Un par de días antes el helicóptero que pilotaba había capotado en el Lago Ranco y el exPresidente Piñera no había logrado escapar. Cada minuto el rumor de su muerte corrió a la velocidad de la luz. En whatsapp, un audio alertaba que una aeronave había caído al lago, que había alguien que no había logrado salir a la superficie, y que ese alguien era Sebastián Piñera Echeñique.
Los minutos avanzaban rápido para la gente que, a esas horas, veían televisión o colmaban los portales de noticias online. Otros, escuchaban la radio, buscando la confirmación de un golpe, que como toda tragedia, mantiene un componente: son inesperados.
De ahí en más lo que vimos fue hacerse carne esa frase tan nuestra; esa que dice que «no hay muerto malo». Entre Karla Rubilar y Cecilia Pérez, comenzó una soterrada disputa, por ser o por parecer herederas del legado del exMandatario.
Una oda al mal gusto que quedaba más de manifiesto aún ante la familia Piñera Morel, quienes mostraban dolor, acompañados de solemnidad. No es casualidad que en cada una de sus intervenciones, mostraran gratitud con el Presidente Gabriel Boric, quien tuvo muestras de humanidad de sobra.
Y vino el velorio, los programas especiales y el desfile de exAutoridades entregando frases que, dado el contexto, se entienden. Hay un muerto y hay que honrarlo. Uno dijo que era el DaVinci chileno. Otros lo convertían en estadista.
Desde sectores de la antigua concertación recordaban su decisión de apoyar al No. De hecho una figura de la época reconocía que el comando del no le pidió plata a Piñera, en tiempos que acercarse a empresarios era todo un riesgo.
Aparecían las luces de un exMandatario que hizo cosas muy buenas. Porque la porfía al rescatar a los 33 mineros o un manejo de la pandemia que estuvo muy por encima de la media del continente, son casos que permiten ilustrar las mejores facetas de Piñera. Rápido, hábil y corajudo cuando sentía que tenía algo al alcance de la mano.
Agazapada al principio, una izquierda que va desd el PC hasta sectores del Frente Amplio comenzaban a sentirse incómodos con el tenor del entierro. Cuando Boric reconoce que fueron injustos con Piñera en el discurso ofrecido en la Cátedral, la diputada Carmen Hertz no aguantó y tuiteó que las palabras del mandatario iban más allá de lo justo y razonable y esbozó que había negacionismo.
El tuit de Hertz traía a la superficie lo que amplios grupos de gente de gobierno decía en privado. No les gustaba lo que a su juicio era un beatificación del exMandatario.
Más allá de ello. Estos días no parecen el mejor momento para realizar el juicio histórico a Piñera. Fue electo dos veces en condiciones democráticas y tuvo aciertos y errores. En los negocios especuló y jugó siempre al límite de la ley. Y lo sobrepasó varios veces.
Como sea, quizás lo mejor de estos días es que la República emerge y los extremos se ven obligados a limitarse. Porque ayer todos los que fuimos jovenes satanizamos la políticia de los acuerdos de Frei, Lagos, Bachelet y Piñera y hoy, con el país sumido en una crisis de seguridad, comenzamos a añorar esos tiempos en que los partidos podían llegar a principios básicos desde donde construir un Chile un poco más justo.
Texto por Nicolás Aravena – Fotos por: Felipe Sanhueza