La Voz de Maipú estuvo un año bajo el mando del ahora ex director Edgardo Adriano, quien cierra un ciclo en el diario local más leído de Chile. Su paso por el medio estuvo marcado por la expansión de la audiencia maipucina. Adriano deja el medio para emprender nuevos proyectos, sin obviar el componente local que lo mueve.
En entrevista con La Voz, nos cuenta sobre el periodismo local, de su trayectoria en el diario, del futuro de LVDM y agradece a la audiencia que lo acompañó mientras dirigió el medio.
¿Cómo defines tu paso por el diario y con qué te quedas como ex director?
Ha sido el desafío más importante que me ha tocado asumir en el mundo de las comunicaciones. Pasamos de una audiencia de nicho a una de masas en Maipú. Esto supuso muchos sacrificios personales de parte de todo el equipo, pero también muchas alegrías. Lo sentí como haber ascendido a la Premiere League a cargo del Leeds.
¿Qué aprendiste como director con y en LVDM?
Mucho. Sobre todo entender más profundamente cómo funciona el poder político a nivel local. Por raro que parezca, también aprendí a leer mejor. Conocer la interna del poder local ayuda a entender o intuir lo que podría pasar a nivel país, en la relación del Gobierno con diarios más grandes. Aunque la gente no lo crea, los partidos políticos siguen teniendo una enorme influencia en la vida de una comuna como Maipú.
En especial dentro de la municipalidad. Hoy es la UDI quien lleva la batuta y pone a la gente en los cargos en Maipú. Pero antes fue la Democracia Cristiana, y quizás en el futuro sea el Frente Amplio o el Partido Progresista, por decir algo. Aunque no nos guste, en esta democracia representativa son los partidos los que tienen los recursos y la gente para administrar el poder. Ojalá eso cambie.
A la interna, tuve la suerte de liderar un equipo de lujo, que supo cuadrarse en torno a un norte y principios comunes. Personas que apostaron por dejar de lado sus egos y con quienes debatimos con un alto nivel de profesionalismo, asumiendo los costos de nuestras decisiones. Y eso tuvo resultados muy concretos, como convertirnos en el medio más influyente de la comuna, para agrado o desagrado de muchos. Ser efectivo no siempre es sinónimo de ser popular.
En base a lo anterior ¿Qué conclusiones puede sacar del aporte e influencia del periodismo local?
Ojalá en cada comuna hubiera un diario que contara sus propias noticias. El gran aporte de los medios locales, que no siempre son emprendimientos estrictamente periodísticos, es descentralizar la mirada. Incluso en la Región Metropolitana hay una centralización muy fuerte, donde unas pocas comunas no solo se llevan la mayor parte de los ingresos, sino también monopolizan una forma de ver la ciudad. Diarios como LVDM ayudan a que al menos el poder simbólico se reparta de mejor manera.
¿Estallido social y pandemia han sido oportunidades para el periodismo local?
El estallido social mostró que el enojo de la gente no era solo contra el Gobierno, sino también con una forma de hacer negocios, un modelo de sociedad. Los medios de comunicación son también parte de eso. Esto quedó más que claro cuando en la Plaza de Maipú los reporteros de los canales grandes tenían que sacarle el logo a los micrófonos para poder hablar con la gente.
Es decir, tuvieron que renunciar momentáneamente a sus marcas para poder ser interlocutores legítimos. Ante el vacío de legitimidad, LVDM fue clave en ese proceso. Esto mismo se dio en otras comunas con medios como el Radar Renca, Radio Presidente Ibáñez de Punta Arenas, Radio Francia, El Quillayino de La Florida, el Regionalista de Antofagasta o el diario Resumen de Concepción, por nombrar a algunos.
¿Qué mensaje le dejas a los lectores de LVDM que te acompañaron durante más de un año?
Puro agradecimiento. El sentido de esta esta entrevista va también por ahí. Sentimos que al menos le debíamos una explicación a nuestra audiencia por este cambio en la conducción del diario.
Tras un año de trabajo, mi socio y yo llegamos a la conclusión de que las diferencias eran más grandes que las coincidencias. Pasa en las bandas de rock, pasa en las selecciones de fútbol, pasa en los medios de comunicación. Tener diferencias es parte de la vida y separar caminos es también parte de la honestidad del trabajo. Ahora devuelvo el proyecto a su dueño original, deseándole toda la suerte al equipo que se queda y agradecido también de quienes se van conmigo a vivir nuevas aventuras.
Es bueno ser transparente con esto, ya que son cosas de las que cuesta hablar, y que luego terminan prestándose para cahuines bajo el principio de que los vacíos de información siempre se llenan con algo, aunque sean mentiras. A pesar de las diferencias, dejar este proyecto pudiendo hablar tranquilamente de ello creo que también marca una diferencia.
Por ahora, seguiré promoviendo el trabajo de los medios locales en Chile y, por supuesto, siendo un buen lector de LVDM.
¿Cómo ves el futuro de LVDM?
El diario ha tenido varias etapas. A mí me tocó dirigir esta última, una muy particular, que tiene que ver con habernos convertido en la principal voz crítica a la administración de la alcaldesa Cathy Barriga, y con muy pocos recursos para hacerlo. No es algo que se pensó así desde un principio, pero a falta de otras voces nos dimos cuenta que alguien debía hacer el trabajo de fiscalizar. Nos veíamos a nosotros mismos como el onceavo concejal.
Un trabajo poco conveniente en lo económico, ya que se cierran muchas puertas de auspicios, pero que la gente entendió y nos pagó con creces, tanto en audiencia como en apoyo. Es más, estoy seguro que durante este año el diario ayudó enormemente a mejorar la gestión municipal, al exponer las falencias que por falta de tiempo o interés los medios grandes no cubren. Incluso hubo gente cercana a la alcaldesa que entendió que un diario como el nuestro era necesario en el ecosistema local.
Sobre el futuro del diario es difícil especular. Yo voy de salida, y obviamente deseo que a LVDM le siga yendo bien. Dicho eso, proyectos así tienen una altísima dependencia de las decisiones editoriales, administrativas y comerciales de sus dueños. Lo que es una enorme presión para quien está a cargo. Lo viví en carne propia, y bien lo sabe Nicolás [Aravena], a quien le tocó cumplir ese rol por más de 14 años y ahora retoma.
¿Para dónde continúas tu carrera, dónde la diriges?
Siempre me he considerado un editor de contenidos. Es donde más cómodo me siento, y desde donde quiero seguir aportando al debate público.