Maipú fue la primera comuna en tener una Oficina de Diversidad, con un plan de desarrollo que contempla el esfuerzo de un ente público, como lo es un gobierno local, enfocado en trabajar por cambiar la cultura de la discriminación; de este modo, fue precursora de muchas otras oficinas en Chile, especialmente en la Región Metropolitana.
Esta iniciativa nace durante el 2012 de la mano de Fundación Iguales, que contemplaba que candidatos para alcaldes y concejales pudiesen abordar la diversidad en ejes como educación, salud y seguridad y, también, generar cambios en la cultura institucional respecto a la discriminación. Esto porque, según la consulta ciudadana sobre discriminación en 2011, los municipios serían el tercer ente público con más actos discriminatorios, luego de centros de salud y colegios.
Es así, como el 21 enero del 2013, gracias a las voluntades políticas y al trabajo desarrollado en Iguales, fundé la primera oficina de diversidad en Chile, en una de las comunas más grandes del país y, debo decir, en un principio con mucha resistencia y prejuicio por parte de funcionarios/as y vecinos/as.
Una de las metas más importantes y difíciles fue instalar la oficina en su orgánica, pero también en el colectivo maipucino, tomándonos casi 4 años en poder validar un trabajo que permitiese a la oficina ser referente no sólo local, sino regional e incluso nacional; así, fundamos una red nacional de municipios con oficinas de diversidad, siendo invitados a foros, conversatorios, seminarios, incluso internacionales, para dar a conocer la experiencia de nuestra comuna. Incluso, recibiendo premios que sustentaban nuestro trabajo, de organizaciones reconocidas en Chile.
Fui despedido a finales de mayo del 2019, desde ese entonces, me dediqué a mi nueva fundación, con toda la experiencia recolectada en 6 años de servicio público, pero nunca alejado del trabajo de la oficina y sus beneficiarios, con los que tengo conversaciones de vez en cuando y el análisis, es el mismo: la Municipalidad de Maipú perdió el liderazgo en estas temáticas, se estancó y la oficina no está cumpliendo su labor.
Apena ver a la Oficina de Diversidad, sumida en la orgánica municipal, teniendo el mismo destino que su compañera, la Oficina de Juventud o el Departamento de Cultura, oficinas que no son predominantes para esta actual gestión y a las cuales les han desmembrado su planificación y presupuesto; oficinas que contaban, por ejemplo, con 100 millones de presupuesto anual, reducidas en esta gestión a dos actividades por año, con menos del 50% de ejecución presupuestaria y sin liderazgos, ni proyección clara.
Para Maipú, que está viviendo un deterioro en su gestión, como en el servicio de agua potable, calles en mal estado, aumento campamentos, microbasurales, inseguridad, educación y salud, obviamente las diversidades pasan a ser «no temas centrales de la agenda» y terminan siendo castigados los mismos de siempre… personas migrantes, en situación de discapacidad, pueblos originarios, mujeres, personas con VIH y la diversidad sexual. Volviéndolos a su origen segregado, vulnerado y discriminado, amparados en una municipalidad, además, que sabemos, por los montones de casos judicializados, que institucionalizó el abuso, las malas prácticas y la discriminación, sin hacerse cargo al día de hoy, de todos estos problemas.
Aunque quizá, llegando el período elecciones, la cosa cambie.
Bladymir Muñoz
Activista LGBTI