El artesano y diseñador, Juan Eduardo Cabezas, alias Juan el daltónico, es un Maipucino de 30 años con un notable talento y extravagancia: se dedica al diseño de sombreros.
Con reconocimiento de sus pares, del extranjero, e incluso portada de la exclusiva revista británica «The hat Magazine», Juan el daltónico con trabajos cargados de inspiración y de latinoamérica continúan llamando la atención de todas y todos.
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Juan El Daltónico
El artista del barrio Tres Poniente, ex alumno del Complejo Educacional de Maipú, estudió Arquitectura, carrera que dejó a un lado para dedicar su tiempo y talento a la creación de productos artesanales, desarrollando desde entonces trabajos de moda para revistas, publicidades, vídeos musicales, etc.
¿A qué se debe el pseudónimo ?
Soy Daltónico real, es difícil explicar porque al final todas las personas tenemos percepciones diferentes de los colores. Me di cuenta en el colegio haciendo una tarea en kinder, y en vez de pintar un gato gris, lo teñí de morado. En su momento fue difícil, sobre todo estudiando arquitectura. Me hacía sentir peor que mis compañeros, me costaba el triple.
¿Aún pasa que te haga sentir peor que tus colegas?
No, ahora se transformó en una virtud, porque también es como tener un filtro de Instagram constante, entonces como tú percibes el mundo de otra manera, o literalmente ves el mundo de otra manera, eso igual genera como una estética.
¿Cuál fue el primer hito como Juan el Daltónico?
El terminar haciendo tocados fue super gradual, la cuenta de Instagram la hice de manera privada, para compartir manualidades y creaciones sin ningún otro fin que el personal, pero en esta misma exposición en redes comenzaron a ver y seguir diseñadores, editores de revistas, etc. y ahí fue cuando decidí hacerme un logo y crear esta marca.
¿Siempre estuvo el taller ?
El taller que está en mi casa es una extensión de mi pieza que mis papas me ayudaron adaptar para hacer maquetas de la universidad, pero ahora se transformó en el taller de sombreros. Hoy ya está lleno de maniquíes y muchas cajas.
¿Cómo es tú proceso de creación?
Siempre he dicho que soy mucho más un artesano que diseñador. Yo no estudié diseño, y en arquitectura hay cosas que se parecen, similares, pero me considero más un artesano. Creo yo que un diseñador tiene un método mucho más establecido, ver tendencias, comprar telas al respecto y crean un producto finalmente. En mi caso, según lo que voy encontrando o se me va presentando, voy creando, es mucho más artesanal, por ejemplo ropas viejas, hasta antenas de televisores, todo sirve. De hecho tengo cajas de retazos y objetos.»
¿Hubo espacio para crear durante el encierro y pandemia?
Durante la pandemia y estando en cuarentena realicé un taller para principiantes en la realización de tocados y sombreros. La idea era diseñar un objeto sin tener que salir a comprar materiales para su creación, poder utilizar lo que uno encontrara en la casa. Además si salías, estaba todo cerrado, Rozas e Independencia. Esa ha sido mi ruta, con el «bricolage» que se llama en moda, es como hacer cosas con lo que hay, añadir a la moda objetos que no lo son en su origen.
¿Cómo empezaron las primeras editoriales?
Las primeras veces eran encargos de tíos, conocidos y les cobraba un aporte. Es muy difícil igual eso, uno no sabe cobrar por sus ideas. La primera pega que tuve fue más como por encargo.
Mi primera colección la hice con un diseñador que por ese tiempo estaba en su último año de diseño de vestuario en el Inacap; yo le mandé hacer un pantalón, entonces nos juntamos, me tomó las medidas y vio que yo estaba haciendo todas estas cosas y él justo estaba haciendo su colección para fin de año, entonces me preguntó si me tincaba hacerle sombreros a su colección, un par, «así por si te tinca no más».
Entonces hice varios y a él le gustaron casi todos. Posteriormente lo llamaron para hacer una editorial y me invitó para que también fuera y fue super bacán. De hecho, la publicaron en Galio y ahí fue como «OK parece que tengo dedos para el piano». Ahí recién, en abril de 2016, creo que esto puede resultar, de esto puedo sacar beneficios creativos, económicos y transformarlo en mi trabajo, ahí recién tomé la decisión de seguir creando.
Respecto a las publicaciones de The Hat Magazine y Vogue México, ¿cómo tomas las menciones en destacados medios?
Un honor pues. Aquí en Chile siento que mi trabajo es fácil que destaque porque es siempre bien editorial, ‘raro’ para el público general, entonces es fácil hacer una nota que llame la atención para un medio.
Pero cuando es en otro país, donde no solo estás tratando de que tu trabajo destaque en el medio nacional, donde la mayoría nos conocemos, si no que estás entre toda la región, como Latinoamérica, ahí te das cuenta que real tu trabajo tiene algo, algo más que solo ser el sombrerero medio raro chileno, si no que fue una validación en general a mi trabajo.
Así ha sido las dos veces que he salido en Vogue México o a todo el mundo de sombrereros en el caso de The Hat Magazine
¿Qué consejo o experiencias podrías compartir a colegas creadores, diseñadoras o artesanos?
El mejor consejo que le podría dar a quien quiere crear en o que sea, es que lo hagan ahora. No pierdan tiempo esperando a terminar una carrera, a saber cierta técnica, a tener una idea perfecta, no esperen. El tiempo pasa muy rápido y la mejor forma de aprender es haciendo.
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