Alonso Ramirez, más conocido como «Ayzak», es un artista urbano de 22 años perteneciente a la comuna de Maipú que se dio a conocer en las batallas de freestyle en 2018, por un video viral de una batalla realizada en la Plaza Monumento que tuvo varios millones de visitas. Tras eso, lo bautizaron como «el triple tempo» por la forma tan rápida en la que podía rapear.
Los primeros acercamientos a la música de Ayzak fueron a través del núcleo familiar. Sus padres son muy apegados a este arte y desde que era solo un niño disfrutaba en conciertos y karaokes familiares. En esta misma línea, el artista se define más bien como un músico urbano que como rapero, pues además de rapear sabe tocar varios instrumentos musicales.
«Aunque todos hacemos cosas distintas, todos sabemos un poco de teoría musical y nos vamos complementando entre todos, es bacán», comenta al respecto.
Pero a pesar de este estímulo musical externo al rap, Ayzak tomó el camino de la improvisación cuando un día, hace ya una década más o menos, hablando con un amigo por videollamada, este le pidió una palabra para improvisar rap.
«Lo primero que pensé fue ‘cómo es posible que alguien pueda agarrar una palabra, pensar en la rima que va a decir, mientras hace el contexto, brígido’, y como que me enamoré de la hueá«.
Este hecho se podría considerar como la primera piedra del camino artístico que comenzó a construirse y a partir de entonces, cada día Ayzak y su amigo se juntaban a pasar el tiempo juntos y rapear 2 o 3 horas por jornada, pero aún no sentía la necesidad de hacer canciones ni escribir letras, según cuenta.
No fue hasta que conoció a un -ahora- amigo, que era productor musical y a su amiga Sirena DLR, que se empezó a interesar por el apartado musical del rap y el género urbano en general. Llegaron a grabaron la primera canción de Ayzak «Tropikalova» (2019) y ahí descubrió lo que era un estudio de grabación, lugar del que no se despegaría más.
Posteriormente, en 2020 Ayzak decidió aprovechar el confinamiento para armar su propio estudio musical casero con el objetivo de dedicarse a la música. «No tenía idea de cómo hacerlo, le agarré una panti a mi mamá para usarla como antipop y me grababa con el micrófono de los audífonos del celular y con una sábana encima como fantasma», recuerda.
«Mis papás me cachaban que me grababa todo el día, le mostraba las canciones a mi hermano, y un día llegan y me dicen ‘toma, un kit’, el que traía el micrófono, los audífonos, el mixer, todo». Con estas herramientas, aseguró: «Me grabo, me hago la pista, me mezclo, todo solo».
Fue ese mismo año en el que Ayzak lanzó su primer EP: «My Room«, que tiene varios miles de reproducciones entre sus 6 canciones de trap y reggaeton. Además, contiene varias colaboraciones con beatmeakers (creadores de pistas) y artistas como KidVoodoo.
Luego de eso, ha lanzado un sencillo tras otro, alcanzando de a poco algunos de sus objetivos, como la experiencia de ganar un concurso para grabar una canción y videoclip con Omar Varela de MUEVA Records, uno de los productores más influyentes del género en Argentina. A esto se le suman las colaboraciones con exponentes nacionales como NFX y Mono Daysor (MamboRap).
Ayzak también es uno de los seleccionados por el Sello Popular de Maipú, una instancia concursable en la que los artistas beneficiados ganan la producción de un videoclip y su canción. «Me gusta caleta como trabajan los cabros, son super profesionales, aparte el apoyo de la muni es super bueno, al final puedes hacer cosas que de repente solo no podrías hacer», comentó.
A pesar de que este maipucino se mantiene con los pies en la tierra, también tiene sueños y trabaja cada día por alcanzarlos, aunque en sus propias palabras ni siquiera nota las horas que invierte en ello, pues le gusta demasiado.
Respecto a sus ambiciones, comentó que una de sus colaboraciones pendientes es una con el rapero y ex batallero argentino Kodigo. También confesó que sus juntes soñados son Duki y Mora.
«No quiero morirme antes de vivir la experiencia de que hayan 40 mil personas cantando aunque sea un pedacito de un coro que cree yo solo en un lugar equis», concluyó Ayzak.
Así es como este joven maipucino -que también estudia ingeniería comercial- intenta abrirse el paso en un panorama complejo y lleno de gente talentosa, pero convencido de sus habilidades y sus ganas sigue trabajando por ello y, aunque a pesar de que tiene su carrera universitaria en curso, está convencido de que quiere vivir de la música, por lo que espera que la carrera universitaria se mantenga tan solo como un «Plan B».