El candidato asumió su homosexualidad de niño en un entorno escolar violento e intentó suicidarse tres veces agobiado por el maltrato de sus compañeros de curso. Pero optó por ser fuerte y resistir a los embates poniendo en evidencia las falencias de la sociedad, a las que quiere dar respuesta cuando llegue al Concejo Municipal.
Por asumir su orientación sexual a los 10 años, Bladymir Muñoz pasó los peores momentos de su vida. Tres episodios traumáticos fueron suficientes para entender la determinación que debía tener: valerse por sí mismo para llegar hasta donde quería y, ahora, como candidato a concejal (RD) por Maipú, emprende nuevos proyectos que siente como un desafío más en la vida.
Bladymir (30) se crió con sus abuelos, en la comuna de Pudahuel. Su mamá lo tuvo siendo adolescente, mientras trabajaba y terminaba sus estudios, por lo que fueron ellos quienes lo cuidaron.
Asumir la orientación sexual en un entorno violento: “Yo no era el problema”
-Cuando mi abuela se enteró me dijo: “Tú sabes que puede ser una etapa” Sí lo sabía, pero me agradaba ser así, no lo encontraba malo. Se puso a llorar y me abrazó. Al final me dijo: “Yo soy tu abuela, soy como tu mamá, prefiero que seas así a que seas un ladrón. Esto va a ser difícil, pero yo te amo”. Para mí fue bacán, fue reconfortante encontrar ese abrazo en ella. Ahí pensé que nada más malo podía pasar en mi vida”.
Con el apoyo que le dio su familia al “salir del clóset”, decidió hacerlo en el colegio y les contó a sus compañeros que era gay. “Ahí fue malo, empecé a sentir las miradas, las molestias”. “Pasé por un montón de psicólogos y todos decían que yo no era el problema, que yo estaba bien, y me entregaron las herramientas para afrontar las dificultades que iban a venir”, relata.
En tercero medio comete el tercer intento de suicidio. “Un día me molestaron tanto. Me escupieron, me pegaron, me toquetearon. Me intenté lanzar del segundo piso del colegio y el inspector me agarró de la chaqueta. Hice click y me dije ¡qué estoy haciendo! Toqué fondo y reconsideré mi vida. Tuve que hacerme cargo de todo el dolor que me aquejaba a mí y a mi familia, y adopté la resiliencia como un valor fundamental que me permitió salir de este duro momento. Empecé a dar vuelta la situación e hice que me conocieran por ser muy tela y muy buena onda, llegué a ser presidente del Centro de Estudiantes en cuarto medio. “En ese momento sentí que debía dedicarme a salvar vidas, porque no quiero que a ningún otro niño, niña o adolescente le pase lo que a mí me pasó”.
Del activismo a la institución
Al finalizar la educación media, el joven estudió Ciencias Políticas en la Universidad Central. “Caché que había que cambiar el mundo de alguna forma y sentí que era desde la política, que es el camino institucional para generar leyes, cambiar culturas y sociedades. Entonces de ahí se podían hacer varios cambios”.
Mientras estudiaba, entró a trabajar en la Fundación Iguales, la que le abrió las puertas para crear la primera Oficina de la Diversidad de Chile, esta se situó en Maipú y fue su encargado durante seis años, hasta que fue despedido por la actual alcaldesa, Cathy Barriga.
-Han sido años increíbles para forjar el activista que soy hoy. Una de las posibilidades que te da ser despedido o vivenciar todas estas situaciones, es que puedes seguir eligiendo quién quieres ser y tomar la resiliencia como un valor y una forma del ser en tu vida, y generar las condiciones para no sólo transformarte como persona, sino también al mundo.
La Fundación Todxs somos Diversxs nace un poco desde el resignificado de mi activismo, una vez que me despiden del municipio de Maipú (2019), con la idea de brindar y habilitar espacios seguros e inclusivos para la comunidad LGBTIQ+, es que fundo esta Fundación.
En este periodo de campaña y como gesto de transparencia, Bladymir deja la Fundación y la cede a los voluntarios, para centrarse en llegar al Concejo Municipal.
-El activismo nace para llegar donde el Estado no está y para decirle cuál es la pega que tiene que hacer. La pega del activista también tiene que ser, en algún momento, institucionalizar el trabajo y entregarlo al Estado. El activismo nace por un proceso de resiliencia importante y hoy día paso a la política entendiendo que este es un trabajo y una misión que se tiene que hacer en su conjunto como sociedad, con sus entes gubernamentales, con sus municipios y con sus gobiernos.
Días después de que Bladymir es desvinculado de la municipalidad de Maipú, Pablo Vidal (diputado del Distrito 8) y Tomás Vodanovic, quien era jefe de gabinete de Pablo y hoy es candidato a alcalde por Maipú, invitan a Bladymir a ser parte de Revolución Democrática para llevar su trabajo más allá.
Tomás Vodanovic, comenta que “después de la actividad del izamiento de la bandera de la diversidad, le comento a Pablo Vidal que lo más probable es que iban a despedir a Bladymir. Almorzamos juntos y le agradecimos por el trabajo que hizo en la comuna, como fundador de la Oficina de la Diversidad. Le instamos a que ese trabajo que hizo en la comuna, de mejorar vidas, se transformara en un proyecto político del futuro, colectivo. Ahí es donde lo invitamos a formar parte de Revolución Democrática Maipú”.
-Decidí entrar a militar, firmé el 17 de octubre de 2019, un día antes del estallido social. Después de ser funcionario y activista por más de 10 años, cuáles son los otros techos que podemos seguir levantando por la representación de la comunidad LGBTIQ+, de las personas discriminadas y excluidas. Levantar estas temáticas no tiene que ser solamente de nicho. Entonces entré a la política y de lleno a ser candidato a concejal por Maipú, ya que por primera vez la diversidad podría llegar al concejo municipal, somos mayoría.
Sus principales objetivos responden a la representación y visibilización de las diversidades en el Concejo de Maipú; desarrollar en el municipio e instituciones público-privadas la promoción de las diversidades, para prevenir actos de discriminación; y transversalizar las temáticas para “convertir a Maipú en una comuna que se reconozca diversa y ser ejemplo para un país en donde a veces se le da más importancia a los discursos de odio que al valor humano”.
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