Tres días después de que los locatarios de la feria artesanal de Maipú debieran desalojar las dependencias, 7 de ellos lograron reubicarse en el persa de Manuel Rodríguez, pero ahora están sujetos a un nuevo traslado dado que los dueños del lugar buscan vender el terreno.
El 31 de diciembre se cerraron definitivamente las puertas de la feria artesanal de Maipú. 15 locatarios que llevaban, en el caso de los más antiguos, 30 años trabajando ahí, debieron desalojar todos sus puestos debido al interés de la dueña del terreno de venderlo, de acuerdo con una publicación de La Voz.
Pero el tres de enero, siete locatarios de la ex feria artesanal lograron reubicarse en las dependencias del persa de Maipú ubicado en la calle Manuel Rodríguez 1721, a menos de dos cuadras de donde se alojaba la feria artesanal. El traslado se logró por sus propios medios a través de un contrato con Valeria Durán, una de las cinco personas que son hermanas y dueñas del terreno.
Valeria Durán cuenta que «una amiga me comentó que la dueña del terreno de la feria artesanal iba a vender el lugar y que tendrían que desalojar antes de diciembre. Me preguntó que por qué no iba a hablar con ellos, pero yo no quería nada, solo quería vender este espacio».
«Al poco tiempo, otro amigo me habló y me dijo lo mismo. Después, un locatario de acá me contó que la feria tenía hasta el 31 de diciembre para funcionar. Ahí le dije que les comentara a ellos que vinieran a hablar conmigo. A mi me movió arrendarles un espacio acá el hecho de que son gente mayor. Dónde van a encontrar un lugar, si acá en Chile cuando tu tienes 60 años los bancos ya no te dan crédito», continúa Durán.
De esa manera, el tres de enero lograron reubicarse los siete locatarios que hoy están trabajando activamente en el persa. Solo lograron reubicarse dos personas que ejercen oficios: el sastre y el empastador. El resto de locales venden libros, artículos de tarot, hay una peluquería, tabaquería e inciensos, velas, piercing, ropa americana, joyas de plata y Growshop. El proceso no fue fácil. Debieron mover todos sus productos y vitrinas, limpiar el terreno, hacer conexiones eléctricas, abrir locales que estaban cerrados, arreglar las cortinas metálicas que estaban en desuso e intervenir en la estructura de algunos locales que eran demasiado pequeños para las necesidades de los trabajadores.
«Todo el proceso fue en dos semanas. Yo quedé con contracturas en mi cuerpo. Fue una gran inversión física y económica», dice la dueña del lugar.
Por otra parte, menciona que antes de la llegada de los locatarios de la ex feria, en el persa existían solo tres locales ocupados, los tres son servicios técnicos, y que antes de la pandemia habían otros tres arrendatarios que se fueron del lugar sin pagar sus mensualidades. Por eso, dice Durán, la intención de ella y sus cuatro hermanos es poder vender el terreno. Y agrega que en caso de que llegara la oferta de un comprador, los locatarios serían avisados pertinentemente y se llegaría a un acuerdo para poder esperar una reubicación antes de desalojarlos.
Según Valeria Durán, otras dos personas que trabajaban en la feria quedaron de avisarle en marzo la posibilidad de arrendar un local al persa. «Pero eso va a ser diferente. El precio que yo les cobre a ellos va a ser mayor, porque el que pagan los locatarios de la feria que ya están acá fue por una oferta del momento. Eso no es lo que yo cobro por arriendo de local», aclara Durán.
El persa de Maipú
La historia del persa de Maipú se remonta hace unos 25 años atrás. Los terrenos que existían desde la calle 5 de Abril, hasta Colonia, eran de los abuelos de Valeria Durán. Los hijos de ellos se dividieron los terrenos y el sitio donde hoy se ubica el persa quedó en posesión del padre de Valeria Durán.
Antes de ser un persa, el lugar operaba como una planta de revisión técnica. Luego de eso, el terreno quedó vacío, hasta que un día apareció una persona que se contactó con el padre de Valeria Durán con la intención de comprar el terreno para construir un persa. Pero luego de dos meses, el arrendatario dejó de pagar. El caso se judicializó y llegó a la determinación de que el pago para el dueño del lugar debería hacerse mediante los locales.
Hace unos seis años, Valeria Durán se hizo cargo del persa de Maipú, el que gracias a la llegada de los locatarios de la ex feria artesanal vuelve a cobrar más vida y movimiento. «Desgraciadamente, mi papá falleció hace dos años atrás y fue ahí cuando nosotros decidimos vender este lugar», dice Valeria Durán.
Jazmín Aguilar, CORE que participó en una reunión que hicieron los locatarios de la ex feria antes de ser removidos, comenta que «los trabajadores no tienen respuestas del municipio. Tampoco tienen respuestas del abogado. Están desinformados respecto de qué podrían hacer. Yo generé un link para que ellos tuvieran una reunión hace meses atrás y yo quiero saber qué pasó con esa reunión, porque era la forma que tenía el municipio de enterarse de lo que está pasando. Sin embargo, no se generó una resolución».
Y añade que «yo no adquirí el compromiso de reubicarlos. Es importante transparentar eso. Yo fui con el compromiso de que tuvieran vinculación con el ámbito municipal. Que pudieran entender cuáles eran sus principales demandas y trabajar en conjunto cumpliendo ciertos plazos y compromisos que el municipio podía hacer. El compromiso del Gobierno Regional es buscar los acuerdos y si el municipio buscaba un terreno, ver cómo el Gobierno Regional podía comprometerse para apoyar eso. Pero eso no se generó desde el municipio, eso empieza primero desde el municipio».
Además, dice que otra forma que encontró de apoyarlos es mediante una abogada de su equipo que evaluó el contrato que firmaron con el persa para poder asentarse ahí. «La forma es apoyarlos en seguir buscando una reunión con el municipio para que esta se geste y poder ver lo mejor para todos y todas, puesto que siento que hoy no se sienten tranquilos con la decisión de tomar sus cosas y que nadie les haya dado una respuesta a nivel institucional y tampoco a nivel legal», concluye la CORE.
Desde el municipio, la concejala Elizabeth González, quien también participó de la reunión que se realizó en agosto del 2021, comentó para La Voz que habló con su equipo y no tienen más información que aportar respecto de los locatarios.
El concejal Felipe Farías fue la otra autoridad municipal que participó de la reunión y señaló para este artículo que «desde nuestra concejalía no tenemos mayores antecedentes de los que conocemos. De todas maneras, estamos abiertos a escuchar y dialogar en todas las instancias que sean oportunas. Sabemos que es un lugar histórico y las tradiciones culturales en Maipú tienen que prevalecer siempre».
Andrés Olea, locatario que fue vocero de los trabajadores de la feria en su momento, cerró diciendo que «nosotros estamos pendientes a lo que siempre hemos esperado, antes de que saliéramos de la feria, que es alguna idea, algún soporte en términos de que nos puedan entregar algún predio. No queremos que nos regalen nada. Pero si existe la posibilidad de que nos entreguen un predio para dar continuación a esto sería genial. Así que solo esperamos una ayuda de parte del municipio».