En la intersección de Lumen y Primo de Rivera se coloca la tradicional feria del sector. Llegamos justo un día sábado, cuando la feria se estaba levantando.
Son cerca de las cuatro de la tarde y el hedor inunda el lugar. La feria está apostada justo al frente de las casas por calle Lumen, y los vecinos cierran puertas y ventanas frente a las moscas y el mal olor.
Hablamos con varios vecinos del sector. La primera queja es el olor y la basura, pero también denuncian problemas y amenazas de parte de algunos feriantes. Un vecino nos cuenta que cuando hay feria simplemente no puede sacar su auto durante todo el día.
Se supone que el departamento de Aseo, Ornato y Gestión Ambiental (DAOGA) debería gestionar la limpieza del espacio una vez terminada la jornada, pero la realidad dista mucho de ser como sale en el papel.
Son casi las 5 de la tarde, y recién pasa el camión a retirar la basura. Nos sorprende que a pesar del retiro queden restos de verdura, líquidos con olor a pescado y distintos elementos tirados en la calle y veredas.
Mientras algunos funcionarios vacían un camión de un puesto de la feria, uno de ellos debe alejarse repentinamente al no poder evitar vomitar. El olor es nauseabundo y el personal no cuenta con mascarillas ni mayores implementos que escobas, palas y guantes para hacer frente a materiales que al calor se descomponen rápidamente.
Todo esto a vista y paciencia del inspector municipal de turno, que mira a la distancia desde una camioneta municipal.
Frente a esto, los vecinos deben salir a recoger los restos de alimentos por cuenta propia. Es parte de los problemas en el sector de calle Lumen con Calle Primo de Rivera.
Los Hoyos
Otra denuncia que nos hicieron llegar son los hoyos, o «eventos», algunos de los cuales asemejan verdaderos cráteres. En la misma esquina de Lumen y Primo Rivera, hay un hoyo que más bien parece una pequeña poza. En su interior alberga agua aposada con líquidos en descomposición. El olor se siente desde lejos.
Frente a esta esquina hay una caseta de informaciones (Maipú Seguro). Nos sorprende que ante la presencia de personal municipal, tanto inspectores como modulistas, estos problemas se mantengan a vista y paciencia de todos. ¿Qué clase de información recopilan desde la municipalidad, nos preguntamos?
Hablamos también con Rodrigo Espinoza, vecino del sector, quien nos recuerda el olvidado camino Ferrocarril, una calle que nunca se completó, lo cual lo obliga a darse una vuelta innecesaria cada vez que conduce desde el centro.
Y es que a este rincón olvidado de la comuna, no llegan las luces ni la música de los eventos municipales. Aquí hay tierra y caletas con fumadores de pasta base que se esconden entre las faldas del cerro. Fuimos testigos de varias de ellas, y consumo a plena luz del día.
Tal como dicen los vecinos en la nota, el sector es una esquina olvidada en este Maipú que renace por partes.
La contaminación
Hace un tiempo se intentó levantar un punto limpio en el sector para recopilar material y ser reciclado. Todo muy ecológico y en la línea de ayudar a salvar el planeta.
La idea era buena, pero al final todo se fue al carajo. El tema se politizó, y nadie pudo ponerse de acuerdo. Los vecinos del sector alegan falta de información, el otro lado alega obstinación, y por supuesto, la vieja máxima de que nadie quiere en su patio los problemas de otras personas.
Finalmente, el punto limpio no se realizó, y allí quedaron los cimientos a medio construir. Como testigos de un proyecto sin acabar, de una idea que nunca terminó, de un barrio que nadie en la municipalidad se ha tomado realmente en serio.
Por si fuera poco, la copa de agua que existe en el sector muestra un daño en su parte superior, lo que provoca el escape de agua en forma de una «suave lluvia» cuando se utiliza a toda su capacidad. Varios vecinos consultados en el sector confirman este particular fenómeno, temiendo que el daño pueda ser estructural. Con consiguiente el peligro que esto pueda traer en caso de un sismo.
El elemento transversal en todos estos problemas parece ser la falta de información. Nadie sabe a ciencia exacta qué pasa, y los que preguntan no reciben respuesta.
A esto debemos sumar un problema del que se ha hablado poco. El acopio de tierra, que según las averiguaciones del presidente de la Junta de Vecinos, Jaime Rodríguez Lagos, corresponde a pomacita.
La información la consiguió a través de un oficio y la buena voluntad del concejal Pedro Delgadillo. De otro modo, aún estaría mirando a través del cierre perimetral, intentando adivinar qué traen los camiones que diariamente llegan a depositar toneladas de este material.
El problema con la pomacita es que tiene un grado de daño a la salud. Especialmente cuando se encuentra sin el manejo de riego y cierre permietral adecuados. Justamente dos de los problemas que se observan a simple vista.
Alguna vez se estudió la construcción de una planta de extracción de pomacita o puzolana por parte de la empresa Cementos Bicentenario, lo que suponía una inversión de seis mil millones de dólares. Al final el proyecto quedó en nada, pero la iniciativa permitió averiguar más sobre el material.
Aquella vez, el diario de la Universidad de Chile consultó con el toxicólogo y académico, Andrei Tchernitchin, quien señaló que “la puzolana contiene todo tipo de silicatos y los silicatos producen una enfermedad crónica pulmonar que se llama silicosis, porque al inhalarse esos pequeños cristales de sales de silicio irritan en el pulmón y producen la formación de fibras que van endureciendo lentamente el pulmón, de tal manera que después de varios años puede desarrollarse una insuficiencia pulmonar por un endurecimiento del órgano”.
Según el oficio que recibió el dirigente, una de las medidas de mitigación consiste en las llamadas mallas raschel. Sin embargo, las mallas no están en todos los puntos del perímetro, ni tampoco a una altura adecuada (comparadas con el alto de los montículos), y, salvo la entrada, la tierra allí acumulada no es regada habitualmente. En el reportaje adjunto se puede observar la salida de un camión a pocos metro de las casas colindantes, y la humareda de polvo que deja a su paso.
Un problema de salud del cual no se tienen mayores datos ni información. Es más, la mayor parte de la gente con la que hablamos no tenía idea de lo que allí se acopiaba.
El humedal que quedó en el olvido
El sector donde se encuentra la pomacita se trata de los terrenos del próximo Parque Pajonal, anunciado como uno de los proyectos estrellas de la Municipalidad de Maipú.
El problema es que Jaime Rodríguez, junto a varios vecinos consultados, señalan que no han sido parte en la decisión del parque, ni tienen mayor conocimiento de qué se trata.
No saben con exactitud qué se hará ahí. Solo saben que habrá una estatua o monumento, simbolizando a un ratón, como una forma de despedir la plaga de ratones que ha azotado el sector hace años.
Si bien acogen con buenos ojos que se haga algo con los terrenos baldíos, una de las inquietudes de los vecinos consultados es qué pasará con el antiguo humedal que 30 años atrás existía en lo que es actualmente el terreno baldío.
En efecto, bajo varios metros de tierra habría agua estarían los restos del antiguo humedal, donde años atrás la gente incluso acudía a bañarse. Esto es claro antes de que se convirtiera en un basural. Se desconoce en qué estado o cuán dañado esté el humedal, pero tampoco ha habido mayor iniciativa por rescatarlo.
Recordemos que un humedal cumple funciones fundamentales en el ecosistema que rodea, permitiendo el hábitat de aves y la regulación de la temperaturas, entre muchas otras funciones.
Un vecino del sector conserva la última acacia que logró rescatar del humedal. Lo conserva en frente a su casa en calle Lumen, como recuerdo de una época más amigable con el planeta.
Sin embargo, no existe una evaluación oficial de la que se tenga conocimiento, que permita saber a cabalidad en qué estado está el humedal o si es posible su recuperación.
Así las cosas, y mientras algunos en la municipalidad planifican seguir con la primera etapa del proyecto del Parque Pajonal, varios vecinos se preguntan si en vez de sepultar el terreno en pomacita no será mejor cavar y ver la posibilidad de rescatar un tesoro natural, como es un humedal.
Por ahora, queda esperar y ver qué pasará finalmente. Nuestra presencia en el sector levanta alarmas, y los vecinos nos dicen que es el primer día que limpian tan temprano y con tanto empeño.
Queda por ver si ese mismo entusiasmo se sigue repitiendo. Sobre todo, queda ver si esta tierra olvidada por la gestión municipal recobra la importancia estratégica que tiene para Maipú.
REPORTAJE AUDIOVISUAL