Son las 19 horas del jueves 31 de julio y el Colegio General San Martin está atiborrado de banderas del Partido por la Democracia (PPD) y no es por que su director, el siempre locuaz Sergio Benvenutto, sea militante de dicha tienda política.
Lo que sucede es que en los próximos minutos, Gabriela Chávez, funcionaria de la salud municipal y dos veces candidata a concejala (en ambas ocasiones perdió), está próxima a ser oficializada como la nueva Presidenta del PPD en nuestra comuna.
Paula Wittig aprovecha la ocasión para decir sus últimas palabras en calidad de presidenta vigente. La profesora en todo este tiempo ha estado alejada de la política, pues ha sido madre y está dichosa con su condición.
Entre los asistentes está el Diputado Pepe Auth y los concejales Carol Bortnick y Carlos Jara. A ellos se suman 61 personas más, que han ido a presenciar el evento. Luis Henríquez “Tino”, será el nuevo tesorero del partido y se ufana del público asistente. “Somos más que 12”, me dice contento. Le recuerdo que la DC en Maipú llevó a más de 800 personas a las urnas, mientras el PPD no alcanzó las 150. Me acusa de amargado… tiene razón.
En la testera se sienta la directiva saliente y la entrante. Chávez habla de un nuevo tiempo en política, de volver a recuperar la mística. Su discurso versa sobre la importancia de dejar atrás los vicios de la política. Ella recuerda a Carolina Tohá, y las causales de que la antigua concertación perdiera el poder en manos de Piñera. Pero a veces, aunque moleste, es bueno que la prensa diga las cosas que nadie dice, Lo que se calla. No han pasado 10 minutos desde que Chávez asumió, cuando un compañero de su mesa me comenta en silencio. “Esta señora es especialista en escaparse con los tarros. Incluso ya fue a pedir aumento de sueldo a la alcaldía. Para ella y el marido”, me cuenta.
De pronto, David González, el ex secretario de Carlos Jara, que hace las veces de conductor de la ceremonia, dice que se hará una excepción. Y del público se para un caballero y agarra el micrófono. “¿Y quien es?” pregunta a coro el público. “Soy el marido de Gabriela”, dice y los suspiros brotan en el partido. El PPD se impregna de amor y él, disfrutando su minuto de gloria, dedica parabienes para su mujer. Luego le entrega un ramo de flores y ambos se funden en un beso de película.
La atmósfera se torna más amorosa cuando Chávez habla de una militante que “dejó los pies en la calle, haciendo campaña pese a estar embarazada”. Es a ella a quien Chávez le entrega las flores que minutos antes su marido le entregó.
Pepe Auth también habla. Discursea largo, y de pronto son varios los militantes que aprovechan de salir a fumarse un cigarro.
La ceremonia, que no contó con la presencia de ningún concejal, ni del Alcalde, a pesar que estaban invitados, recibe la visita de Patricio Chandía y Pedro Salas. El primero es invitado a sentarse entre las autoridades, y se le presenta como Presidente de los Derechos Humanos en Maipú.
El cambio de mando está hecho. Las luces comienzan a apagarse y Tino reparte unos adornos de regalo. Las empanadas comienzan a ser repartidas y los vasos de vino aparecen para calentar la fría noche. El PPD tiene nueva presidenta. Todos parecen estar contentos.