Alfonso Castellano Bello, Foncho para los amigos, tiene 26 años, es miembro del Frente Amplio y militante de Revolución Democrática. Estudia Ingeniería en Control de Gestión de la Universidad de Chile -ad portas de dar su examen de título- y con una vasta trayectoria de organización y trabajo social en espacios estudiantiles, hoy se enfrenta al desafío de llegar al Concejo Municipal de Maipú con sus ideas jóvenes y cargadas de convicción, que nos invita a atrevernos, a perder el miedo.
Alfonso, Foncho como te dicen, cuéntanos: ¿Por qué decidiste ser concejal?
Más que por intereses personales, estoy convencido que desde la colectividad que represento podemos hacer realidad un proyecto transformador para Maipú, nacido desde la juventud y el trabajo en colectivo. Es momento de renovar la política y volver a hacerla cercana, para que se escuchen las urgencias de las y los maipucinos. Enfrentamos el momento histórico más relevante de Chile en los últimos años y si no nos hacemos parte activa, seguiremos sin ser escuchados y perderemos una gran oportunidad.
Además, como maipucino de toda la vida, me ha tocado vivir en carne propia algunas carencias que enfrentamos en la comuna. Por ejemplo, en materia educacional, tuve la experiencia de conocer distintas realidades, algo que me movilizó a no conformarme y decidir involucrarme. Por lo mismo, creyendo en la política como una herramienta de transformación, participé activamente de diferentes espacios organizados. Durante la Universidad dirigí el Centro de Estudiantes de mi carrera, y participé como encargado de Finanzas en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).
En la actualidad, desde todo este aprendizaje, he centrado mi trabajo social y político volcado al territorio que me vió crecer. Quiero ser parte del cambio que le devuelva la dignidad a mis vecinas y vecinos.
Pese a que estamos viviendo un momento de profundo descrédito de la política y los partidos…
No podemos perder la convicción de que la política se trata de mejorar nuestra vida. Lamentablemente, la mayoría de la clase política ha sido secuestrada por mucho tiempo por quienes tienen más billetes, mientras tanto nuestra vida y nuestros derechos sociales se han precarizado. La clase política se ha mirado el ombligo, ha gozado de sus privilegios y se ha desconectado de los territorios ¿Quién podría reprochar que desconfiemos de la política?
Sin embargo, cuando nos restamos de participar, menos pesamos en la decisión final. Esto lo entendí en el movimiento estudiantil. ¿Queremos ser expectantes o ser protagonistas? Si no disputamos el poder, no está garantizado el cambio: es cosa de ver el estallido social, cuando el pueblo se moviliza, participa y propone, Chile cambia; o cuando los vecinos denuncian filtraciones por redes sociales, ahí recién empiezan a escucharlos las autoridades municipales.
En tu slogan llamas a qué Maipú pierda el miedo, ¿miedo a qué?
Antes de todo, mi mensaje es un llamado a atreverse. Entonces, en ese sentido, cuando invito a Maipú a perder el miedo, invito a que se pierda el miedo a no tener una pensión digna, a no tener una educación de calidad, a recibir ataques en los propios hogares, a que el acceso a agua potable sea indigno. No somos libres cuando vivimos con miedo, o cuando las autoridades nos hacen sentir culpables por las injusticias que vivimos.
Y para perder el miedo es necesario que nos empoderemos, alcemos la voz y nos atrevemos a decir basta. Para eso necesitamos trabajo colectivo y participación ciudadana, pero también es fundamental un municipio que apoye nuestra coordinación y nos escuche. Muchas veces las urgencias llevan meses en los barrios y el municipio llega tarde o simplemente no llega, ¿por qué permitimos esto?
La pandemia nos ha dejado varias lecciones. Una es que cuando cooperamos y construimos redes de colaboración, podemos superar las peores dificultades. En definitiva, cuando trabajamos mancomunadamente empezamos a perder el miedo, decimos basta, nos atrevemos y confiamos. Entonces, ¿por qué el municipio no está más comprometido con fortalecer estas redes locales? Esto es parte de lo que quiero defender en el concejo municipal.
¿Qué cambios quieres impulsar una vez seas concejal?
Un concejal cumple tres funciones por ley: promover, normar y fiscalizar.
Yo soy realista y no voy a prometer cosas que no puedo cumplir, pero quiero hacer las cosas de forma diferente. Desde mi disciplina he concluido que necesitamos profesionalizar el trabajo municipal; por ello, mi proyecto tiene una hoja de ruta pensada en 3 pilares:
- Primero, una mayor participación ciudadana, para permitir a grupos organizados, como juntas de vecinos, incidir de manera efectiva en el municipio.
- En segundo lugar, una mejor gestión municipal, que contemple mayor transparencia y fiscalización de los recursos públicos, que nos pertenecen a todas y todos los maipucinos.
- Finalmente, quiero hacer un énfasis en SMAPA, avanzando hacia su recuperación y fortalecimiento, impulsando una reestructuración de la sanitaria para que esta mejore en su calidad de entrega de servicios y su transparencia, en el marco de un plan público de mejora a 8 años.
Todo esto planeo realizarlo a través de indicadores, metas y espacios de retroalimentación con los barrios, esperando contribuir a fortalecer la calidad de la gestión de la concejalía y su vinculación territorial directa.
Y, ¿por qué énfasis en SMAPA?
El derecho al agua de los maipucinos está siendo hipotecada por la gestión actual: hoy SMAPA está en crisis producto de esta gestión, lo que no sólo es un atentado contra el derecho al agua sino también un enorme daño al patrimonio de nuestra comunidad. Es un hecho a la causa que la Contraloría instruyó un sumario a la Municipalidad de Maipú por la ausencia de más de 30 mil millones de pesos en fondos comprometidos y no ejecutados entre 2015-2018 por SMAPA. Cañerías rotas, filtraciones, baja presión, sarro y la nula respuesta frente a las denuncias son la lamentable realidad que vivimos en la comuna.
Pero no podemos conformarnos sólo con ver esa decadencia: debemos perder el miedo a frenar la mala gestión; la crisis de SMAPA es insostenible. Debemos auditar la sanitaria, para construir un plan de desarrollo en conjunto a los barrios y la voz de técnicos y profesionales, pues nadie sobra. Estoy seguro que nuestro municipio puede ser un ejemplo en cuanto administración pública de derechos sociales para el resto del país.
Pese a que te declaras realista, suena un proyecto bastante ambicioso para una concejalía…
Es que mi proyecto de concejalía va de la mano de un proyecto mayor. No podemos hablar de participación ciudadana, gestiones municipales transparentes y la crisis de SMAPA, sin hablar de la alcaldía.
En ese sentido, ¿enlazas tu proyecto a la concejalía con el proyecto a la alcaldía de Tomás Vodanovic?
Por supuesto, con Tomás compartimos un proyecto de renovación del Municipio. Lo que ambos buscamos ofrecer es una alternativa de gestión municipal que tenga en su centro las necesidades de la población, ya sea desde la alcaldía o desde el rol de concejal, en mi caso. Queremos que las cosas se hagan de una manera distinta a la de hoy y sabemos que eso no se puede hacer solos, por lo que tenemos un equipo enorme y muy diverso detrás, que cree firmemente en este proyecto colectivo. Hoy nuestro acento está puesto en que las organizaciones sociales y vecinales sean protagonistas de la toma de decisiones, de la mano con los tiempos de cambio social que vivimos, con un proceso constituyente en marcha, donde los gobiernos locales y la ciudadanía tienen todo que decir.
Foncho, ya finalizando, ¿qué le dirías a alguien que ve con interés tu proyecto, pero no sabe si ir a votar?
Yo diría que una condición necesaria para, efectivamente, cambiar las cosas es que la gente que está descontenta con la política actual muestre ese descontento por medio de la acción: esto se traduce en movilización, debate, pero también votando. Es sumamente importante sacar a aquellos que llevan mucho tiempo en el poder y no han estado dispuestos a hacer cambios significativos para la población. Hoy en día mucha gente no vota porque cree que con su voto no van a cambiar nada, pero eso no es así, cada voto importa y, como en Octubre, podemos seguir haciendo historia para que Maipú sí cambie.