porcentaje de estos accidentes se producen justamente en piscinas de casas, bañeras, canales, playas e incluso baldes con agua.
Asfixia por inmersión
Se trata del accidente más común en piscinas, especialmente en menores de edad, y puede causar la muerte o secuelas neurológicas graves, dependiendo del tiempo que tarde la persona accidentada en recibir ayuda.
Para Víctor Dames, reanimador del SAMU Metropolitano, “la falta de oxígeno daña los órganos, siendo el cerebro el más sensible a sufrir daño permanente, como también puede llevar al corazón a un paro cardiaco. Por eso es vital la atención inmediata, entregando al accidentado desde el primer minuto Reanimación Cardiopulmonar (RCP) básica”.
“La RCP es una combinación de compresiones cardiacas que nos permite restituir la circulación y la actividad del corazón, y de respiración boca a boca para suministrar aire a los pulmones del accidentado. En resumen, restablecer las funciones vitales básicas. Por ello, en una emergencia de este tipo lo primero es solicitar ayuda al fono de emergencias 131 e iniciar de inmediato un trabajo de RCP con el accidentado hasta la llegada de nuestra ambulancia”, indicó Dames.
Estas técnicas no son difíciles de aprender y todas las personas familiarizadas con el uso de piscinas deberían conocerlas, ya que aplicadas de forma correcta pueden salvar una vida.
RCP: Pasos básicos
- Sacar a la persona del agua y ubicarla boca arriba en una superficie plana y dura.
- Evaluar estado de respuesta (movimiento, respiración y/o tos).
- Si no hay respuesta se debe iniciar RCP.
- La persona que realiza la RCP debe ubicarse de rodillas, junto al accidentado.
- Se debe realizar compresiones torácicas, en el centro del tórax. La fuerza se ejerce con el cuerpo, manteniendo los brazos rectos y codos sin doblar.
- El objetivo es que la sangre vuelva a circular, por lo que el movimiento debe ser arriba y abajo, cargando el tórax y permitiendo su reexpansión completa, como si fuera una esponja.
- Las compresiones deben ser a un ritmo rápido, enérgico y constante de 100 veces por minuto, alternando series de 30 compresiones y dos respiraciones boca a boca.
- La compresión varía según la edad: en los lactantes, los reanimadores aconsejan realizarla con los dedos índice y medio; en los niños, lo aconsejable es emplear una mano, cargando la base contra el centro del pecho; en el caso de un niño grande, joven o adulto, ambas manos: la base de una apoyada contra el centro del tórax y la segunda cargada sobre la primera.
- La respiración boca a boca también puede variar según la edad. En los niños lactantes o más pequeños, la boca de la persona que brinda la respiración debe abarcar la boca y la nariz del menor. En los niños más grandes y adultos, la respiración boca a boca, tapando la nariz para evitar la salida del aire. En todos los casos, la persona que realiza la RCP debe tomar inhalar por un segundo y además notar que si el tórax del accidentado se levanta con el aire.
- Para aquellas personas que no realicen respiración boca a boca, pueden realizar solo las maniobras de RCP, descritas anteriormente.
- Cuando llegue la ambulancia ahí recién se debe suspender las maniobras.
Los expertos señalan que frente a un paciente en paro, no hay peor cosa que no hacer nada. Se debe llamar al 131 y seguir las indicaciones del personal.