La paciente se trata de Emilia Cifuentes de dos años, quien arribó al Hospital El Carmen de Maipú por un grave cuadro de inflamación aguda multisistémica que comprometía sus órganos y, gracias a la técnica de trasplante de plasmas que aplicó la Unidad de Paciente Crítico (UPCP) junto a la Unidad de Medicina Transfusional (UMT), la menor pudo salvarse de esta mortal enfermedad.
La madre de la niña estaba desesperada: su hija tenía altos grados de fiebre, una enfermedad que deterioraba sus órganos por dentro y había visitado varios centros de salud sin conseguir curar a la menor. “Mi hija estaba con un incendio por dentro y lo único que podían hacer era controlarlo, pero el incendio no se apagaba”, declaró Mery Sepúlveda a El Mercurio.
El cuadro que enfrentaba la pequeña Emilia se trata de una inflamación asociada al Covid-19 que “puede llegar a ser mortal; se produce porque hay una respuesta incontrolada del sistema inmunológico del paciente al virus. El organismo comienza a atacarse a sí mismo y esto afecta al funcionamiento de arterias y órganos como los riñones y el corazón”, indicó el doctor Franco Díaz, intensivista pediátrico de la Unidad de Paciente Crítico (UPCP) del Hospital El Carmen.
Por esta razón, cuando fue diagnosticada e internada en el hospital de Maipú, el personal de salud puso todas sus energías en su recuperación. Primero, aplicaron un tratamiento farmacológico sin mejorías. Luego, buscaron suministrar agentes biológicos, pero no contaban con la inmediatez de los insumos debido a lo cual decidieron ocupar la técnica de la plasmaféresis.
Este tratamiento consiste en «separar el plasma de la sangre, ya que este contiene el componente que causan la inflamación. Luego se repone la sangre, pero con plasma de donante”, según explicó Díaz.
Tras una campaña de la madre por redes sociales habrían llegado 70 donantes, incluso «hasta gente que no conocía” a la familia, según Mery, por lo cual pudieron aplicar efectivamente el tratamiento que al tercer día ya mostraba una gran mejoría, permitiendo al cuarto extubarla y, luego de un mes de rehabilitación, darla de alta.
La satisfacción del equipo es grande: “Son muchas noches sin dormir, mucha energía para sacar adelante a esta pequeña paciente. Ver a sus padres emocionados al recibirla es la mejor retribución”, finalizó el doctor.
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