En el año 2020, más de 40 mil estudiantes abandonaron las aulas en Chile producto de la pandemia. Sin duda uno de los problemas más graves que generó el confinamiento fue las complicaciones en el área de la educación.
Millones de estudiantes se tuvieron que adecuar a una nueva forma de tener clases. Estudiar, preguntar, hacer un trabajo, sería un difícil desafío que conlleva mucho más que la voluntad de hacerlo, ya que un porcentaje no menor ha presentado dificultades a la hora de tener los recursos necesarios para una conexión efectiva.
De esta manera, miles de estudiantes han ido quedando atrás, prácticamente en el abandono educativo: niños, niñas y jóvenes que han desertado por problemas económicos, un tema que si bien no es novedoso en el país, sí se ha incrementado debido a la pandemia.
“No tiene internet en el hogar”, “no tiene una tablet”, “hay solo un computador en su casa”, son parte de las respuestas que se dan a las municipalidades por el abandono escolar.
Cómo enfrentar el problema
El 5 de febrero de 2021, el Consejo Nacional de Educación (CNED) aprobó la modalidad educativa de «aulas de reingreso».
Se trata de una alternativa institucional creada específicamente para reingresar a estudiantes a la educación. No necesariamente en una escuela de adultos, sino especialmente para aquellos que desertaron.
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, comentó en su oportunidad que “la idea es buscar una combinación, ya sea de establecimientos especialmente pensados en esta modalidad de reingreso, pero también entregarle la posibilidad a establecimientos de educación regular puedan incorporar lo que se ha nombrado aulas de reingreso”.
Esta iniciativa le costaría al Estado cerca de $270 mil pesos al mes por alumno reingresado. Sin embargo, Liliana Cortés, Directora de Fundación Súmate, comentó que “reparar siempre es más costoso que prevenir, y nuestro país se tiene que hacer cargo”.