A pocos meses de la próxima contienda electoral, rumores de candidaturas han surgido en la mayoría de las comunas “grandes” del país. En Maipú, la disputa por el sillón edilicio es tan evidente, que incluso ya se han anunciado nombres que desean competir ante la posible re-postulación de Cathy Barriga.
Más allá de parecer muestras de ansiedad, estos rumores manifiestan la importancia que tiene nuestra comuna en la configuración del mapa político a nivel nacional, el que, tras el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, arrastra una situación económica en suspenso, la instalación de verdades que no lo son y discursos cargados de discriminación y negacionismo.
Es así que, a nivel local, partidos, movimientos e independientes del Frente Amplio se encuentran ante un cuadro que los obliga a marcar una diferencia. Responder a las expectativas que ha generado el oficialismo con sus #TiemposMejores, es tarea de quienes hoy están en el Gobierno, pero responder a la ciudadanía sin pirotecnia, con responsabilidad y transparencia es casi un deber ético que los nuevos liderazgos han de saber asumir.
Convengamos que para lograr este objetivo ya no basta con robustecer la presencia del conglomerado en el parlamento. Si bien la cámara es la tribuna para marcar agendas y disputar los temas relevantes del país, no es el mejor espacio donde el FA pueda demostrar su capacidad de gobernabilidad. Hoy los gobiernos locales y regionales se constituyen como los principales mediadores entre la ciudadanía y el Estado, ¿por qué no cristalizar desde allí un proyecto de sociedad transformador, que apele al buen vivir de las mayorías y se sustente en criterios de equidad?
Todo eso es posible, siempre y cuando el FA abarque las problemáticas reales de la ciudadanía y se aboque decididamente a derrotar la corrupción, el cohecho y el clientelismo.
Ante el desprestigio que ostenta la actividad política, ponerse a disposición de un proyecto colectivo de esta naturaleza parece una locura, pero es precisamente por eso que se requiere de personas que no sólo compitan por acaparar la atención de la prensa o que tengan deseos de ocupar espacios de poder, sino de aquellos liderazgos capaces de conformar equipos sensibles a la realidad local y que posean el talento para dialogar con todos los actores que permitan mejorar el bienestar de las y los maipucinos.
Recuperar la confianza de quienes poseen como único privilegio su derecho a decidir el destino de su comuna es un deber, sobre todo cuando una gran parte de ésta no se siente representada por el espectáculo, la derecha, ni por los resabios de la ex-Nueva Mayoría.
Por Stefano Baeza, vecino barrio Longitudinal
Coordinador Programa Municipal RD #Maipú2020
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