El éxito del Ecobarrio en Villa 4 Álamos

En el 2004 la Villa 4 Álamos dio un vuelco en 180º. Año que se desató un conflicto medio ambiental en el sector: arrasaron con un parque completo y talaron más de 120 árboles, solo uno se salvo de morir, el Ceibo.

«Según ellos – la municipalidad- era para poner el Colegio Básico de Pizarreño, pero ya había un colegio aquí, el Vicente Reyes Palazuelos. Entonces, instalaron dos colegios básicos, lo que en el sector no se justificaba. Bueno, el tiempo nos dio la razón y lo hicieron técnico profesional», cuenta Ricardo Acuña, presidente de la Junta de Vecinos 4 Álamos.

Explica que desde ese momento hubo un cambio en las personas, «debido al conflicto ambiental nos fuimos organizando, se reactivó la junta de vecinos, se creó el Centro Cultural del Medio Ambiental Ceibo, se creó el Club adulto Mayor los Zorzales y el Conjunto Folclórico los Zorzales», explica el presidente de la junta de vecinos.

Recuerda que bautizaron como «Zorsales» a estos puntos de encuentro, porque al otro día de la tala de árboles, todos los pájaros estaban desesperados buscando sus nidos y sus huevos que se habían caído al suelo. «Fue algo muy triste para los vecinos, sobre todo para los adultos mayores», recuerda Ricardo Acuña.

Algunos años más tardes se comienza a gestar la innovadora idea de realizar un Ecobarrio en el sector, la cual empieza a tomar forma en el año 2006. Lo que no fue tarea fácil. Guiados por académicos los vecinos se comenzaron a involucrar del proyecto.

La Junta de Vecinos 4 Álamos junto con los vecinos han intervenido múltiples lugares del sector, han plantado más de 100 árboles, han instalados jardineras, han creado un punto verde para reciclaje y huertos comunitarios.

Todos las instalaciones están en sectores públicos, que han sido respetados por toda la comunidad, no se encuentran rayados, ni en mal estado. Además, todos se hacen participe de estos y sacan el mejor provecho de sus frutos.

La visita

La Voz de Maipú fue a visitarlos un sábado a las 10 de la mañana. Momento de encuentro de los vecinos, para trabajar entorno al Ecobarrio, en la sede que se encuentra en Santa Gemita 906.

Al llegar nos encontramos con aproximadamente 10 participantes, de todas las edades, además, de las guías del proyecto, Luna Chiang y María Inés Díaz, las cuales en ese instante estaban recalcando la importancia de la perseverancia «si sacan las flores, hay que volver a ponerlas», repetía María a los participantes.

Al mirar a nuestro al rededor, nos encontramos que la sede se ha convertido en un lugar sustentable; con jardineras, huertos, compus, arboles, pasto, reciclaje, flores, etc.

De un momento a otro, nuestros compañeros, de ese día, se comienzan a mover. Muchos de ellos se dirigen a las jardineras para ver cómo van sus frutos, ya que han plantado zanahorias, cilantro, cebollas, y otras verduras, les aplican remedios caseros para que se mantengan sanas. Una de ellas nos comenta el secreto de las cáscaras de huevo, para que no se suban los caracoles.

Ese día las guías enseñaron a realizar regadíos a goteos, los cuales fueron puestos en las jardineras de la Plaza Ronald Wood. Además, repartieron bombas de flores -semillas de flores y hortalizas- a los pies de los árboles del mismo sector.

Reconocimientos

El Ecobarrio de la Villa de 4 Álamos ha crecido de manera exponencial, es por ello que han sido reconocidos por entes nacionales, como internacionales. Ricardo Acuña tuvo la oportunidad de ir a Noruega a mostrar el proyecto, «lo que les llama la atención es cómo una organización social puede lograr tener estas cosas», comenta el presidente de la junta de vecinos.

El último reconocimiento que recibieron fue durante esta semana. Le Monde Diplomatique rescató el proyecto de la Villa 4 Álamos, en la publicación de su nuevo libro, «Luchas exitosas. Experiencias positivas. Autogestión, participación…». Hay un capitulo dedicado a la experiencia del Ecobarrio,

«La clave es ser participativo, no darse por vencido y pensar que en el futuro el cambio climático va a traer problemas a las nuevas generaciones. La idea es que los jóvenes, sobre todo los niños, se les vaya enseñando a cuidar el medio ambiente. Que hayan más políticas públicas sobre el tema», explica ciertas soluciones Ricardo Acuña, porque aclara que el proyecto es un proceso que lleva mucho tiempo construirlo.

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Marlene Valladares

Maipucina desde la cuna, de El Abrazo, para ser precisa. Feminista, hija, hermana, amiga y tía. También, periodista de historias sencillas, del cotidiano y la calle, pero sin sacar el ojo en la élite de la comuna y del país. Con sana afición a la fotografía, al diseño y mucho amor a las comunicaciones.

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