Para nadie es una sorpresa que el Concejo Municipal en Maipú se ha transformado en una batalla campal cada semana.
Ayer no fue la excepción. La Sala del Concejo, nuevamente, estuvo repleta de gritos y discusiones, pero esta vez no fue por la presencia de Carabineros, sino que, por segunda semana consecutiva, de la «barra» de Cathy Barriga, las llamadas Cathylovers: un séquito de funcionarios y funcionarias municipales, en su mayoría, que vitorean sus intervenciones y pifian a los concejales que han formado oposición a ella.
Además, como ha sido la tónica de las últimas semanas, estuvieron presentes diversos dirigentes y dirigentas sociales para solicitar la atención de la alcaldesa, quien les ha dejado plantados en varias ocasiones, a pesar de los intentos por solicitar Audiencias Públicas, que son un derecho de la comunidad y un deber del edil de turno.
Robo a dirigenta social
En ese contexto, la salida del Concejo Municipal ha dado pie a diversas situaciones violentas, como un robo.
La acusación es formulada por la dirigenta social de la Villa San Carlos y la Unidad Movimiento Social Maipú, Karin Urrutia. Ella ha estado en la palestra municipal en los últimos meses, pues, incluso, fue amenazada públicamente por Luis Japaz, mano derecha de Cathy Barriga, de que se interpondrá una orden de alejamiento en su contra para que no pueda asistir más a los Concejos, por una supuesta «falta de respeto» a la alcaldesa, cuando la increpó verbalmente en medio de una sesión.
Karin conversó con La Voz de Maipú y nos comenta lo siguiente:
Después del Concejo, me di cuenta que me faltaban todos mis documentos: carnet, tarjetas bancarias y comerciales. A la salida del concejo, las Cathylovers me increparon y me amenazaron con golpes, incluso una de ellas, la más agresiva, andaba con un bebé en brazos. Mientras discutíamos, mi bolso quedó atrapado a mi espalda, pues había un tumulto de Cathylovers atrás mío y a mi alrededor, quienes me tenían atrapada entre la gente y me impedían avanzar.
Siempre antes de ese momento y después, tuve mi bolso ante mi vista, pues tenía un cierre malo. En ese momento me tomaron por sorpresa y mi bolso se quedó atrapado; estaba con ropa hasta arriba, pues debía irme a trabajar luego del Concejo Municipal, así que quien me sacó los documentos, tuvo la paciencia sufiente y necesaria para encontrarlos en el fondo. Tuve suerte de no haber mantenido mi dinero junto a ellos.
De esta forma, queda sembrada una fuerte duda de las razones detrás del robo de los documentos de Karin, lo que ocurrió en una situación muy compleja y amenzante para ella, lo que puede configurar una nueva forma de amedrentamiento a su labor social en la comuna.