El hambre, la pandemia y el pueblo

Caminar por las calles de Maipú para visitar a las y los vecinos que lo necesitan siempre ha sido difícil en lo emocional.

Y también en el despliegue de los recursos para acudir a su ayuda, esto porque nunca es suficiente. Las necesidades, diferencias e injusticias son muchas desde siempre, pero hoy se ven más acentuadas, porque estas necesidades, diferencias e injusticias se han visibilizado y profundizado con mayor fuerza y claridad con la pandemia del COVID-19.

No es extraño entonces, que las y los vecinos del sector poniente de Maipú salieran a protestar por la falta de ayuda de las autoridades a las necesidades que ha generado la pandemia, o también que viéramos en todos los canales de televisión y redes sociales los enfrentamientos contra carabineros, que no dudaron en utilizar sus juguetes lanzaguas nuevos para reprimir los gritos de lucha de la gente.

Gritos mucho más desgarradores que los de antes, porque esta vez, además de toda la indignación de décadas, hay hambre y miedo.

Esos gritos resuenan fuerte en las casas de Maipú y otras comunas, las casas de familias que fueron golpeadas en sus trabajos por la suspensión laboral y la ley de protección al empleo, o a quienes les da igual la cuarentena porque no hay otra posibilidad que salir a trabajar, protegidos con una mascarilla obligatoria y un salvoconducto.

En este panorama, quienes tenemos cargos de responsabilidad con las vecinas y vecinos debemos estar a la altura del contexto y en absoluto servicio de quienes lo necesitan. Y aun cuando no haya cámaras, aunque no se registre en redes sociales, ni de esta acción resulte un beneficio político, debemos ayudar en lo que podamos, porque la realidad que devela la pandemia se vuelve más indignante después de ver cajas de ayuda con la cara de un diputado, y acciones de sanitización con el logo de la senadora del partido que menos cree en la justicia y equidad social, la UDI.

Ahora bien, contra este cumulo de injusticia no existe otra herramienta mas eficaz que la acción y ayuda del propio pueblo, y con esto no quiero tratar de inventar la rueda ni decir algo novedoso para la galería.

Las ollas comunes, las campañas de recolección y entrega de alimentos e insumos de limpieza y salud han sido la respuesta de la gente ante la descoordinación y desinformación del gobierno, y la farandulización y aprovechamiento político de la autoridad local, demostrando que si el pueblo actúa en coordinación y solidaridad podemos superar las dificultades y negligencias.

En Maipú hay ejemplos de esto y dignos de que se conozcan, la orgánica de 4 Álamos, la organización de los vecinos en el sector poniente de la comuna y la asamblea territorial de las parcelas son agrupaciones de maipucinos que luego de formarse en el estallido social, han respondido con coordinación y solidaridad popular a la pandemia.

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Y lejos de esperar una solución asistencialista que no llega por Instagram, ni en una caja de mercadería, supieron que la respuesta estaba en la comunidad y el apoyo mancomunado.

Además de todos los esfuerzos que el pueblo deberá seguir desplegando para autoayudarse en la pandemia, es necesario que también se apliquen medidas económicas que obliguen a los mas ricos a pagar los costos sociales de las consecuencias del COVID-19, entre ellas el impuesto del 2% sobre el patrimonio del 1% mas rico del país, que el Estado asuma el pago de los salarios de los trabajadores de las pymes, o la no retención del 10% para los trabajadores a honorarios durante el 2020, entre otras medidas. Hoy es cuando Chile necesita de quienes han amasado grandes fortunas en un sistema económico y político que los ha beneficiado durante décadas.

Todos queremos que la palabra hambre no siga calando hondo en las casas de las y los trabajadores, ni en poblaciones y barrios de Maipú u otra comuna, y aunque un gobierno y autoridades a veces sordas, de los gritos desgarradores de hambre y miedo no escuchen o no quieran escuchar, debemos tener siempre presentes que no hay fuerza mas poderosa ante la adversidad que la que nace cuando “el pueblo ayuda al pueblo”.

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