El martes pasado fue un día extraño en el centro de Maipú. Mientras locatarios y vecinos del centro retomaban algo de tranquilidad, de pronto se volvieron a escuchar bombas lacrimógenas, gritos de jóvenes, detenciones y violencia en la calles.
Se trató de un llamado de un grupo de secundarios, quienes quisieron enviar una señal a la comunidad que esto no se ha acabado.
A eso de la 6 PM comenzaron los primeros disturbios.
De ahí y hasta pasadas las 9 PM hubo varios amagos de encender barricadas y también lanzamiento de piedras a Carabineros. Enfrentamientos aislados en distintos puntos, como 5 de Abril con Primera transversal, Calle Chacabuco, Pajaritos y Carmen Luisa Correa.
La mayor parte de los manifestantes eran jóvenes escolares de entre 15 y 16 años, muchas de ellas mujeres.
Si bien se trató de un pequeño número de manifestantes, la reacción de Carabineros fue bastante enérgica, sobre todo en el uso de bombas lacrimógenas y gas pimienta. Fue el uso de estos químicos los que al final del día generaron el mayor impacto en la comunidad. Especialmente a transeúntes y locatarios del sector céntrico.
Pero también hubo novedades, como un furgón del Gope que lanzaba gases por su tubo de escape, para sorpresa de la gente que estaba ahí. O el caso de un creativo Carabinero que no se le ocurrió nada mejor que tratar de «maraca» a una estudiante que (imaginamos) trataba de controlar.
En total nueve detenciones, varios de ellos menores de edad.
De todos, solo uno pasó a fiscalía para ser formalizado. Sin embargo, gracias al video que mostramos a continuación, salió libre. Tan malo fue el procedimiento que la misma jueza instó al acusado a que hiciera una denuncia.
Donde no hubo novedad fue en las historias de ese día. Como la de un reportero gráfico al que un carabinero identificado como Teniente Sierra le quitó el teléfono y le borró el contenido. Según el testimonio, corroborado por representantes de Derechos Humanos, incluso le quiso quitar la cámara.
También hay testimonios de personas golpeadas en sus brazos por personal de Carabineros, incluida una embarazada. Todos casos debidamente constatados en los centros asistenciales.
La situación recordó los peores momentos del estallido social, especialmente por el impacto en la comunidad de los químicos. Sobre todo, fue un recordatorio de que la situación aún está lejos de la normalidad. Y que marzo está a la vuelta de la esquina.
Ese era el objetivo al menos del grupo de estudiantes que convocó las protestas. Hacer sentir que siguen activos. A pesar de que el grueso de los estudiantes vuelve en marzo, quisieron dar una señal. Y lo consiguieron.
¿Estará la comunidad, los estudiantes y especialmente la policía preparados para un segundo estallido social? Según los testimonios que pudimos recoger todo parece bastante igual que en octubre del 2019.