Crónica de una ida al supermercado en #CuarentenaPreventiva

Llevamos 20 días desde que se anunció el primer caso de infectado por COVID-19 en nuestro país y comenzara a crecer una suerte de histeria colectiva por abastecerse. Los productos de limpieza comenzaron a venderse a precios exorbitantes y los supermercados debieron establecer restricciones para la compra de artículos de primera necesidad. Y colas, larguísimas.

Así y todo, decidimos salir a comprar; en el hogar de quien escribe aún faltaban un par de cosas para el mes.

La ida al supermercado

Había leído que algunos supermercados estaban funcionando para personas preferenciales -tercera edad y embarazadas- hasta las 10 de la mañana, así que tipo 11 me dispuse a salir de la casa.

Tengo auto, así que la movilización no fue un problema, y mi compañero de casa me propuso salir, aunque pareciera exagerado, con una máscara antigases (que usamos para cubrir protestas). Más allá de la vergüenza, creo que cualquier medida no está demás y menos si compartes casa con una persona mayor de 80 años afectada de una insuficiencia respiratoria crónica.

 

Allá noté la gran cantidad de autos que estaban en la misma que yo. Casi todo repleto y una fila de personas de 20 personas en la puerta.

Me estacioné, bajé mis bolsas, me puse la máscara y guantes, y caminé hacia la fila. Ahí me distraje en el celular hasta que hicieron pasar a un primer choclón; al rato, tres adultas mayores entraron sin hacer la fila, mientras un par de voces de molestia se oyeron, recriminando que no pidieron permiso y que no eran tan ancianas… A los breves minutos, me hicieron ingresar a mí. En total, no estuve más de 20 minutos afuera cuando me hicieron pasar.

Recorriendo los pasillos

Como comenté antes, me faltaron un par de cosas de la compra mensual y por eso decidí ir al supermercado; pero la lista era variada: desde papel higiénico, hasta pollo, pasando por el shampoo, las salsas de tomate, la leche y congelados. Con esa lista, la compra no sería rápida. Me puse audífonos y entré.

¿Qué esperaba?

Un supermercado vacío, con un par de cajas funcionando y donde no me toparía ni remotamente con otra persona.

¿Qué vi?

Un supermercado lleno de gente. Más de 10 cajas funcionando, todas con su respectivo empaque. Y varios clientes por cada una.

Tras esa primera impresión inesperada, empecé a avanzar detrás de los clientes que hicieron ingresar antes que yo y comencé a recorrer pasillos.

A mi derecha: los electrodomésticos. Fácil 6 o 7 personas se encontraban mirando cosas, sólo a una pareja noté comprando algo que parecía más urgente: un hervidor.

Seguí mi camino hasta el pasillo del aseo y, como era de esperarse, había muchísima gente. Fila para avanzar en algunos momentos. ¿Desabastecimiento? Un par de estanterías vacías, pero en todo lo demás se veía buen stock.

Pasé por los pasillos de los fideos, arroz y las legumbres y, efectivamente, se notaba que la gente había arrasado; no obstante, por todo el supermercado se veían hojas blancas pegadas con el mismo mensaje: #JuntosNosCuidamos, conminando a no comprar más de 5 unidades por determinados artículos. En el pasillo de la harina fue todo un desafío que la gente lo aceptara: después del pasillo del aseo, fue el lugar donde me fue más difícil avanzar.

Hubo sólo un pasillo donde no me topé con gente, el de confites y frutos secos. Yo sin maní sin sal y pepinillos no vivo, señoras y señores, pero parece que el resto del mundo sí. Y, extrañamente, parece que también sin chocolates.

Los productos refrigerados -lácteos y carnes- estaban con bastante demanda, no así los congelados.

Finalizando mi recorrido pasé por el shampoo y noté las vitrinas de maquillaje y cremas abiertas, aunque había vendedoras cerca y reponedores. En este sector era notoria la ausencia del gran protagonista de esta pandemia: el alcohol gel. No había uno solo. Tampoco cotonitos, vaya a saber uno por qué.

Salida

Estuve en la fila de la caja varios minutos reflexionando que parecía un día común y corriente. Y, más allá de las mascarillas, no se veían mayores medidas de seguridad.

Si bien el ingreso fue bastante expedito, en ningún momento hubo menos de 50 personas en el supermercado, y estoy siendo conservadora en mi estimación. Y sin considerar a quienes trabajan en el supermercado, entre guardias, reponedores, la atención de caja y empaques. Fácil, 100 personas.

¿Razones? En un primer momento pensé que como había dos accesos, podía haber sido una descoordinación, pero luego recordé que los guardias tienen sus radios y que es imposible que no se percaten de la cantidad de gente que había en el lugar. La alta demanda, puede ser una posibilidad, entendiendo que están cerrando más temprano, pero aún así no me convence.

Se me ocurren un par de ideas más, pero no sé, ¿qué opinan ustedes?

Por mi parte no sé si me expondría a ir nuevamente al supermercado en este contexto; tengo varios almacenes de barrio a mi alrededor y creo que esa será mi opción en adelante. No sólo fue la aglomeración de gente que me pareció innecesariamente riesgosa; sino también la hostilidad.

Mientras miraba mi lista de compras, apoyada en el carro, un hombre adulto simplemente lo tomó, lo levantó y corrió; sin siquiera pedir permiso. Quizás sí estaba obstruyendo el paso, quizás sí estaba incómodo él, pero, ¿realmente, el «distanciamiento social» es una buena excusa para dejar de lado la cordialidad?

Fue sólo un hecho aislado, dirían, pero me pareció percibir en mi recorrido una emoción generalizada de hurañía.

Foto del avatar
Nicole Sepúlveda

Soy feminista, también compañera. Maipucina desde los 7 años, hija de María y Julio, únicos en sus familias en terminar el colegio y apostar por la educación. Fui la matea de la casa, inquieta a más no poder; entré el 2009 a estudiar Sociología en la Universidad de Chile.

En ese camino me involucré en diferentes medios de comunicación, organizaciones sociales y activismo, que hoy decanto incursionando en la política, el periodismo, las artes y el espíritu; aprendiendo, siempre aprendiendo.

Artículos: 197

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *